viernes, 20 de diciembre de 2019

Puntos de vista


Cuento
Autora: Marta Tomihisa

Bueno, finalmente van a conocer a mi novio.
Se llama Valerio. ¡Qué nombre tan original!
No puedo creer que el destino me haya dado la oportunidad de encontrarlo en mi camino. Desde el primer día, sentimos que éramos el uno para el otro.
Como para que vayan imaginándolo, es un hombre alto, delgado y elegante.
Por supuesto, la atracción fue inmediata y mutua.
Sin embargo tuve cierto temor de no interesarle, pero él con su sencillez y generosidad, se comportó siempre como un caballero y me demostró lo mucho que yo le gustaba. Aunque su trato era medido y formal, en el local donde trabajamos todos se dieron cuenta enseguida.
Observé que él demoraba en irse, esperaba que yo buscara mi cartera para ponerse el saco y me acompañaba hasta la parada del colectivo con cualquier pretexto. Íbamos charlando, después nos despedíamos y él parado en la vereda aguardaba mi saludo desde la ventanilla. Vive en el sentido contrario a mi domicilio. Trabajamos desde hace varios años en una gran ferretería en el centro de la ciudad. Yo atiendo la caja y Valerio es el encargado de que nada falte y siempre sabe dónde encontrar cada producto.
Nuestra relación prosperó y hasta fuimos a comer a una pizzería muy elegante, que él ya conocía. Por supuesto pagamos a medias, con los tiempos que corren no es cosa de andar derrochando plata por ahí…
También fuimos a escuchar un concierto al aire libre, me sorprendió todo lo que sabe de música clásica. Realmente es un hombre culto.
Les va a encantar su conversación amena, su caballerosidad.
Es verdad que le costó un poco tomar la decisión de conocer a mi familia, pues no anda por ahí haciendo alardes. Pero lo convencí y hoy viene a almorzar con nosotros. En un par de meses ambos cumplimos treinta y nueve años, nacimos el mismo mes del mismo año. Hasta esa casualidad nos une.
Ya no somos niños, así que no queremos dejar pasar la oportunidad de compartir nuestra vida…
Suena el timbre, estoy emocionada, seguro que es él…!
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Bueno, finalmente conocimos al novio de mi hermana, se llama Valerio.
¡Qué nombre tan feo!
Feo como él, flaco y desprolijo, con una expresión bobalicona, los dientes separados y el cabello ralo.
¡Justo mi hermana se lo tuvo que encontrar en su camino…!
Hace un par de años que lo conoce, pero recién ahora se animó a traerlo a casa.
No es para menos, semejante sujeto…
Cuando nos ubicamos en la mesa, a mí me tocó sentarme a su lado, así que pude mirarlo de cerca. Es tan torpe que cuando le sirvieron algo de beber, sacó el vaso antes de tiempo y derramó el líquido sobre el mantel.
Se puso tan nervioso que buscó un pañuelo arrugado de su bolsillo, quiso secar lo que había derramado. Yo me reí bastante hasta que miré la cara de amargada de mi hermana, entonces me aguanté la risa.
Luego comió los tallarines sin levantar la vista del plato, aunque todos estábamos esperando que al menos hiciera algún comentario. Pero era evidente que estaba muerto de hambre, fue el primero en terminar y aceptó un segundo plato que devoró de la misma forma.
Mi madre había puesto un CD de música clásica, sin embargo no pareció interesarle, tan ocupado estaba en engullir la comida que tenía frente a él.
Si alguien le preguntaba algo, acompañaba la breve respuesta con una risita nerviosa. No sabíamos si estaba contento o si solo era un tic, que no podía reprimir.
Al terminar el almuerzo, mi hermana propuso un brindis a modo de bienvenida. Él nos miraba a todos, como si no comprendiera qué estaba ocurriendo a su alrededor.
Más tarde, los dos se sentaron en unos sillones de mimbre que hay en el patio.
Mientras ayudaba a mi madre a ordenar la cocina, los observé por la ventanita, oculta detrás de las cortinas. Valerio se había quedado dormido con la boca abierta y profería unos ronquidos horribles, mi hermana tenía una expresión de incomodidad que no podía disimular. Cuando fui a llevarles el café, avancé por el pasillo tarareando una canción, caminando despacito…
Sentí pena, quise darle tiempo a ese insignificante ser, a recomponerse y convertirse en el pretendiente soñado, tan solo imaginario… 
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Y bueno, al fin ligué “algo”…
La mina no es para nada fachera, es bastante gorda aunque parece buena…
No demoró nada en invitarme a su casa, para que conozca a su vieja y a la hermana. La casa no es alquilada, el viejo palmó hace ya varios años…
Tengo la sensación de que estas mosquitas muertas, tienen guita.
Con cuarenta años (aunque a la gorda le dije que todavía no los cumplí), no puedo pretender mucho, llego a fin de mes arañando los bolsillos para pagar la pensión…
Pero esta solterona está para el cachetazo, si no liga ahora se le va el tren…
Además, desde que llegó al laburo me anduvo fichando, me espera mientras busco el saco para ir juntos hasta la parada del cole.
Una vez, salimos tarde del laburo y fuimos juntos a comer pizza. La gorda le dio con todo a la muzza, casi la convenzo de que ella pagara la cuenta, al final es la que más morfó…
Pero la verdad, es que me tomó bastante desprevenido que me invitara a su casa un domingo, es que hace rato que ninguna mina me da calce…
Lo que pasa es que la gorda está jugada, si no engancha algo ahora, se queda soltera…
La vieja tiene cara de velorio, pero la hermana parece bastante chusma, aunque es bastante más joven y está para darle, porque tiene algunos gestos que me dicen que le caigo bastante bien…
Pero no pienso dejar pasar esta oportunidad, si hay que bancarse al bagallo miro para otro lado y dale que va…
¡Los sacrificios que tiene que hacer uno, para sobrevivir…!




3 comentarios:

Charles dijo...

Elsa nos dijo: Me pareció muy risible pero a la vez muy real.
Cada uno interpreta las cosas a su manera y cada una de esas interpretaciones pueden ser fantasías de la mente o una realidad!
La heroina del cuento es una soñadora que imagina situaciones atraves del enamoramiento.
A mi parecer es una víctima.
Muy bien Marta allá del entretenimiento el cuento es tema para analizar.
Muy bueno!

Charles dijo...

Elsa nos dijo: Genial Marta como siempre.
Distintos puntos de vista... happens all the time!

Charles dijo...

Norberto nos dijo: Felicitaciones Marta, leo tus notas.

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