sábado, 20 de julio de 2019

Desde el cielo


Autora: Marta Marenco

Ana está dando de comer a las gallinas, pero no pierde de vista a su nieta que corre entusiasmada detrás de una mariposa. Ella no quiere que se pose en ninguna rama, solo desea que vuele hacia arriba…
–¡Más alto, más alto… –Grita Rita, mientras sacude un pañuelo azuzándola para que no se detenga, para que se eleve hasta el firmamento.
Pero la fugitiva busca la flor y aletea bajo, inspeccionando la vegetación plena de olores y sabores.
–¡Vuela! ¡Vuela!¡Más alto!
Perseverante Rita recorre el llano, hasta perderse entre la maleza…
La abuela oye satisfecha, el sonido de la risa de la niña. De pronto, un ruido extraño irrumpe en la armonía imperante. Pero es un instante tan fugaz, que luego todo vuelve a la normalidad sin alterar esa quietud.
Sin embargo los gritos de Rita, alentando a su mariposa a incursionar en el cielo, han cesado. La abuela presta atención al silencio, indaga con su mirada el lugar por donde su nieta agitaba el pañuelo tan florido, como el entorno primaveral.
¿Dónde se esconde esa traviesa? ¿Dónde está?
–Rita!¡Rita! ¡Vuelve…!
La niña no responde y la anciana se encamina a buscarla, porque siente que algo ocurre. Al fin logra encontrarla en un declive del terreno, parada y quieta con el pañuelo caído a sus pies…
Al ver a la abuela, Rita exclama sorprendida señalando hacia adelante…
–¡Del cielo! ¡Del cielo!
Un extraño ser enfundado en un mameluco anaranjado, con un singular yelmo metálico está sentado sobre la maleza. Las mira tan asombrado, como ellas a él. Con lentitud se saca el casco y exhibe la cabeza rapada, desde su ceja izquierda un hilo de sangre baja por la sien. Ana aferra la mano de su nieta, porque este personaje tan irreal la intimida demasiado.
–¿De dónde vienes? –Pregunta con timidez, la anciana.
Con la mano enguantada, el individuo señala hacia arriba…
La niña no entiende nada. 
¿Cómo llegó? ¿Acaso, puede volar?
Rita retrocede asustada, la abuela la sujeta con fuerza…
El desconocido percibe el temor de ambas e intenta pararse, pero está muy dolorido por la caída. Saluda moviendo la cabeza, además sonríe un poco.
–No se asusten…vengo del espacio, pero yo también soy ruso… Mi nombre es Yuri Gagarin…soy astronauta…
La niña mira hacia arriba y pregunta:
–¿Y dónde…dónde está mi mariposa?

2 comentarios:

Charles dijo...

Norberto nos dijo: Muy Bueno Charly. Abrazo.

Charles dijo...

Mirta nos dijo: GRACIAS! felicidades a ambos.

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