Autora: Marta Tomihisa
Nací en el seno de una familia,
absolutamente machista.
En el transcurso de mi vida, he
vivido situaciones difíciles de las que salí ilesa.
Quizás por el hecho de ser la menor
de mi familia, obtuve una consideración inusual.
Pero fui testigo de maltratos, de
riñas matrimoniales y violencia física, en las que me involucré para defender a
las sometidas.
Sin embargo, puedo decir con total
honestidad que jamás fui agredida, ni física ni verbalmente.
Controlé cada acto de mi existencia,
para no padecer ningún daño, para no ser lastimada realizando acciones que
dejaron en claro mi posición de igualdad ante cada ser humano, que me interpeló
o intentó condicionar mi vida.
Siempre tomé mis propias decisiones
con total libertad, preservando mi integridad con absoluto respeto hacia el
otro.
Hoy contemplo asombrada la patética
contienda de las que quieren manifestarse sin respetar. De quienes se uniforman
como si fueran un equipo deportivo, como si no bastara el hecho de ser persona,
con todos los dones que hemos merecido como seres humanos.
No me rapo la cabeza, no me masculinicé
y no deseo unirme a ninguna secta para exigir absoluta consideración por el
extraordinario hecho de pertenecer a la raza humana…
Soy mujer, soy femenina, puedo maquillarme
y tengo neuronas, visto ropa que realza mi cuerpo y también luzco pantalones,
pero no quiero convertirme en macho ni siquiera para arremeter por mis
derechos. Contemplo asqueada el ridículo aspecto, de quienes para alzar su voz cometen
actos violentos, como si necesitaran masculinizarse para destacarse, transformándose
patéticamente en todo lo que rechazan…
Me niego a deformar nuestro
distinguido idioma para decir lo que pienso, me niego a tener un dialecto
mediocremente “inclusivo” para manifestar lo que muchas palabras de nuestro
fabuloso vocabulario pueden expresar…
Muchos hombres dignos han poblado mi
existencia, mi padre, mi esposo, mi hijo y tantos otros más a los que he
admirado en el transcurso de mi vida, a quienes rindo mi homenaje como mujer y ser
humano.
Tengo voz, tengo suficiente cerebro para
considerarme persona, me basta y sobra para caminar erguida, con mis convicciones,
mis aciertos y errores, pero con la firmeza absoluta que me permite el
extraordinario hecho de estar viva, para respirar cada mañana y pisar cada
baldosa….
2 comentarios:
Franco nos dijo: Carlos en realidad estaba probando la respuesta por email telefonico, de alli mi breve comentario.Mas luego ahondare en mi consideracion hacia esta genialidad de Marta.
Mirta nos dijo: Muy interesante! La discusión por el lenguaje inclusivo es otra forma más para perder el tiempo.Los idiomas latinos no son como el inglés y no digo sajón porque el alemán tiene no dos sino tres géneros y los conviven pacíficamente. me encanto este artículo de Marta
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