domingo, 17 de mayo de 2020

Pino Hachado

Por Marta Tomihisa

Hace unos años ya, fui invitada a conocer Horses and Huskies, un refugio de montaña ubicado en la localidad patagónica de Pino Hachado, en la provincia de Neuquén a pocos kilómetros del límite con Chile.
Una querida amiga me hizo esta invitación, porque era la tía de Hernán Alejandro Cipriani, el dueño de este sitio, a quien yo ya conocía desde su niñez.
Ella me aseguró con verdadero entusiasmo, que sería una experiencia digna de recordar. Como verán, no se equivocó en absoluto…
Este hospedaje se halla a unos 300 km de la capital neuquina, por un sendero sinuoso de una zona despoblada con profundos desniveles, subiendo una cuesta agreste, circundado por las fabulosas cumbres de nuestra cordillera. Viajamos en un auto alquilado y llegamos a media mañana, siendo recibidos por su dueño, quien con absoluta calidez nos abrió la tranquera seguido por sus perros. Hernán es un hombre de mediana estatura, contextura musculosa, ojos transparentes, cabello aclarado por el sol y voz exultante de entusiasmo cuando se trata de describir ese entorno, su hogar, del que es su hacedor…  
Luego de los saludos pertinentes, entramos a la cabaña principal, su obra maestra, en donde nos hospedaríamos. Aunque ya había construido otra más pequeña en el predio, en la que suele alojar a los escasos turistas que deambulan hacia la cordillera. Pero como nosotros éramos invitados por el dueño de casa, tuvimos la oportunidad de residir en esa fabulosa cabaña, en la que Hernán vive con su familia.
Sin lujos, pero con absoluta originalidad, se yergue en sus dos pisos con paneles de madera que dividen los ambientes, pieles de ovejas sobre los bancos hechos de troncos, ventanales generosos que permiten admirar el fabuloso entorno montañoso y dejan que el sol entibie, iluminando esa espaciosa sala de estar,
junto a la estufa de leña. En la planta alta se hallan los dormitorios. Se abastece con el agua del deshielo, con un caño emplazado en el ascenso rocoso que baja desde la montaña hacia la cabaña, con la que puede cocinar y utilizar sus sanitarios. Los baños construidos con tanta originalidad, que no me había percatado de que sus lavatorios eran baldes de albañil…
Luego de recorrer el lugar, gratamente sorprendidos, nos enteramos de que Hernán además ha construido con sus habilidosas manos, trineos para pasear sobre la nieve tirados por sus perros, lo cual es otra alternativa original que los turistas pueden disfrutar…
Por la noche, nos sentamos a conversar con el hacedor de esta maravilla, mientras contemplábamos un cielo tan azul y estrellado, como jamás pude imaginar. Recordó que años atrás, había decidido dejar el conurbano bonaerense para abrirse paso en este recóndito sitio de la tierra. Llegó con una carpa, luego de tener una charla con la administración neuquina, quien accedió a que se instalara aquí a cambio de crear una oferta hotelera, que pudiera servir de refugio a los viajantes que pasan rumbo a Chile y viceversa.
  Fueron muy duros esos primeros tiempos, mientras construía esta cabaña con sus propias manos, durmiendo en una carpa y soportando nieve y viento en un clima bajo cero. Recién cuando la terminó, trajo a su familia, mujer y dos hijos varones.
 Su fuerza de voluntad, su pasión inquebrantable por este paraje en absoluta soledad, pudieron más que las inclemencias del tiempo, avivaron su entusiasmo como una llama prendida, que da calor y alienta la vida…
Recuerda que una noche, salió a contemplar el cielo plagado de estrellas, de
intensa luminosidad como ya no se divisan en ninguna ciudad y vio un par de ojitos brillantes que se asomaban entre las penumbras y supo que no estaba tan solo…Algunos zorritos curiosos habían venido a acompañarlo, asombrados por este pacífico ser humano, quien subsistía con tanto respeto, en este espacio singular impregnado de tanta majestuosidad.
Fue quizás en ese instante, cuando Hernán comprendió que aquí estaba todo lo 
que anhelaba hallar, para convertir definitivamente sus sueños en realidad…
Solo permanecimos un par de días, compartiendo la mesa, entre mates y deliciosas tortas fritas hechas por el dueño de casa. Mientras contemplamos la nieve cubriendo las montañas, escuchábamos de vez en cuando el graznido de un ave de paso irrumpiendo el silencio, volando bajo sobre la armonía que la naturaleza le permite disfrutar en toda su inmensidad, hacia la imponente cadena montañosa y nevada de los Andes…
Al dejar ese refugio de montaña, tuve la sensación de haber estado muy cerca del cielo, en ese extremo del territorio en donde solo se puede oír el canto de un pájaro o el sonido del agua, cayendo por la montaña para irrumpir en el silencio y exaltar lo que la naturaleza resguarda, cuando realmente somos capaces de habitar un remanso en paz…
Pino Hachado ha sido una prueba exclusiva para mis neuronas, que intentan descifrar ese desafío del ser humano, que un día se atrevió a irrumpir en un sitio tan exclusivo del planeta, para sobrevivir y merecer esa oportunidad, en donde le ha sido posible convertir su extraordinario sueño en realidad…
Hernán Alejandro Cipriani sigue viviendo allí; a quienes han leído esta nota los invito a conocerlo, para que durante los días que compartan con él sean dignos
de descubrir tantas maravillas, mientras disfrutan del privilegio de respirar aire puro, en pleno Paraíso…

5 comentarios:

Charles dijo...

Elsa nos dijo: Qué maravilla! para privilegiados que han sabido elegir el mejor lugar del mundo.
Gracias por compartir tan gratos recuerdos.

Charles dijo...

Mirta nos dijo: GRACIAS! me encanto como si hubiese estado alli.

PATO dijo...

Me has hecho un regalo maravilloso. Gracias y abrazo para todos.

Unknown dijo...

Un lugar para conocer!!!

Charles dijo...

Lucas nos dijo: Qué lindo relato Marta! Anécdotas que se graban y no sólo cuentan sino que dan vida a la historia.

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