miércoles, 30 de diciembre de 2020

Lecturas

Enigmas de la Tierra y el espacio al alcance de todos. De Isaac Asimov. 

Como siempre, el autor nos regala una serie de conceptos y explicaciones, generalmente fuera de nuestro alcance, pero interesantes y “disparadores” de inquietudes. Esta vez es en todo lo relacionado con la astronomía, la ciencia de las distancias, dimensiones y velocidades inconmensurables, que suelen escapar a nuestra capacidad de comprensión. Aprendemos con él a tener una idea de la edad de nuestro sistema planetario, a valorar lo fugaz de nuestra existencia (no me refiero a la nuestra como individuos, extremadamente fugaz, sino a la de la civilización toda) y aún de la vida en la Tierra, así como lo infinito del conocimiento que aún nos falta. No obstante lo anterior, no podemos dejar de asombrarnos por la increíble capacidad de observación y de investigación de los hombres de ciencia. Hace muchos siglos, antes de contar con instrumentos de la sofisticación, de calidad y precisión de los actuales, ya había quienes miraban al cielo y veían lo que el común de la gente no es capaz siquiera de imaginar. 

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Mentirás tus muertos . De José D’Angelo

Notas que fui tomando mientras leía:

Introducción: Página 20: El autor justifica y legitima a las FFAA porque el estado “debe defenderse”, pero no hace distingo entre los gobiernos legales y los ilegales. No obstante, de lo anterior no debe inferirse que justifique los hechos aberrantes cometidos por los militares.

Explica que la sola denuncia de la “desaparición” fue prueba suficiente para obtener indemnización. Solo la Secretaría de DDHH sabe cuánto y a quién se le pagó. Esta Secretaría no da información al respecto. Todo ello cubre de un manto de sospecha de discrecionalidad en el otorgamiento de las compensaciones. La reaparición de un “desaparecido” no es causal de nulidad de lo actuado y, por tanto, de devolución de la indemnización.

Se considera víctima a cualquier persona que haya sido matada (aún en combate y durante gobiernos constitucionales). Pero solo lo son los participantes del bando Nac&pop.

Están considerados desaparecidos o víctimas de “ejecución sumaria” aún aquellos que murieron en combate o fueron “ajusticiados” por los propios terroristas, por traición, delación o deserción. Presumiblemente esto se hizo con la clara intencionalidad de cobrar las jugosas indemnizaciones.

Todas las afirmaciones que hace el autor y que avala con pruebas documentales, nos llevan a pensar en que es absolutamente cierto que su usaron los DDHH para hacer buenos e infames negocios. 

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Historia de Mayta. De Mario Vargas Llosa. 

Notable novela del genial autor peruano. No figura habitualmente entre los hitos más mencionados de su trayectoria, aunque debería. El autor hace una interesante pintura del desarrollo de la militancia de izquierda en el Perú, pero que bien podría aplicarse a tantos de nuestros países.

Hay una muy minuciosa caracterización del aquellos teóricos de la Revolución marxista que se disuelven en luchas retóricas acerca de cuestiones cada vez más puntuales que los llevan inexorablemente a dividirse innumerables veces hasta llegar a formar partidos de pomposos nombres que en la realidad cuentan con menos de una decena de afiliados. Están por otra parte aquellos que, como el alférez de la novela, son todo acción y buenas intenciones y de la noche a la mañana, pergeñan y llevan a cabo un intento revolucionario que resulta tan minúsculo y delirante que dura solo 12 horas. El autor nos muestra también cuál fue el destino, muchos años después, de aquellos militantes, alguno llegó a diputado, otro a director de una pomposa ONG para el desarrollo, que le permite vivir muy bien de los fondos aportados por el imperialismo y por la URSS.

La historia que da unidad a la narración es la de un escritor (el que es claramente el propio MVL), que va entrevistando a todos quienes puedan proporcionarle datos de Mayta, implicado en aquel alzamiento, a efectos de escribir una novela al respecto. Y nos da alguna de sus típicas reflexiones: «…en mis novelas trato siempre de mentir con conocimiento de causa».

Todo ello transcurriendo en el ámbito de su Perú tan conocido, donde nos recrea los paisajes naturales y humanos con una vívida crítica a sus injusticias y violencias ancestrales.

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El conde de Montecristo. De Alejandro Dumas.

Estando en vena de volver a leer libros ya leídos anteriormente, le tocó el turno al famoso conde.

Luego de su lectura, lo primero que me viene a la memoria es “La tentación de lo imposible” título de Mario Vargas Llosa para su ensayo acerca de “Los miserables” de Víctor Hugo. Es que, al igual o en mayor medida que en la memorable obra de Hugo, Dumas recurre aquí a coincidencias rayanas con lo inverosímil, sin que eso moleste a la estructura de la obra ni a sus ávidos lectores. Que el protagonista sea llevado ante el procurador, acusado de crímenes que no cometió, justo cuando celebraba la ceremonia de su casamiento, y que el procurador también haya sido interrumpido durante su comida de esponsales, es solo una mínima prueba de ello. Hay infinitas coincidencias más, tan insólitas como la mencionada, y que sin embargo uno no puede menos que festejarlas, mientras va leyendo con una ansiedad por lo que sucederá a continuación que cuesta explicar a quien no haya leído obras de ficción de esta envergadura. El autor hace gala de su manejo de las situaciones en las que nos entrega abundantes historias secundarias dentro de la principal. Todo ello condimentado con tesoros dignos de “Las mil y una noches”, obra a la que no se plagia, por cuanto en todo momento se le rinde tributo, mencionándola una y otra vez.

Es un verdadero desperdicio no leer semejante maravilla.

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Por qué no soy cristiano. De Bertrand Russell.

Se trata de una compilación de conferencias y ensayos del autor. El título no es muy representativo del contenido, si bien el primer capítulo lleva el nombre del libro y trata de ese tema, en los siguientes se aboca a otros temas. Aunque por momentos se me va de las manos (mejor sería decir que se me va de las neuronas) por lo profundo y elevado de los temas filosóficos en los que discierne; todo lo que está a mi alcance es absolutamente maravilloso para mis oídos. Demás está decir que se trata de un liberal a carta cabal. Suelo subrayar los libros de ensayos en las frases o párrafos que llaman mi atención; en este caso debería haber subrayado la práctica totalidad de la obra. Como el libro era prestado, me conformé con tomar notas aparte para reflexionar luego acerca de tamañas definiciones. Iba a decir “verdades”, pero, si algo entendí del autor es que un liberal tiene pocas certezas y muchas dudas, por eso prefiero decir “definiciones” o posturas y no verdades. Es notable el apéndice, en el que el compilador trae una reseña de los inicuos ataques que sufrió cuando fue designado profesor de filosofía en la Universidad de Nueva York, de parte de personajes conspicuos del pensamiento conservador y dogmático. A propósito de esa polémica, Albert Einstein dijo: «Los grandes espíritus han encontrado siempre violenta oposición por parte de las mediocridades. Estas no pueden entender que un hombre no se someta irreflexivamente a los prejuicios hereditarios y use honrada y valientemente su inteligencia». 

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Juan Domingo. De José Ignacio García Hamilton.

Como no se podía esperar otra cosa, el autor nos brinda una semblanza del personaje, que lo muestra en la intimidad tanto como en los aspectos políticos como gobernante, como conspirador y conductor y componedor de tantos y tantos intereses y personajes que circulan por las antesalas de los despachos del poder. De personalidad seductora como pocos, su conducta siempre sinuosa y ventajera, lo llevaron al pináculo del poder que ejerció en modo despótico, por más que sus innumerables seguidores no lo quieran admitir. El autor, que claramente es crítico de las políticas fascistas de Juan Domingo, no deja por ello de mostrar aspectos positivos de su personalidad. Es la primera vez que leo algo de esa infancia tan poco conocida, donde muestra numerosas frustraciones recibidas (no solo de la sociedad sino también dentro de la propia familia) que, a la postre, marcaron en mucho sus conductas y anhelos. Hay un paralelismo notable con la infancia de Eva. 

Algunas citas: 

Hablando de Eva Perón: 

Además profundizó su intervención en el terreno del espectáculo, donde se mostró fanática y vengativa: grandes artistas como Libertad Lamarque, Niní Marshall, Francisco Petrone, Arturo García Buhr, Orestes Caviglia y la bailarina María Ruanova, terminaron en el exilio o en el silencio. El folklorista Atahualpa Yupanqui y el escritor Alfredo Varela, autor de la novela Río oscuro, que luego Hugo del Carril llevara al cine bajo el título de Las aguas bajan turbias, fueron detenidos al entrar a la embajada rusa para ver la película La caída de Berlín, por el solo hecho de ser afiliados al Partido Comunista. Los llevaron a la comisaría y, como se negaron a firmar un acta aceptando que eran “culpables de haber originado disturbios en la vía pública”, el comisario Cipriano Lombilla los hizo golpear con bastones de goma y los envió a la cárcel de Villa Devoto, donde Yupanqui escribió su “Coplas del prisionero”. El director de orquesta Osvaldo Pugliese fue detenido varias veces por su misma afiliación política y su conjunto solía actuar con el atril vacío, en discreta pero elocuente protesta.

Hablando de la identificación total entre partido y estado, cita el caso de la ley 13,529 que manifestaba que:

 …la doctrina peronista era la doctrina nacional, que todo se sacrificaba al servicio de Perón, sin admitir críticas al respecto, con la necesidad de organizar un registro de opositores que todo ciudadano tenía la obligación de denunciar.

Otra: 

Luego de tres años de bienestar económico, en el país empezaron a sentirse algunos síntomas propios de una crisis: los precios subían y escaseaban algunos productos. En el país tradicional de la abundancia, la carencia de bienes resultaba sorprendente.

El autor cita una arenga de Perón, luego del fallido golpe de junio de 1955, en la que dijo: 

No quieren pacificación: a la violencia hemos de contestar con una violencia mayor. Aquel que en cualquier parte intente alterar el orden en contra de las autoridades constituidas, la ley o la Constitución, ¡puede ser muerto por cualquier argentino! La consigna para todo peronista es contestar a una acción violenta con otra más violenta. Cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos. 

Todo un pacifista.


Hablando de la JP, García Hamilton comenta: 

Estos jóvenes de familias católicas no habían vivido la violencia y el autoritarismo existentes desde 1943 hasta la caída de Perón en 1955, ni escuchaban las narraciones de algunos mayores sobre el pensamiento y el estilo fascista del creador del justicialismo. No habían sido perseguidos por sus ideas religiosas o políticas; ni habían sufrido los ataques de la Policía en los actos opositores; ni habían sido picaneados en los sótanos de las comisarías o la llamada Sección Especial; ni se les había prohibido expresarse en las asambleas gremiales; ni se los había obligado a cantar la marcha oficialista, a llevar luto por Eva o a afiliarse al partido para conservar el empleo público. Por eso, cuando el general exiliado hablaba en Madrid sobre la conveniencia de establecer el "socialismo nacional" le creían, ilusionados con la idea de luchar por esos ideales comunes. 


1 comentario:

Charles dijo...

Mirta nos dijo: GRACIAS! Ejemplo super interesante de un excelente gusto ecléctico .
Gracias por compartir.

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