sábado, 30 de noviembre de 2019

El "modelo" chileno


Tras un análisis de las noticias que nos llegan desde el otro lado de la Cordillera, se me ocurre hacer algunas conjeturas.
El tan mentado “modelo” chileno, está en terapia intensiva, con grandes probabilidades de ser removido hasta sus cimientos. Tal vez me equivoque, pero no sería nada raro que eso ocurriese.
¿Es bueno o malo que así sea?
La respuesta, con toda probabilidad, dependerá de la postura ideológica de quien la diga. Por eso, despojándonos de prejuicios, sería bueno analizar algunos datos objetivos de fuentes creíbles:
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Si comparamos cualquier dato que refleje la situación socioeconómica (ya sea el PBI/h, el IDH[1], etc.) de Chile con la de Suiza, Noruega o Nueva Zelanda, con toda seguridad nuestros vecinos saldrán mal parados.
Si, en cambio comparamos a Chile con el resto de América latina, la situación cambia notablemente a favor de los trasandinos.
Se podrá decir que no es gran cosa salir airoso frente a vecinos tan poco exitosos; pero no deberíamos olvidar que Chile es precisamente un país de ese vecindario latinoamericano y que hace algunas décadas estaba por debajo del promedio. Eso quiere decir que el modelo no fue tan malo o, por lo menos, no fue peor que los modelos “nac&pop” tan frecuentes en la región.
Pero hay una comprobación más importante aún para analizar; esto es comparar cualquiera de los índices antes mencionados que arroja Chile hoy, con los de hace 40 años. Allí se ve con toda claridad que el “modelo” fue realmente exitoso, contra lo que declaran los activistas que hoy incendian estaciones de metro y el país al completo.
También podríamos comparar esos mismos índices de hoy y de hace algunas décadas en países donde prevalecieron los gobiernos progres (tan solidarios con los pobres que no los sacan jamás de esa situación), como Argentina o peor aún con alguno que practica el Socialismo del siglo XXI. Las conclusiones dependerán de si se quiere ver la realidad o si se pretende que la realidad se ajuste a sus preconceptos.
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Debemos analizar también la famosa desigualdad que tanto preocupa a los impacientes activistas chilenos.
Bangladesh ocupa el puesto 39 en desigualdad entre todos los países y supera con comodidad, en este rubro, a Canadá que ocupa el puesto 57. Pero estos últimos tienen un PBI/h de 40.000 dólares frente a 4.000 de los asiáticos. Y en IDH, Canadá ocupa el puesto 12 contra el 139 de Bangladesh. Entonces, ¿es la desigualdad el principal problema para atacar? Yo les preguntaría a los amantes de las izquierdas: ¿qué prefieren; ser pobres en Canadá, con mayor desigualdad o en Bangladesh con un índice menor al respecto?
Y si lo llevamos al plano de América Latina, vemos otra vez que el índice de desigualdad no es una medida razonable del bienestar de una población. Venezuela, por ejemplo, ocupa el puesto 90 mientras que Chile está en un modesto 136, bastante por debajo de los petroleros caribeños. Sin embargo, Chile tiene un PBI/ de 25.000 U$S contra el modesto 10.300 de Venezuela, con petróleo incluido; y nuestros vecinos tienen un 15% de pobres, contra… vaya uno a saber cuál es la cifra de los caribeños. Por algo es que son los venezolanos los que emigran a Chile y no a la inversa.
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Y, aunque nada le vayan a perdonar, parece que el presidente Piñera ha cedido a todos los reclamos, especialmente a la reforma constitucional, práctica esta de demoler constituciones ampliamente adoptada por los países más subdesarrollados del mundo, en claro contraste con los de vanguardia.
Sostener que la actual Constitución es la impuesta por Pinochet, tampoco es argumento válido para su remoción porque, ya en democracia, durante el gobierno de Lagos (socialista él), se introdujeron muchas reformas que llevan su firma. Y además, se debe tener en cuenta no quien la dictó sino los resultados al cabo de estas décadas al amparo de (o gracias a) la actual constitución.
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Otra cosa que está en el foco de los reclamos de los ya mencionados impacientes activistas chilenos son las jubilaciones privadas (AFP). Rasgan sus vestiduras porque lo que perciben los “pobres viejitos” no les alcanza, como si por pasar al sistema de reparto estatal los ingresos dignos estuviesen garantizados. Es claro que un país con ingresos medios, como es Chile, no puede pretender pagar jubilaciones espléndidas. Primero agrandemos la economía y lo otro vendrá por añadidura. Y cuando digo los “impacientes activistas chilenos” veo que pretenden la solución mágica de pasar de la miseria generalizada que dejó Allende, a vivir con ingresos del primer mundo, cosa que, por otra parte, jamás lograron en ningún lugar donde se hayan aplicado sus recetas. Es como ir del sótano a la terraza sin pasar por la planta baja. O, para decirlo de otra manera, como ir de Uganda a Suiza, sin pasar por Egipto e Italia . 
Pero, y esto es solo mi opinión, creo que lo que no pueden soportar las mentes progres es que haya privados que ganen dinero administrando los fondos. No les importa si pagan mucho o poco, sino que no ganen dinero.
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La represión por parte de Carabineros de las violentas revueltas provocadas por los activistas, ha merecido el repudio generalizado de los sectores progres y amantes de las “libres expresiones de descontento popular” (siempre que no estén dirigidas contra gobiernos Nac&pop). Pero nada o poco dicen de los muertos dentro de un supermercado que en su sana indignación incendiaron; eso fue solo un daño colateral. Quiere decir, entonces, que las fuerzas encargadas del orden y la seguridad, deben mantenerse al margen, pero no en Bolivia, donde se negaron a reprimir y por eso fueron acusados de golpistas. Esto no es, como podría suponerse, un caso de gataflorismo, sino de una bien diferenciada postura ideológica: las protestas son legítimas (y espontáneas) en un caso y no en el otro y, por consiguiente, los intentos de restaurar el orden, son brutales agresiones o defensa absoluta de los valores democráticos.
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Podemos ser simpatizantes de un equipo de fútbol sin mayor grado de reflexión, pero, adherir a una ideología que no puede mostrar éxitos en ningún caso y renegar de las que sí, es una posición totalmente negativa, irreflexiva y necia.



[1] El IDH (Índice de Desarrollo Humano) es un índice de Naciones Unidas, que valora las dimensiones fundamentales del desarrollo humano, a saber, tener una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno (tomado de Wikipedia). La forma de calcularlo se puede consultar en la Web.


1 comentario:

Charles dijo...

Mirta nos dijo: Gracias maravilloso como siempre

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