Vemos a diario en las redes sociales que se insulta y descalifica en las discusiones sin recurrir a la argumentación. Es así que, de un lado rápidamente se recurre a algunos de los siguientes calificativos: negro de m…ala entraña, cabecita negra, choripanero o planero, con una facilidad que asombra. Y no se duda en crear el estereotipo de que todo el mundo del otro lado de la grieta es un descerebrado y/o corrupto de siete suelas para poder así cohonestar su posición.
De la otra orilla, por su parte, se (des) califica con alguno de los siguientes epítetos: cipayo, oligarca, neoliberal, gorila, vendepatria, etc. Y el estereotipo que se construye es el de un ricachón con los colmillos chorreando sangre de explotados proletarios, gozando de su sufrimiento y deseando verlos cada vez más sumergidos (si son morochos, mejor).
Estas conductas, tan generalizadas en las redes obedecen, creo yo, a que para argumentar se requiere leer, estudiar, comparar, etc., que es siempre un esfuerzo intelectual mayor que simplemente hacer acopio de insultos y rótulos.
Y todo ello es causa y agravamiento de la famosa grieta, o como se la quiera llamar. Desde luego que no es lo mismo oír alguna de estas agresiones verbales en doña Paca de la otra cuadra, que de la boca de un funcionario más o menos encumbrado. A doña Paca le podemos perdonar o pasar por alto estos desafueros verbales de un signo o del contrario; pero el caso de los funcionarios es siempre de una gravedad mayor. La actitud de la vecina suele ser la consecuencia de las actitudes de los dirigentes.
No recuerdo ninguna actitud de fomento de la grieta por medio de la descalificación, por parte de funcionarios de los gobiernos de Alfonsín, De La Rúa o Macri, para solo mencionar los no peronistas desde la recuperación de la democracia.
Pero sí recuerdo a un Jefe de Gabinete del/la entonces presidente decir que: «De un lado estamos quienes defendemos el modelo nacional y popular de defensa de la industria nacional, bla bla bla; y del otro están los enemigos del país» (no es textual sino lo que recuerdo). También recuerdo a un destacado líder piquetero que agredió a golpes a manifestantes opositores y al día siguiente compartía el palco oficial con el/la primer/a mandatario/a y ninguna señal de reprobación. Y, más recientemente, una funcionaria que nada dijo acerca de los desafueros –propiciados desde la Casa Rosada– en oportunidad del sepelio de Maradona, pero que, refiriéndose a quienes no estaban de acuerdo con la cuarentena, decía que los quería ver presos y que se podían meter el barbijo en el ort… Si estas actitudes no fomentan la grieta, sería bueno que me dijesen qué cosa sí la fomenta.
Y también quisiera detenerme en quién fue el que tiró la primera piedra. Difícil saberlo, pero recuerdo: en los lejanos días de la primera década peronista, allá por los 50 del siglo pasado, no había oposición posible que pudiera manifestarse; estaba prohibido a cualquier partido, que no fuera el oficial, expresarse por radio; se expropió el principal diario opositor y a los restantes se les restringió la cuota diaria de papel; se desaforó y encarceló al diputado Balbín, por “desacato”, pero hoy mantenemos a una vicepresidente con numerosas causas penales y no se la desafuera para que enfrente esos juicios. También tuvimos a un senador con sentencia en al menos dos instancias pero se esperaba a que la Corte se expida definitivamente. Solo la muerte pudo extinguir la causa.
Las varas con que se mide, suelen ser elásticas o flexibles.
¿Aprenderemos algún día a discutir con argumentos sin descalificar al oponente? ¿Aprenderemos que quienes no opinan como nosotros puede que tengan algo de razón y que sus argumentos nos pueden enriquecer? ¿Aprenderemos que unos y otros son argentinos para los que también hay que gobernar y respetar?
Creo que no llegaré a verlo.
1 comentario:
Mirta nos dijo:Muy interesante! Como siempre.
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