Anoche vi un programa periodístico en el que el Sr Voudou, presidente de ANSES, explicaba las razones y bondades del proyecto de ley de estatización de las AFJP.
Me pareció una persona muy preparada y convincente, capaz de persuadir a cualquiera.
Entre otros de sus argumentos, a los que adhiero, dijo que “…hoy, el agua nos llega a los tobillos. No debemos esperar a que nos llegue al cuello…”
Eso debería ser una máxima a seguir por todos los gobiernos, y seguramente así sería si estuviesen (los gobiernos) en manos de verdaderos estadistas. De corazón deseo que, de ahora en más, ese sea el hilo conductor con que rijan nuestros destinos.
Pero esa misma afirmación me dejó una duda.
Si realmente todavía el agua está en los tobillos ¿por qué la premura?
¿Por qué, una vez más, salen con un hecho cuasi consumado? Y digo cuasi consumado, porque seguramente, los bloques de legisladores oficialistas saldrán a defender el proyecto tal como se envió.
¿Por qué no llamar a un debate previo antes de darle forma? Así se evitaría, por ejemplo, la angustia de los afiliados a las AFJP y también de paso, las corridas en la bolsa.
Y ya que hablamos de los afiliados ¿Los habrán consultado antes? Porque, si no me equivoco, ellos son los destinatarios de las bondades del proyecto y de los desvelos de la presidente.
Y, si mal no recuerdo, hace poco menos de un año se les dio la posibilidad de pasar a
¿No será que pensaban en un éxodo masivo y no les salió?
Ahora se contraviene flagrantemente esa decisión, sentando un precedente peligrosísimo. Con criterio parecido, mañana, ante una elección adversa, puede desconocerse su resultado y actuar en consecuencia.