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Eugenia Grandet. De Honore de Balzac
Fantástica recreación de la vida y personalidad de un avaro empedernido.
Llevando una vida casi miserable, a la que condenaba a vivir a su mujer, su
hija y su sirvienta, no dejó de atesorar oro hasta su muerte. Su pasión era la
contemplación del metal. Antes de morir, dijo a su hija y única heredera:
«¡Cuida bien todo! Allá arriba me rendirás cuentas». Su prosa, muy del siglo
XIX, se regodea en descripciones, no solo de los ambientes (que los caracteriza
muy bien, ya sean provincianos o parisinos) sino en las prendas morales de sus
personajes.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
El
tercermundismo. De Carlos Rangel
Ya el prólogo,
de Jean-François Revel, es una auténtica pieza de oratoria, un alegato para la
libertad y contra los “contrabandos ideológicos”, que con el barniz de
conocimiento nos meten ideología o simplemente opinión.
De movida,
nomás, nos espeta el prologuista lo siguiente:
«El objetivo del Tercermundismo es acusar y
si fuere posible destruir las sociedades desarrolladas, no desarrollar las
atrasadas».
¡Contundente! Y
luego:
«Mientras el comunismo sea una fuerza y el
socialismo una idea respetable, no habrá solución de conjunto posible para el
problema del sub-desarrollo».
El mismo Revel,
en su “Introducción”, nos dice:
«Desde el Primer período Colonial Moderno
podemos citar entre las potencias imperiales a dos países, España y Portugal,
quienes durante largo tiempo poseyeron los imperios más extensos y ricos, y que
sin embargo, entre todos los países de Europa Occidental, han sido los que han
tenido el desarrollo más tardío y más débil. A la inversa, Alemania ejemplo
cásico de país sin imperio significativo, comenzó a sobrepasar a Inglaterra, ya
a fines del siglo pasado. “El tercermundismo” replicará que no hacía falta
poseer colonias directamente para que países como Alemania, Suecia o Suiza
“saquearan” al futuro Tercer Mundo de sus riquezas, mediante el mecanismo de la
disparidad de los términos del intercambio. Pero con ello caemos en la historia
del huevo y la gallina: ¿Cuál de los dos fenómenos precede al otro? Sin
capitales, sin materias primas y sin energía no hay desarrollo industrial
posible. Pero sin desarrollo industrial, las materias primas y la energía no
tienen ninguna salida, ningún uso, ningún valor. Y no olvidemos que el primer
auge industrial de Europa estuvo basado sobre el carbón, extraído de su propio
suelo».
Este libro,
escrito en 1982, es de una contundencia argumental, que uno no puede menos que
preguntarse cómo es que tiene tanta prensa la izquierda con sus trasnochadas
propuestas.
Y los argumentos
no son solo teóricos, sino que están respaldados por la experiencia empírica
que, una y otra vez, demuestra no solo el fracaso económico y la miseria a que se
condena a los pueblos bajo estos regímenes, sino también la infaltable
tendencia a la supresión de libertades, la concentración del poder, el
personalismo y el despotismo.
En esos países
«…hallamos los rasgos ya consabidos de una
dictadura totalitaria asentada sobre un aparato militar hipertrofiado y una policía
política omnipresente; el sometimiento compulsivo a una ideología estrecha,
anquilosada y repelente; la economía larga en promesas y corta en
realizaciones; el cierre de las fronteras para evitar el éxodo en masa de la
población».
Por el
contrario,
«¿Qué ha sucedido, entretanto, con el
“podrido” capitalismo? Contra todas las predicciones, no ha cesado de
funcionar».
Cuando se
pregunta ¿Qué es el socialismo? Nos dice:
«Entre los componentes persistentes del
pensamiento y del sentimiento socialistas está la convicción de que existe una
contradicción insoluble entre los intereses de la colectividad y el egoísmo de
los particulares. Hay una distancia muy corta y muy fácilmente franqueada entre
esa idea y la de la encarnación de la colectividad en el Estado, al cual se
supone con ligereza impersonal, desinteresado, virtuoso y forzosamente
preocupado por el bien general, en contraste con el egoísmo natural de los
seres humanos de carne y hueso. Desafortunadamente las prácticas políticas que
se han cobijado bajo el calificativo de "socialistas" han estado muy
alejadas de las esperanzas puestas en la ilusión del Estado sobrehumano. Esto
está claro en los países donde imperan regímenes inspirados en ese
"Socialismo perfecto" que es el Marxismo-Leninismo; y más dolorosamente
todavía en el llamado Tercer Mundo, donde cada grupo que asalta el poder y se
dedica a oprimir a la población y a arruinar la economía encuentra provechoso
hacerlo en nombre del Socialismo».
Destaca la
enorme similitud entre fascismo y socialismo, siendo ambos “obreristas” y
enemigos mortales del liberalismo capitalista. Donde quiera que estas ideas
triunfen y tomen el poder, los resultados son similares. No son polos
ideológicos opuestos, sino “hermanos enemigos”, según palabras del autor, quien
afirma que la diferencia es que el fascismo no cree que el motor del cambio sea
la lucha de clases sino el nacionalismo y el racismo, pero ambos comparten la
vocación expansionista.
«En el choque eterno entre el bien y el
mal, el marxista, con solo serlo, se ubica del lado de los ángeles».
Frases de tanta
elocuencia, son abundantes en esta verdadera obra de arte.
Hago una última
cita, sabiendo que queda muchísimo por comentar, por lo que recomiendo su
fascinante lectura:
«Tanto Alemania como Japón intentaron y
lograron efímeramente la construcción de imperios coloniales; pero derrotados
en guerras y despojados de sus conquistas, quedaron desde 1945 no solo privados
de su dominio sobre otros pueblos, sino devastados, ocupados, amputados
territorialmente. Y sin embargo, por sus cualidades intrínsecas y por haberse
desenvuelto a partir de entonces dentro de una economía de mercado digna de ese
nombre, lograron su mayor crecimiento económico justamente después de esas
catástrofes, comparables o peores que casi cualquiera de las conocidas por
otros pueblos a través de la historia».
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Dios en el laberinto. De Juan josé Sebreli
Vastísimo análisis de las cuestiones relacionadas con la existencia de
Dios que, desde el principio de la humanidad, desvelan al hombre. Es algo
extenso e intenso por momentos para quien no tiene gran formación filosófica.
Ello lleva a perderse en estos meandros del razonamiento y de las citas a
tantos y tantos autores. No obstante, es muy jugoso por momentos en los que
hace reflexiones muy agudas.
Menciono solo algunos de sus pensamientos.:
Los dogmas
afirman lo que no se puede demostrar.
Eutanasia,
divorcio, orientación sexual y aborto son libertades individuales básicas para
usar nuestro propio cuerpo.
El hombre tiende
más a la dependencia que a la libertad. Obedecer no exige pensar mucho; es la
tiranía sutil de la costumbre.
Los libros
sagrados incitan a la violencia. Jehová era cruel, vengativo, y ególatra.
Tiende trampas a los mortales para castigarlos.
El antiguo
testamento propició la discriminación, persecución y exterminio por parte de
los judíos y luego se les volvió en contra.
Perón y
Montoneros: equívoca alianza de engañadores engañados.
La lógica
aconseja optar por el argumento que tenga el menor número de incógnitas, y por
eso es preferible admitir el misterio del universo y detenerse ahí sin ir a
buscar el misterio de Dios, que no explica el misterio inicial sino que lo
sustituye por otro.
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La vuelta al mundo en 80
días. De Julio Verne
Fantástica novela de aventuras con una caracterización del caballero
inglés con la particular mirada de un francés, que es, además, un genio como
Verne. Nos lleva de la mano a dar la vuelta al mundo y –sin descuidar el
tratamiento de la trama de la novela, por demás interesante– nos describe con
detalles, no siempre veraces pero sí cautivantes, el paisaje, las costumbres,
la fauna y los personajes de los variados países y continentes que recorre en
su loca apuesta este circunspecto gentleman.
Hay que ubicarse en la época en que fue escrito para tener una idea del impacto
que pudo provocar entre los sorprendidos lectores de entonces. Hoy en día, esos
paisajes, fauna y costumbres son cotidianos en nuestras pantallas, pero el
público del siglo XIX, seguramente ignoraba mayoritariamente esas cuestiones. A
pesar de haberla leído anteriormente, de haber visto la extraordinaria película
protagonizada por David Niven e Shirley Mac Laine y por ello estar en
conocimiento del final de la historia, uno no deja de sufrir y asombrase con
los peligros que acechan a sus personajes durante la desmesurada travesía. El
autor nos regala pasajes memorables que sería largo reproducir, pero me quedo
con este breve diálogo que pinta cómo ve un francés a un flemático gentleman inglés.
«–Pero, ¡es usted
un hombre de buen corazón!– dijo sir Francis Cromarty.
–Algunas veces–
respondió simplemente Phileas Fogg–: cuando tengo tiempo».
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El mar que nos trajo. De Griselda Gambaro
Conmovedora y tierna historia de migrantes. Contada con sencillez, nos
permite imaginar un poco las historias, nostalgias y extrañamientos de nuestros
padres o abuelos. Lo poco o mucho que dejaron allá y lo poco o mucho que
lograron aquí, con sus enormes sacrificios y penurias en un país que, si bien
les abrió una puerta a una realidad con límites desmesurados, también es cierto
que nada les regaló. Y si algunos apenas superaron aquella pobreza que los
expulsó de su tierra natal, también es cierto que algunos lograron “hacer la
América”; pero, ni aún estos, cumplieron ese sueño inicial de lograrlo para
volver a su querida y lejana Patria.
Tiene, además, un final inesperado y conmovedor. ¡No dejen de leerlo!
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El estallido del populismo.
De Álvaro Vargas Llosa
(Coordinador)
Se trata de una serie de artículos, referidos a distintos países en los
que impera el populismo o, al menos, se corre el peligro de caer en su trama
letal. Contiene interesantes definiciones y ejemplos acerca del tema, pero cae
en detalles que solo pueden ser interesantes o aún comprensibles, para los
avezados en economía o bien para el lector del país en cuestión.
Luego de la introducción, a cargo de Mario Vargas Llosa, el coordinador
escribe un artículo dedicado al populismo de Trump en USA, y luego una serie de
autores escriben acerca de muchos países de América Latina y de Europa. Todos
muy interesantes y con conocimiento crítico de sus respectivos países.
Algunos párrafos para destacar.:
«¿Qué es el
populismo? Ante todo, la política irresponsable y demagógica de unos
gobernantes que no vacilan en sacrificar el futuro de una sociedad por un
presente efímero. En el tercer mundo, viene disfrazado de progresismo». Mario
Vargas Llosa.
Yoani Sánchez, una conocida bloguera de Cuba, es la responsable de las
dos siguientes reflexiones
«Al binomio de
una conquista irrenunciable y de un líder indiscutible, se le sumó la amenaza
de un enemigo externo para completar la santísima trinidad del populismo
revolucionario».
«Como todo
populismo que llega al poder, necesitaba además, moldear conciencias, imponer
su propia visión de la historia y sacar de los laboratorios docentes un
individuo que aplaudiera mucho y cuestionara poco».
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El cartero de Neruda. De Antonio Skármeta.
Exquisita ficción ambientada en Chile de los tempranos 70. Es la historia
de Mario, un cartero con ansias de poeta que admira a Neruda pero está asimismo
obsesivamente enamorado de Beatriz, la hija de la concesionaria de la fonda de
un pueblo de pescadores, cercano a la vivienda del vate. Mario recurre a los
buenos oficios del poeta y, sobre todo al encanto de la poesía para conquistar
a su amada. ¡Y vaya si lo consigue! La madre de la niña, poseedora de una
sabiduría a toda prueba le había dicho: «Mijita, no me cuente más, estamos
frente a un caso muy peligroso. Todos los hombres que primero tocan con la
palabra, después llegan más lejos con las manos».
Es enternecedora la escena en que Mario acude a la fonda con Neruda para
que vea al objeto de su obsesión con el fin de inspirarse para un poema que le
dedicaría a la niña. La impresión que le causa al poeta es tan profunda, y el
autor tan maquiavélicamente inspirado, no necesita decirlo; cuando Beatriz se
acerca a la mesa y pregunta a Mario qué desea servirse, este se queda callado,
impactado por su presencia. Cansada de esperar, Beatriz repite la pregunta a
Neruda y este, ten impactado como Mario, responde: “Lo mismo que él”.
También es deslumbrante la descripción que hace de su belleza; solo cito
una pequeña frase: «Poseedora de una cintura de esas que se cogen para bailar
tango hasta que la madrugada y el vino se agotan».
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Trafalgar. De Benito Pérez Galdós.
A este libro, tan rotundo y fascinante, volví a leerlo después de 5 años
y me pareció tan bueno como la primera vez.
El autor retrata la famosa batalla desde la óptica de un chico de 15
años, bisoño en estas lides, que, como paje de un viejo marino, se embarca en
tamaña aventura como es la participación en la Batalla Naval de Trafalgar. Pero
no es solo eso el contenido de la obra. Ese muchacho, ya devenido anciano, es
el narrador que el autor elige para contar la historia. En muchas ocasiones,
ese narrador, reflexiona acerca de las dudas, temores, amores e ideales de
aquella lejana juventud, con una fina sensibilidad y nostalgia que envuelven al
lector en una atmósfera tan intimista, que no puede uno dejar de retrotraerse a
similares momentos de su propia adolescencia. Aunque, desde luego pocos han
transitado situaciones tan críticas y dramáticas como el narrador de la
historia.
La obra se lee con la facilidad y encanto que solo un gran autor nos
puede obsequiar. Tiene un lenguaje sencillo, cargado de términos náuticos que,
a pesar de no conocerlos, uno entiende en todo momento el mensaje de Pérez
Galdós. De todos modos, para quien se interese en conocerlos, hay al final un
glosario explicativo. También hay numeras citas, al menos en esta edición, que
nos ubican en el contexto histórico en que se desarrollan los hechos.
La novela no solo abarca la Batalla de Trafalgar, sino que el narrador
nos cuenta su triste historia desde la infancia. Siendo huérfano a temprana
edad, entra al servicio, como paje de una familia noble, donde el padre es el
marino retirado que antes mencioné. La descripción de la familia, compuesta por
el marino de marras, su mujer y una hija de la misma edad del muchacho (su amor
imposible), es absolutamente convincente, con las quejas permanentes de la
mujer hacia la guerra, ese monstruo que mutila, mata y enloquece a maridos,
prometidos, hijos y criados y que, sin embargo se rinden apasionadamente a su
embrujo, con la pasión de las grandes causas del país y del rey.
No se conforma Pérez Galdós con contarnos las historias que he
mencionado; por boca de su narrador, hace certeras y conmovedoras reflexiones
acerca de la guerra, de la solidaridad entre soldados que, momentos antes se
mataban con ahínco y, luego de cesado el fuego, se asisten mutuamente ante la
adversidad de un mar inclemente.
La novela intercala personajes ficticios con reales, y a estos los
retrata de una manera tal que los textos de historia difícilmente puedan
describir con mayor poder de convicción.
Cito:
«En honor del
pueblo de Cádiz, debo decir que jamás vecindario alguno ha tomado con tanto
empeño el auxilio de los heridos, no distinguiendo entre nacionales y enemigos,
antes bien, equiparando a todos bajo el amplio pabellón de la caridad.
Collingwood consignó en sus memorias esta generosidad de mis paisanos. Quizá la
magnitud del desastre apagó todos los resentimientos. ¿No es triste considerar
que solo la desgracia hace a los hombres hermanos?»