domingo, 27 de marzo de 2022

La meritocracia

En nuestro país, donde la actividad privada suele mirarse con desconfianza, sobre todo si es exitosa (salvo algunas abogadas famosas), el más grande y frecuente empleador es el Estado.

No es ninguna novedad que no suelen ser los méritos académicos o profesionales los que decidan la contratación –siendo, en cambio, fundamental para lograr la colocación, la pertenencia a la facción del cacique de turno– aún para cargos en los que la política debería estar ausente. Eso lo saben todos quienes hayan tenido algo que ver con la administración pública. 

Lo interesante sería hacer una verdadera revolución en este sentido, y comenzar por los municipios. Debería implementarse un concurso anual de antecedentes y capacidades para todas las áreas del servicio público comunal, tanto en la administración, en maestranza, y en las colocaciones técnico-profesionales. El concurso no debería comprometer al municipio a la contratación de los participantes, pero sí establecer una “grilla” con los resultados obtenidos a fin de recurrir a ella en caso de producirse una vacante. Incluso podrían organizarse cursos de capacitación para distintas áreas, previos al concurso mencionado. Luego de rendidas las pruebas de suficiencia, se otorgaría al interesado un certificado donde conste la capacitación realizada y la calificación obtenida.

En caso de organizarse con la suficiente seriedad, estos cursos y concursos podrían adquirir tal prestigio, que el certificado que se otorgue, serviría, además, para agregar al currículum del participante y una buena carta de presentación para conseguir un trabajo en la actividad privada. 

Si los intendentes se ajustaran a estas medidas para la contratación de personal, estarían contribuyendo a la meritocracia, tan ausente en estos tiempos en nuestro medio.

Pero, además, se podría hacer otro tanto con los empleados ya existentes en la administración. Una vez por año, o cada dos, se debería entrevistar a los empleados para evaluar sus conocimientos, actitudes y aptitudes, así como eventuales ideas para la mejora de los servicios prestados en su área. Seguramente se encontrará gente que está subvaluada y podría ser más provechosa en otra área o con más responsabilidades en la que se desempeña. Y también se encontrará a quienes están en posiciones que están por encima de sus capacidades y desempeño.

Claro que para eso faltaría la vocación política, cosa que no abunda en nuestras tierras...


3 comentarios:

Frank dijo...

Carlos,como siempre tan sensatos sus comentarios.Pregunta,que hariamos con aquellos que se descubriera su inaptitud para el cargo que ocupan,aun mas que hariamos para aquellos que los han tomado,complices seguro de este fraude a los erarios publicos.

Charles dijo...

Mirta nos dijo: Muy bueno. como de costumbre.Es hermoso ver que todavia hay personas que luchan contra los molinos de viento.

Charles dijo...

Antonio nos dijo: Espectacular!!!
Abrazo!!!

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