El poco excepcional modelo escandinavo. De Nima Sanandaji
Interesante ensayo que desmitifica el delirio –con que las izquierdas progres se babosean– de que el modelo socialista funciona bien y dan como ejemplo a los países escandinavos. El ensayo es algo reiterativo, lo que le quita cierto atractivo, pero muestra en forma contundente que el esquema del Estado de bienestar, los impuestos altos y el “Estado presente” no son las causas del desarrollo económico y humano de estos países. No solo no son las causas, sino que han provocado un virtual estancamiento y decadencia cuando se aplicó a partir de la segunda mitad del siglo XX. Ellos fueron prósperos antes de aplicar estas políticas y su crecimiento notable se estancó especialmente desde que comenzaron a implementarlas en las décadas de los 70 hasta los 90, para luego de retroceder en esta forma de manejar la economía y recuperar la buena senda. No solo los subsidios y altos impuestos estancan la economía, con la consecuencia de aumento de la pobreza, sino que desincentivan el espíritu emprendedor y la cultura del trabajo. Fueron prósperos con políticas liberales, y también fueron de las sociedades más igualitarias de su época.
Cito, por la contundencia de sus argumentos, partes del prólogo de Mauricio Rojas, Profesor Asociado de Historia Económica de la Universidad de Lund (Suecia) y Senior Fellow de la Fundación para el Progreso (FPP).
Los países nórdicos se han transformado en la última gran utopía socialista. No los países reales, sino un mito construido a partir de la distancia y la ignorancia. Se trataría de sociedades donde un gran Estado ha creado una asombrosa combinación de prosperidad económica, paz social, igualdad y democracia. [...] Ese es el sueño de un socialismo que se declara moderado, amable y democrático, a diferencia de aquellas variantes radicales y totalitarias propugnadas por el movimiento comunista y hechas realidad en lo que fue el bloque soviético o la China de Mao. [...]
El periodo comparativamente más exitoso en la vida económica de esos países se registra a partir de los tres decenios finales del siglo XIX y llega hasta mediados del siglo XX, es decir, cuando los Estados nórdicos eran muy pequeños en términos tanto absolutos como relativos. [...] es justamente durante este período caracterizado por un Estado limitado cuando los países escandinavos ocupan una posición muy destacada en cuanto al crecimiento de su ingreso per capita, con Suecia ocupando el primer lugar entre todas las naciones avanzadas. [...]
Todo este relato histórico es lo que se callan o ignoran los proponentes de la utopía estatista nórdica. [...] Por doquier se ha difundido ese mito del exitoso socialismo nórdico que debe ser desmontado para que otros pueblos no se dejen conducir por un camino que, como ocurrió en los propios países nórdicos, debilita las fuentes del verdadero progreso.
Y ya, en la obra en sí, el autor nos dice que:
El período que comenzó en la década de 1960 se caracterizó por la popularización de ideas socialistas radicales. [...] La supresión de los elementos básicos del sistema de mercado demostró ser un colosal fracaso en términos de la promoción del desarrollo económico sostenible. […[ El alto nivel de vida era resultado de las anteriores políticas. Suecia no era una abeja que podía escaparle a los ruinosos efectos de la planificación socialista.
La ilusión por el Estado de bienestar:
A menudo resulta misterioso para el observador externo el motivo por el cual los votantes nórdicos han elegido repetidamente gobiernos que han aumentado los impuestos. La respuesta obvia es que el votante apoya ideológicamente las políticas del estado de bienestar. Sin embargo, existe otro motivo: el público en general no estuvo completamente al tanto del precio en términos de mayores impuestos, que tendrían que pagar por la expansión del sector público. Los políticos han creado una "ilusión fiscal" que resultó en mayores niveles de presión tributaria de los que la población habría aceptado si esto hubiese sido advertido de manera transparente.
Sin embargo, semejante contundencia nunca será suficiente para convencer a quienes no desean hacerlo. Parece que la fidelidad a una idea, va más allá de la veracidad de la misma.
Historias de piratas. De Alex olivier Oexmelin
No se trata, esta vez, de una novela o cuentos con una idealización de los piratas, en las que se habla del romanticismo de su accionar y de las bellas damas a las que rescatan. Nada de eso ocurre en esta narración. Se trata, más bien, de la crónica de las expediciones piratas que se narran en el diario de viajes de uno de sus tripulantes. Es el propio cirujano de a bordo, pirata él también, del temible pirata Morgan. Ninguna piedad para con sus víctimas, ya sea en alta mar como en tierra firme. Lo que no les servía, lo destruían o incendiaban. Solo conservaban con vida a aquellos por quienes podían pedir un rescate, los que podían servir para vender como esclavos o las mujeres con las que, luego de ser salvajemente violadas, las podían vender como prostitutas. Tampoco dudaban en torturar salvajemente a quienes suponían que podían tener algún tesoro escondido a salvo de su voraz rapiña. Toda la narración transcurre en el siglo XVII.
El clan del oso cavernario. De Jean Auel
Notable novela de la prehistoria, con su cuota de suspenso e interés permanente por el desarrollo de la acción. Con notable maestría, la autora nos ubica en el ambiente de le Edad de Piedra y en la vida cotidiana de un clan de neandertales. Por más que de muchas costumbres y ritos de este notable pueblo solo hayan indicios, pueden solo ser imaginados por la autora merced a su indudable conocimiento de las ciencias arqueológicas; sin embargo, sus recreaciones no dejan en ningún momento de ser convincentes. La segunda lectura me entusiasmó algo menos que la primera, tal vez por la falta de una cuota de suspenso por saber anticipadamente el final. Es la primera parte de una saga que se continúa con varios libros más. Habiéndolos leído a todos, creo que los dos últimos son prescindibles.
El valle de los caballos. De Jean Auel
En esta segunda entrega de la saga, la autora nos cuenta acerca de los más modernos Cromagnón en sus campamentos, sus costumbres y creencias así como de sus notables actividades cinegéticas. Es notable aquí (y en la anterior entrega) su conocimiento de la paleobotánica, de la paleozoología así como de la mineralogía y procesos climáticos de eras pasadas. También aquí hay suspenso y una acción novelesca notable. Tal vez algo excesiva la descripción de los procesos de fabricación de instrumentos, y de los ritos. Estas falencias no son suficientes para descalificar la obra.
Los puentes de Madison. De Robert Waller
Lo que podría tomarse por una novelita rosa, no lo es. Aún si no se tratara de una historia real, al estar tan bien contada, no puede uno menos que emocionarse por ese amor tan intenso que resistió el tiempo y la distancia. Por increíble que parezca, se trata de la adecuación a la ficción de un hecho verídico. Tan novelesca es la historia que, los hijos de Francesca no dudaron en dar a conocer sus cuadernos de memorias, aún a riesgo de alguna mala interpretación de la moral de su madre.
Fabricantes de miseria. De Mendoza, Montaner y Vargas Llosa
Escrito hace ya más dos décadas, los autores diagnostican y analizan a los principales responsables de la miseria en nuestro medio. Se focalizan en América Latina, pero también hacen referencia a otros países, particularmente España. Entienden que son los políticos, los curas, los militares y los sindicatos los principales responsables de nuestra crónica miseria al adoptar comportamientos corporativos mafiosos o ideológicos trasnochados que, sistemáticamente han fracasado allí donde se intentaron, en contraposición con las prácticas triunfantes aplicadas por países exitosos.
¿De qué se trata?
«Trata de las órdenes religiosas que, encomendándose a Dios, pero con resultados diabólicos, difunden nocivos disparates desde los púlpitos y los planteles educativos, […] de las universidades en las que estos errores se incuban y difunden con una pasmosa indiferencia ante la realidad, [...] …de los empresarios que no buscan su prosperidad en la imaginación, el trabajo intenso y en los riesgos del mercado, sin no en los “enchufes”, la coima y el privilegio tarifado, [...] … de los sindicatos que, enfrascados en una permanente batalla campal contra las empresas, acaban por yugular la creación de empleo, impiden la formación de capital o lo ahuyentan hacia otras latitudes, [...] …de los políticos, los militares, etc.».
Hablando de Guevara:
La aureola que rodea su nombre, sin embargo, empieza a ser pulverizada fríamente por sus biógrafos más objetivos.
Pierre Kalfon, Jorge Castañeda o Jon Anderson, nos revelan, es cierto, a un hombre inteligente y valeroso, pero también duro y por momentos inhumano en su afán de poner desaforadamente su voluntad al servicio de utopías sangrientas inspiradas en el catecismo marxista leninista. Fervoroso admirador de Stalin (hasta el punto de firmar algunas cartas suyas con el seudónimo de Stalin II), el Che Guevara consideraba como instrumentos esenciales de lucha a la violencia y al odio, «el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de los límites naturales al ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar». [...] empeñado en crear a cualquier precio un «hombre nuevo» capaz de renunciar a todo en busca de un mañana mejor –ese mito del mañana, siempre inalcanzable por cierto, que hace de la historia un sustituto de Dios–, todo dentro de él estaba dispuesto para convertirlo en el amo de una cruzada totalitaria. [...] La manera como confirió a su propia voluntad un poder tiránico, que le imponía esfuerzos y sacrificios sobrehumanos, lo impulsaba a exigir lo mismo de quienes comandaba. Y cuando esto ocurre, cuando un furioso empeño individual hecho sólo de voluntarismo ciego se quiere convertir en empeño colectivo, lo sobrehumano se vuelve simplemente inhumano y despótico. De esta madera están hechos todos los Robespierre de la historia.
La leyenda del Che y la de otros hombres que dieron su vida por este ensueño revolucionario, propagada por la izquierda en todo el mundo, acaba por ocultarnos, en primer término, las manipulaciones y fríos cálculos políticos que hubo detrás de la acción guerrillera en los años sesenta y, luego, las realidades atroces que ésta desencadenó y sigue produciendo en los países donde subsiste.
418) No sin mi hija. De Betty Mahmoody (8) Abril 21.
Quien haya visto la película sabe muy bien de qué se trata, por lo que, partes del comentario, van dirigidos a quienes no la vieron. Una mujer americana casada con un iraní, residente en USA, acepta viajar al país de su esposo, con la hija pequeña de ambos, para conocer a su familia. Allá se ve atrapada –podríamos decir secuestrada– por su marido que, ateniéndose a las leyes (islámicas) iraníes, es su única voluntad la que decide sobre su esposa e hija. Las peripecias, arbitrariedades, injusticias y malos tratos que recibe de quien en América era dulce y cariñoso son difíciles de imaginar. Pero ella lucha contra lo imposible por escapar de aquel infierno. Es evidente que cualquier Estado confesional, convencido de estar armado con la «Única Verdad» es siempre un infierno para quien no comparte esa idea o bien, compartiéndola, le toca estar del peor lado. Y esta no es una cualidad única del islamismo, ya que, a su turno, el cristianismo instaló su Inquisición a la que no se podía desafiar impunemente. Todos los absolutismos gozan de parecidas actitudes frente al libre pensamiento y la dignidad del individuo. En cuanto al libro en sí, está muy bien escrito y nos envuelve en su trama que, por momentos, al estilo de una buena novela policial, nos deja sin aliento. El choque de las culturas occidentales con las orientales es notable. Allí vemos cómo el sectarismo no permite ver lo positivo de la otra parte. Me quedo con Occidente.