martes, 1 de julio de 2025

La pelea de fondo

Hace unos años, yo escribía: 

«Creo que la pelea de fondo es la de las ideas. La lucha en el terreno político, necesaria, es solo, por el momento, una pelea de relleno». 


Y decía esto porque la irrupción de un político liberal de pura cepa era una quimera. Hoy ya no lo es, pero sigo creyendo que la batalla de las ideas es fundamental, pero no ha terminado aún. Si no hay una mayoría que esté convencida de que el camino es por ese lado, más temprano que tarde, el humor de la ciudadanía cambiará, habida cuenta que resultados palpables para el grueso de la población, no se obtendrán en el corto plazo. Y nuestro pueblo, luego de tantos años de promesas incumplidas y fracasos reiterados, suele quejarse de los resultados pero no de los métodos. Y los resultados, en lo inmediato, no serán lo que espera la gente, por aquello de que «la medicina que cura, no suele tener buen sabor».

Y la probabilidad del fracaso no es para nada desdeñable: las estructuras mafiosas que tanto daño han producido, están intactas y en el Congreso (también infiltrado por esas mafias), hay todavía un número suficiente para impedir la gestión y oponer toda clase de obstáculos a las políticas oficiales

También escribí entonces:

«Por eso es fundamental que toda esta nueva generación de liberales que aparecen en los medios sigan propagando la idea de la libertad como bien supremo y generador de bienestar y progreso; que se trate por todos los medios de llegar a los claustros académicos; de convencer a periodistas y formadores de opinión».

Desde luego que esas ideas, no surgieron de una mente iluminada que pergeñó una doctrina de cómo debe ser la sociedad, sino que surgió de un atento y riguroso análisis de la evolución de las sociedades en las que estas teorías se aplican y pueden mostrar resultados palpables en pocos años

Por eso, el resultado de las elecciones legislativas de este año, es crucial para el desenvolvimiento de esas políticas tan necesarias. 

Tengamos en cuenta que, un probable fracaso de un gobierno liberal, tendría efectos terriblemente regresivos para la consolidación de la idea en la gente y el daño sería doble; por el nuevo fracaso en sí y por el descrédito que las ideas liberales sufrirían. 

Hoy, todavía muchos le achacan al «neoliberalismo» (aunque nadie sepa definir qué es) la terrible crisis de 2001 y no a la corrupta implementación de algunas políticas liberales y al consabido déficit de las cuentas públicas que se practicó en aquellos años.





1 comentario:

Charles dijo...

Mirta nos dijo:
Honestamente todavía no he llegado a entender la diferencia entre un gobierno liberal y uno libertario.Creo que existe decepción por el actual pero miedo por el retorno del pasado. Y está ensalada está aderezada no solo por el desconocimiento sino también por la apatía y la falta de interés.Como dijo P.Reverte,"soy el testigo presencial de la decadencia de una civilización."
Abrazo y gracias.

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