lunes, 28 de agosto de 2017

De pueblos originarios y sociedades burguesas

La revolución burguesa.
El dirigente mapuche, representante de supuestos pueblos originarios, entrevistado por Lanata, hablaba de la “sociedad capitalista” y la “mentalidad burguesa” como desvalores. Estas muletillas y otras como “neoliberalismo”, tan reiteradas en boca de tantos repetidores, terminan siendo malsonantes a los oídos de muchísima gente bienintencionada.
Pero, a poco que nos pongamos a repasar algo la historia, veremos que fue la burguesía, en defensa de sus derechos y sus propiedades, frente al abuso del príncipe (en la acepción que le da Maquiavelo al término) la que impulsó una verdadera revolución al limitar los poderes del mandamás de turno.
Esta lucha de la burguesía, contra el poder omnímodo de quienes detentaban la autoridad, fue el verdadero motor del formidable avance de Occidente en lo tecnológico y también en lo social. La gran producción de bienes y servicios que se produjo con el desarrollo industrial capitalista, hizo que en esas sociedades hubiesen bienes en tan enorme cantidad como no había visto jamás la humanidad en ninguna época ni en ningún lugar del mundo. Esa abundancia permitió –no de un día para el otro, desde luego– que la pobreza tan generalizada hasta entonces, pudiera ser finalmente disminuida o controlada en los países donde más se respetan las normas del capitalismo liberal y no se persigue a los empresarios verdaderamente emprendedores.
De la mano de las mejoras en la prosperidad cada vez más generalizada, también hay que computar a esa revolución burguesa los principios de los DDHH reconocidos como derechos naturales, inherentes al ser humano, y no como concesiones que, graciosamente y en cuentagotas, otorgaban los poderosos cuando no tenían más remedio. Y todo esto se puede lograr solo en sociedades con instituciones estables, respetables y respetadas por los ciudadanos.
Las críticas que habitualmente se hacen al capitalismo y al liberalismo, por la pobreza y exclusión de grandes sectores de la sociedad, no tienen en cuenta generalmente algunas cuestiones:
è Los países, supuestamente capitalistas, con mayores y más enervantes exclusiones sociales, son aquellos donde el capitalismo y las relaciones comerciales entre los privados, son más perturbadas por la acción estatal (el “príncipe”); es decir donde no hay verdadero capitalismo, o donde los regímenes populistas o socialistas se han implantado o donde, simplemente, hay dictaduras que son solo caricaturas de cualquier sistema político.
è La pobreza generalizada existió siempre, en todos los tiempos históricos, en todas las latitudes y en todas las sociedades, mucho antes del capitalismo. En todo caso, podrían decir que el capitalismo no terminó con la pobreza, pero no que la generó. 

Los pueblos originarios
Y, para hablar de pueblos originarios, también es saludable repasar un poco la historia de la humanidad.
Esta historia es la historia de la conquista y dominación o aniquilación del más débil por parte del más poderoso, siempre, sin excepciones.
Todas las guerras que se libraron desde la prehistoria, terminaron con saqueos, violaciones, muerte y esclavización de los derrotados, siempre, sin excepciones. Todo ello formaba parte del “derecho natural” del vencedor.
Solo en tiempos muy recientes se hicieron algunos intentos de “humanizar la guerra”. Siendo como es, la más flagrante negación del derecho, hasta a la guerra se le impusieron normas y límites, como ser el trato a los prisioneros o la prohibición del uso de determinados tipos de armamento. Y esto es un saludable intento, por más que no se cumpla en todos los casos.
Y me animo a decir que todo ello, también es en gran medida un mérito de la revolución burguesa liberal.
Por ello no resulta razonable juzgar los hechos del pasado con la moral de hoy.  Y eso es lo que reiteradamente vemos que ocurre cuando se habla de la conquista de América por Europa y de los derechos de los pueblos originarios.
Insisto hasta el cansancio en que hubieran sido los amerindios quienes hubieran conquistado Europa si hubiesen dominado la navegación a vela, el hierro, la pólvora, la rueda, la imprenta y la escritura y hubiesen contado con esa formidable máquina de guerra que era el caballo.
La pregunta, entonces, es: ¿cuáles fueron las causas por las que los que consiguieron todo ese bagaje instrumental fueran los europeos y no los amerindios o los chinos?
A esta pregunta, se responde o al menos eso se intenta hacer en un libro que recomiendo leer: “Armas, gérmenes y acero”, de Jared Diamond.
Por otra parte, la América precolombina no fue una excepción a la regla de las guerras y las conquistas. Tanto aztecas como incas, habían expandido sus imperios a expensas de vecinos a los que no se consultó si deseaban ser anexados, aniquilados, esclavizados o utilizados como ofrendas a sus dioses. ¿Eran ellos verdaderamente originarios o lo eran sus desplazados de entonces? Y estos desplazados, ¿no habían desplazado antes a otros pueblos?
Los árabes de hoy reivindican Andalucía y buena parte del sur de España porque fueron expulsados de allí hace 500 años. Pero ellos, a su vez, expulsaron ocho siglos antes a los primitivos habitantes, que no eran moros… Los turcos tomaron Constantinopla casi al mismo tiempo de la epopeya de Colón, expulsando a los romanos de Oriente, que a su vez habían conquistado Bizancio desplazando a…
Historia de nunca acabar. Los derechos de todo el mundo deben ser respetados y tenidos en cuenta, lo que no significa que cualquiera pueda pedir y reclamar cualquier cosa, en nombre de títulos que no siempre son claros, o invocando la inferior categoría moral de la sociedad burguesa. Y mucho menos por medio de la violencia.   

domingo, 6 de agosto de 2017

Siempre es bueno leer

Al terminar un libro, siento la necesidad de comentar esa lectura, pero no siempre se tiene a mano alguien que haya leído lo mismo y, en lo posible, en forma reciente. Aquí les dejo mis reflexiones sobre algunos de los títulos que me han interesado últimamente.

Breve historia de los argentinos.  De Félix Luna.
Excelente repaso por toda nuestra historia. Breve, pero no superficial. Nos hace un relato amable de los procesos que marcaron nuestro devenir. Si bien, tal como él mismo aclara, el historiador nunca puede ser del todo imparcial, es sin embargo de una honestidad y ecuanimidad dignas de encomio. Y no escatima elogios por aspectos de su gestión a quienes termina criticando por otros tantos desaciertos. Y lo hace tanto a los unitarios como a federales, a conservadores y radicales o a peronistas y “gorilas”. Es que la historia es así; no hay gobierno que no haya tenido algún acierto, por malo que sea su balance final y viceversa. Hasta lo más repudiable, tiene algún tipo de explicación o razón de haber existido. Termina con una reflexión (el libro fue escrito en 1993) que resulta de una terrible actualidad, cosa que no debería sorprendernos, dado que nuestros problemas son recurrentes: «Créanme, tenemos un buen país. [...] Lo único que nos falta, a los argentinos de estos finales del siglo XX, es merecerlo».
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Otra vez Lindbergh. De Joseph Reag.
Es muy interesante la vida del personaje, por lo que el relato, no puede dejar de leerse con entusiasmo. Vemos la increíble hazaña del protagonista, al cruzar el Atlántico por primera vez en avión, luego de que muchos murieran en el intento. Y con un avión que hoy nos daría pánico de solo pensar en recorrer unos pocos Km. La enorme popularidad que adquirió por la aventura, fue tal vez lo que lo expuso a la enorme tragedia del secuestro y posterior muerte de su hijo pequeño. También es aterrador ver con qué frágiles argumentos se llevó a la silla eléctrica al presunto secuestrador y asesino, con tal de aplacar la sed de justicia del populacho, que de otra manera no se puede calificar a quienes querían sangre a toda costa. Otro matiz interesante es ver de qué manera un premio (Un francés había prometido 25.000 dólares a quien realizara ese vuelo por primera vez) puede estimular la iniciativa e innovación.
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Vida de Atila. De Marcel Brion.
La búsqueda incesante de libros para la lectura, a veces nos depara momentos magníficos de exaltación. Esto me ocurrió con la lectura de este libro. El autor nos lleva de la mano tanto por las estepas del Asia como por los fértiles valles europeos de esa tardía Edad antigua. Y nos muestra facetas del “terrible Azote de Dios” que uno no imaginaba. Conocemos así, su sentido del heroísmo, lo desmesurado de sus propósitos para con su pueblo, con los criterios de la época, por supuesto, y una desmitificación del carácter sanguinario y destructivo de su personalidad. También recorremos los palacios de la decadente Roma, con sus intrigas, sus traiciones sus miedos y delirios de grandeza. Si toda la historia que hemos estudiado en el colegio nos la hubiesen contado de este modo, la tendríamos que haber amado sin reservas.
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El vuelo de la reina. De Tomás Eloy Martínez.
Impresionante novela que nos cuenta los entresijos de la corrupción en la política y los avatares de la redacción de un diario que pretende denunciar esos sucesos. Uno de los personajes centrales, Camargo, omnipotente director de un influyente matutino, acostumbrado a manejar a su antojo las conductas y voluntades de sus subordinados, choca con la imposibilidad de manejar los sentimientos de una periodista a quien ha ascendido en el diario que dirige, no solo por sus innegables condiciones en el oficio, sino también para tenerla consigo. Está tan fuera de su entendimiento que alguien pueda tener independencia, siquiera en algo tan íntimo como el amor, que no concibe un no a sus propuestas. Esto lo lleva a planear una venganza terrible que, finalmente lleva al final inesperado. O no tanto, pero igualmente novelesco. Primera obra que leo del autor: me sedujo y dejó con ganas de más.
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África. Harenes de piedra.  De Hernán Lanvers.
Muy entretenida novela de aventuras. Sorprende el comentario del autor antes de comenzar su relato: «Solo las partes más increíbles de este relato, están basadas en hechos que ocurrieron en la realidad». Al comenzar cada capítulo, pone partes de comentarios de periódicos reales (El País, de España, Clarín y La Nación de Argentina, entre otros), en los que se habla de la captura y tráfico de personas, que se venden en subastas públicas como esclavos para trabajos duros o como instrumentos de placer. Muchos varones son castrados para ser vendidos como eunucos a los harenes que –como sacados de algún cuento de Las mil y una noches– aún existen en países de oriente medio. Todo con conocimiento y protección de gobiernos africanos que, sin embargo, declaran que la esclavitud es ilegal y que no existe la trata. La trama cuenta la historia de unos muchachos que van de excursión a un parque natural y son capturados por los traficantes. A partir de allí los horrores que pasan mientras sus familiares mueven cielo y tierra para lograr rescatarlos. El autor, argentino, es médico cirujano y un amante de África (yo he leído anteriormente África: sangran los reyes, también un relato atrapante), que ha realizado múltiples viajes a ese continente, ha escalado en solitario el mítico Kilimanjaro y tiene gran conocimiento de usos, costumbres y culturas africanas. Al igual que en la obra que antes mencioné, haciendo gala de oficio de escritor, el autor deja, al final, situaciones irresueltas que dan pie a continuar leyéndolo.
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El engaño populista.  De Axel Kaiser y Gloria Álvarez.
Notable disección de este mal que aqueja a tantos países de nuestra región y de otras latitudes.
El libro se divide en capítulos que analizan sucesivamente las ideas que conforman la mentalidad populista; la forma como esas ideas penetraron y penetran en nuestras sociedades; y cómo rescatarnos de esa verdadera pesadilla que una y otra vez nos conduce a un sistemático fracaso.
Y en el último capítulo está lo verdaderamente original del libro; no se queda, como tantos otros, en el análisis de lo que es el populismo (importantísimo análisis que lo desarrolla con agudo criterio y atinadas citas) sino que hace una serie de propuestas de cómo combatir esa auténtica peste que nos sojuzga permanentemente.
Dice, por ejemplo: «No sirve de mucho ganar elecciones si no se logra un cambio de fondo en la mentalidad y cultura de un país porque, como hemos visto en América Latina mil veces, luego regresan los populistas de siempre y destruyen lo avanzado».
Me impresionó esta otra cita: 
«La batalla por la cultura y [...] por la consciencia de las personas es la clave de cualquier proyecto que pretenda ofrecer esperanza. La filosofía libertaria y republicana que ha permitido a Occidente salir adelante, incubada especialmente en el mundo anglosajón, es una que, salvando los matices que pueda presentar en las diversas culturas, en términos generales debe pasar a formar parte del sentido común».
Comentan los autores que, cierta vez, alguien, impresionado por la obra de Hayek, Camino de servidumbre, le comentó al autor que quería dedicarse a la política para tratar de llevar adelante esas ideas que había recogido de su obra. Hayek le contestó que «no perdiera su tiempo porque los políticos no eran líderes sino seguidores de las ideas que estaban de moda».
Le sugirió, en cambio que se dedique a «financiar a los intelectuales para que sus ideas se hicieran populares. Una vez que eso haya ocurrido -continuó el profesor austriaco- los políticos las van a seguir».
El texto es esclarecedor cuando analiza que la economía es contraintuitiva y da un ejemplo. ¿Quién se opondría a que se le aumenten los impuestos a los ricos para beneficiar a los pobres? Probablemente pocos, pero si uno analiza este tipo de políticas con mayor detenimiento, se llega a la conclusión de que mayor carga impositiva desalienta la inversión y ello lleva a menor empleo y mayor desocupación y baja de salarios…
Muchas más cosas y citas podría incluir en este resumen, como por ejemplo la similitud del pensamiento de fascistas y populistas, la genialidad de Alberdi, etc.
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Un largo camino a casa.  De Saroo Brerley.
La vida del autor es tan novelesca que, con solo contarla, ya se está en presencia de un auténtico Best seller.
Efectivamente, está contada con estilo sencillo pero profundo, y con mucho sentimiento. No parece posible que un niño de solo 5 años haya pasado por tan terribles circunstancias y pueda haber sobrevivido indemne. Un enorme reconocimiento muestra hacia sus dos familias, la de origen, en India y la de adopción, en Australia.
También nos pinta claramente las tremendas vicisitudes que se viven en un país acosado no solo por la pobreza, sino también por el hacinamiento.
Rescato el siguiente párrafo, que es un reconocimiento a la increíble capacidad del ser humano para mostrarnos su mejor costado en medio de la terrible tragedia que lo rodea.
«La India tiene más de mil millones de habitantes y hay muchos niños vagando por las calles sin que nadie cuide de ellos. Puede parecer un lugar caótico, incluso duro. Sin embargo allí, en Ganesh Talai (en todo el país, en realidad), que uno solo de esos niños perdidos hubiera logrado reencontrarse con su familia después de una larguísima separación podía llegar a suscitar una profunda emoción».
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Patria.  De Fernando Aramburu.
Mi amiga Bibi y mi admirado Mario Vargas Llosa me recomendaron la lectura de Patria, de Fernando Aramburu. Y les hice caso; lo compré y lo leí.
Hace mucho que no leía una novela con tanta voracidad. Hacía tiempo que no se me ocurría moderar esa voracidad conforme se iba acercando el final. Y esto por temor a que se acabe; por temor –como decía Mario Vargas Llosa– a ese estado de orfandad en que quedamos al terminar una obra magistral. Me angustiaba saber qué pasará con Arantxa. ¿Cómo seguirá la vida de Nerea o de Xabier? ¿Y la relación de Miren con Bittori? Todos personajes tan bien pintados por el autor, así como el ambiente que se vivía en esos violentos años del terror de ETA.
Los climas, las familias, las consignas de la época, todo tan bien resuelto por FA y con un estilo tan, pero tan personal, que uno se maravilla/angustia, se enternece o ríe/llora, según sea la situación narrada.
Somos los humanos parecidos en todas las latitudes. Las mismas pasiones nos sacuden y motivan a todos. Hay tantas similitudes con nuestros propios demonios, que uno no puede menos que sentirse atrapado en todo momento.
En la vida de Joxe Mari, el patriota/guerrillero o asesino desalmado, según quién lo juzgue, y en la evolución de sus ideas y pasiones, está condensada toda una generación de jóvenes que creyeron la perversa idea de que el fin justifica los medios; y el resultado invariablemente es la barbarie. Y la barbarie del enemigo, jamás puede justificar la propia, con el agregado de que esos mismos jóvenes, suelen ser víctimas de esas descabelladas ideas.
Les recomiendo esta lectura que está entre lo mejor que he leído en toda mi vida, aunque esta no sea un gran referencia. Y no suelo ser tan expansivo en mis calificativos.
Y si Bibi o Mario Vargas Llosa les recomiendan un libro, no dejen de leerlo; seguramente será una recomendación valiosa.


COMENTARIOS:


Mirta Cernich 

8/8/17


me gusto mucho el analisis de los libros  .Lo tuyo es de un insight muy profundo..Gracias.


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