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Hace unos meses comenté en este mismo blog (24/11/17) el
libro de Ayn Rand donde, en una serie de conferencias de la autora y de Nathaniel
Branden, desarrollan la idea que da título a la obra y a esta entrada del blog.
Como acostumbro hacer cuando leo un libro tan
conceptuoso y rico en reflexiones, suelo volver a él para repasar algunos
conceptos. Y también recurro a Internet, para leer otros comentarios acerca de la
obra.
Y me topé con un artículo de hace dos años en Página/12 firmado por Norberto Galasso
que me dejó patidifuso. Porque, aún sabiendo el sesgo del pasquín en cuestión,
no dejaron de sorprenderme los niveles de ignorancia o tergiversación a que
pueden llegar (son los mismos que pregonan la frase: “Clarín miente”).
En uno de sus primeros párrafos, el firmante habla de «José
Pablo Feinmann y otros intelectuales prestigiosos de la Argentina». Poco prestigioso
me merece quien afirmó, muy convencido, que los hombres que odian a Cristina, la
odian porque la desean y no la pueden conquistar…
Y luego el columnista se dedica a denostar, con poco
plausibles argumentos, la figura de Mauricio Macri y la obra de Ayn Rand que
estamos comentando. Comienza sus diatribas dando a entender que podría ser
sorprendente que el entonces candidato pudiera estar leyendo un libro. Y el
libro que encontraron en manos de Macri era nada menos que La virtud del egoísmo.
Aún antes de saber de qué se trata el libro, ya hace
conjeturas acerca los valores de la cooperación, de la familia y la amistad,
como si el libro en cuestión negara estos valores y, aún si así fuese, está
prejuzgando que el candidato lo lee con entusiasmo y que adhiere a tan
deleznables conceptos como imagina que contiene el libro.
Suelta luego una serie de inconsistencias sugiriendo
que “los gobiernos oligárquicos” se nutren de las teorías de la autora. Y llega
al colmo de felicitarse porque
- «Tomé el libro y lo arrojé al medio de la calle. Y eso me reanimó, esa actitud –bárbara diría un Sarmientito– me justificó en mi posición en contra del PRO y de Cambiemos…».
Tirar un libro porque no se concuerda con él
es, efectivamente, una actitud bárbara como diría el Gran Sarmiento. En todo
caso, lo que debería hacer es intentar rebatir los prolijos y racionales
argumentos que la autora vuelca en este libro (que no es su obra más famosa,
como sugiere el columnista).
Y, si va a posicionarse contra el PRO y Cambiemos, cuyo
derecho a hacerlo es incuestionable, prudente sería que antes de escribir
tantas sandeces juntas, utilizara argumentos un poco más inteligentes. Pero, si
admira a J P Feinman y escribe en pasquines de esa categoría, no podemos
pretender algo mejor.
Cito algunos conceptos del libro:
Cito algunos conceptos del libro:
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“Al igual que cualquier otro valor, el amor
no es una cantidad estática, disponible que puede ser dividida, sino una
respuesta ilimitada y existente que debe ser ganada”.
“Ni la riqueza ni los empleos ni ningún
valor humano existen en una cantidad dada, limitada y estática. Los beneficios
deben producirse y la ganancia de uno no significa la pérdida de otro”.
“La mejor prueba de la superioridad del
capitalismo son los dos ‘berlines’“.
“El socialismo es la creación de
intelectuales arrogantes que pretenden saber mejor que los individuos lo que
les conviene”.
“Hay dos clases de violadores de los
derechos; los criminales y los gobiernos”.
“Cuando se declaran ‘derechos’ hay que preguntar
para quién y a costa de quién”.
“El gobierno de USA fue instituido para
proteger a los individuos de los criminales y la Constitución fue redactada
para proteger a los hombres del gobierno”.
“Los Padres Fundadores de USA establecieron
que la Constitución garantizaría el ‘derecho del individuo a la búsqueda de la felicidad’ y no a que
otros se la proporcionen”.
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