miércoles, 5 de febrero de 2020

¡Tanta pavada!



Lenguaje inclusivo
Aunque no veo de qué manera esta estrafalaria forma de hablar pueda incluir a las mujeres, sí entiendo que cada uno es dueño de hablar como se le venga en gana y tanto me espantaría que se intentara prohibir este mamarracho como me espanta que en algunos ámbitos se intente imponerlo por decreto.
Que se le exija a la Real Academia que acepte, bendiga, consagre o incorpore esta forma de hablar, solo nos dice la ignorancia de quienes lo proponen acerca de las verdaderas funciones de una academia de la lengua y de su diccionario.
Y esta forma de hablar presenta algunas inconsistencias notables: por ejemplo, si la “E” es inclusiva; ¿por qué insisten con tanta vehemencia en imponer “La presidentA”? Entiendo que el uso corriente, hoy, incluye tal expresión, pero de ninguna manera permite imponerla, como se pretende. Con criterio parecido, debiéramos decir “El presidentO”. ¿Y por qué no decir “el pianistO?
Género Vs. sexo.
Hasta donde yo estudié, el género es un accidente gramatical. La mesa no tiene ovarios como el banco no tiene testículos. En el caso de la perra y el perro, el género gramatical concuerda con el sexo de la especie perruna. No obstante, como la lengua evoluciona, hoy se le asigna a la palabra “género” una semántica diferente, y se suele hacer un guiso indigesto con género y sexo.
Ideología de género
Enorme cantidad de disparates y encendidas polémicas presenciamos cuando se discuten estos temas. Y es así, sobre todo porque suelen adoptarse posiciones extremas y dogmáticas al respecto. «Sos un ignorante que no tenés la capacidad de comprender lo que es evidente» es una frase que he oído en discusiones sobre el tema. Sin negar que pueden aplicarse en ambas direcciones de la polémica, lo concreto es que siempre las he oído partiendo de quienes se identifican con estas teorías. Y los defensores de esta ideología son, en exclusiva, de la izquierda marxista. Por más que hoy se autoproclamen los campeones de estas "teorías inclusivas", sería bueno recordarles que, hasta hace pocas décadas, perseguían a los homosexuales con igual saña que a los opositores políticos. Y en esto, como en tantas cosas, no se diferenciaban sustancialmente de los nazis o los fascistas. Hoy, por moda o por conveniencia política, son sus más fervientes defensores. Muy distinta es la posición de los liberales que, invariablemente, defenderán los derechos inalienables del individuo, en tanto ser humano.
Sexo “autopercibido”
Relacionado con lo anterior, no es lo mismo comprender y tolerar las preferencias sexuales de cada quien, que pretender que cada uno tiene el sexo con el que se “autopercibe”. Las diferencias entre los sexos existen y están a la vista. Quienes no nos tragamos el verso de que no hay diferencia entre los sexos, no necesariamente negamos las posibles asimetrías sociales entre los sexos y el inexcusable derecho a la no discriminación.
Una vez más, cada quien tiene el derecho a percibirse a sí mismo como mejor le acomode, pero de allí a pretender que se los valide con un documento público, hay un trecho que el sentido común no debiera permitir que se transite.
Hay casos citados que, si no son ciertos, podrían serlo y demuestran las inconsistencias que estas leyes permitirían:
·      Un señor, al llegar a los 60 años, se autopercibe mujer, y se jubila cinco años antes de lo que le corresponde a su sexo.
·      Un señor, en prisión por violación y violencia de género, se autopercibe mujer y lo trasladan a un penal para su sexo. Allí, viola a varias reclusas.
·      Un señor, maltrata a su mujer y, en medio del juicio que se le hace por violencia de género, se autopercibe mujer e inmediatamente, se cae la causa.
Podríamos encontrar más “huecos” en estas extravagantes y alocadas teorías, pero creo que, como muestra, basta un botón.
Violencia de género
No me resulta razonable que se legisle especialmente la violencia que se ejerce sobre las mujeres. Toda violencia en condenable, excepto la ejercida en defensa propia. Puede sí, considerarse un agravante el hecho de la disparidad de fuerzas que implican alevosía. O la que se ejerce desde una posición de mando o poder. Pero eso es condenable y está contemplado (al menos eso creo y espero) en los códigos penales y no debería haber distingos entre los sexos. ¿O acaso no hay mujeres que son más fuertes que muchos hombres? Y en ese caso ¿no habría violencia de género o alevosía?
Cupo femenino
Otorgar cupos para llenar cargos legislativos o de cualquier índole por el solo hecho de ser mujer, es un insulto a la inteligencia de las propias mujeres. ¿Quién podría sentirse cómodo ocupando un puesto por el solo hecho de tener ovarios o autopercibirse como portador de tales gónadas? Solo alguien con poca dignidad y, probablemente, no capacitado para esa función. Esto daría lugar, desde luego, a que algún muchacho se autoperciba mujer y exija colocación dentro del cupo. Y podríamos preguntarnos: ¿Por qué no exigen cupo femenino en el sindicato correspondiente para ocupar cargos de albañil en las obras en construcción?
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Todos los comentarios son bienvenidos, aún los críticos, que de ellos se aprende. No se publicarán los que contengan insultos o descalificaciones ad hominem.

1 comentario:

Marta Marenco dijo...

Realmente esta discusión es una reverenda PAVADA!!!!!!!!Como mujer pensante que soy, me siento avergonzada por estos delirios feministas, soy PERSONA y eso me basta para ser respetada y respetar!Si para ser considerada hay que masculinizarse, hemos perdido el raciocinio y descendimos en picada hacia la mediocridad!!!

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