viernes, 19 de septiembre de 2025

La batalla cultural

Hace unos años leí una nota muy interesante que trataré de reproducir como la recuerdo, por lo que no es textual ni el nombre de los protagonistas es el real.

Se trataba de un intelectual liberal y de un empresario –muy emprendedor, por cierto– que, habiendo leído a este intelectual, se convenció de sus ideas. En adelante, para no reiterar términos, al intelectual lo llamaremos «Juan» y al empresario «Pedro».
Por ese motivo, Pedro se reunió con Juan y, luego de algunas charlas muy instructivas decidió lanzarse a la lucha política para impulsar esas ideas que consideraba positivas para el conjunto de la sociedad.
Al conocer esa decisión, Juan le dijo que no perdiera el tiempo. Con mucho esfuerzo y una cuota de suerte, tal vez lograría llegar al gobierno, pero que de poco serviría si no había un convencimiento y consenso generalizado de la población. En tal caso, el fracaso sería previsible porque, cualquier sacrificio que demandase la transición, no sería tolerado por el electorado y el derrumbe sería inevitable con nefastas consecuencias. En efecto, no solo por el fracaso en sí, sino por el desprestigio de las ideas. Ese fracaso sería, en la opinión pública, imputable a esas políticas liberales. Y ese retroceso sería el entierro, por muchos años, de esas ideas. Lo sensato, para Juan sería dar la «batalla cultural» , hoy tan famosa y mentada.

Está claro que la opinión pública está, aún, muy lejos de abrazar mayoritariamente estas ideas. El voto al actual gobierno no fue por convencimiento sino por repudio al estrepitoso fracaso del anterior.
Los sabios conceptos los de Juan, palpables en estos días. La debilidad legislativa, que parecía no ser tan importante, y de hecho no lo fue en un principio, hoy se muestra implacable y absolutamente decidida al derrumbe de nuestro actual gobierno. Y esa furibunda arremetida no es por mal desempeño del Ejecutivo ni por el fracaso de sus políticas, sino todo lo contrario. Al advertir el éxito de estas medidas, la clase política vio con claridad cómo peligraba su permanencia y utilizó todos los recursos a su alcance con medios legales y de los otros en su arremetida.
Estamos a las puertas de un nuevo retroceso que, esta vez, no sabemos cuán profundo puede llegar a ser. Los que tenemos más años de lo que quisiéramos, ya estamos acostumbrados esta clase de tragedias e intentaremos una vez más, tratar de sobrellevarla.
¡Qué estrepitoso fracaso como generación le legamos a nuestros nietos!


La batalla cultural

Hace unos años leí una nota muy interesante que trataré de reproducir como la recuerdo, por lo que no es textual ni el nombre de los protago...