miércoles, 26 de octubre de 2022

Náufrago inesperado

Yo acababa de terminar la primaria, portando orgullosa la bandera de mi patria, aunque en realidad solo fui escolta porque el peso de la susodicha no me permitía sostenerla con elegancia… Tuve que relegar semejante honor en un compañero de banco, también buen alumno, aunque menos destacado en el arte de contar, cualidad que en mí se ha desplegado con absoluta intensidad…

Luego, fui premiada con un viaje a Mar del Plata, junto a dos de mis hermanas, Isabel e Irma, adolescentes y responsables de guiarme sana y salva, hasta la casa de Dora, la mayor de la familia y ya casada que llevaba adelante con mucho entusiasmo, un próspero negocio de tintorería, el cual se había activado como una interesante salida laboral para la gente de la colectividad nipona.

Luego de llegar, casi al mediodía de un día nublado, en el que una lluvia ligera opacaba la asistencia al balneario de los innumerables turistas que ya invadían la ciudad, nosotras tres nos fuimos a la playa.

Aún había nubes en el cielo, el viento soplaba con cierta intensidad, lo cual había provocado un notable descenso de temperatura que desalentaba a quienes aún se atrevían a caminar por la rambla. Pero nosotras, jóvenes y empecinadas, recorrimos la orilla y hasta nos mojábamos los pies, aunque ahí terminaba nuestra audacia, porque el agua estaba bastante fría.

Yo caminaba adelante, juntando piedras para luego arrojarlas al mar, hasta que, en un risco, me pareció ver una gaviota escondida y allí fui a comprobarlo…

Pero no era una gaviota, era un pingüino…

También yo me sorprendí bastante al hallarlo, porque este tipo de ave al que solo había podido contemplar en el zoológico, no había sido visto en ninguna playa de esta ciudad…


Mis hermanas se unieron a mí de inmediato, todas coincidimos en que algo le había ocurrido a este animal, para que estuviera detenido en este lugar y tan quieto… Me acerqué y él solo hizo un leve movimiento con su cabeza, pero no retrocedió y ni siquiera intentó alejarse de nosotras…

Entonces, descubrimos que tenía una herida sangrante en su pata derecha, cubierta de arena, en la que exhibía un corte profundo hacia arriba…

El animal emitió un graznido, pero no se movió del sitio, entonces yo extendí mi mano y lo toqué con mucha cautela, a lo cual él respondió con una mirada asustadiza, pero sin moverse del lugar en donde se hallaba…

Comprendimos de inmediato, que le dificultaba bastante caminar, por lo que en un impulso acaricié con suavidad su húmeda cabeza, para luego levantarlo con mucha delicadeza…

¿Pero, a dónde iríamos con él?

Improvisando un sostén con mi remera, lo puse junto a mi pecho y él ni siquiera se movió, solo sentí que su cuerpo húmedo, temblaba un poco…

Por supuesto, lo llevamos a la tintorería y las tres coincidimos en que la pileta en el que se sumergía la ropa antes de ser lavada, era el lugar adecuado para que él permaneciera hasta que su herida se curara.



No queríamos contarle de inmediato a mi hermana mayor, porque temíamos que no nos permitiera tenerlo…

Pero luego de pensarlo un poco, coincidimos en que sería mejor que ella lo supiera, esperando que nos permitiera conservarlo hasta su recuperación.

Y así fue. Aunque ella no podía creer que habíamos hallado, nada más y nada menos que un pingüino en esa playa, aceptó que lo conserváramos hasta que sanara. Fue un huésped mimado y atendido con esmero, traíamos para él, cornalitos y otros peces pequeños que devoraba con verdadero entusiasmo.

Además, ya caminaba con más agilidad, aunque seguía rengueando, recorriendo la tabla que habíamos puesto en el borde de la pileta.

Pero su destreza era nadar, esperando los obsequios que le llevábamos para su deleite, peces y hasta una manzana que cortamos en trozos y él engulló con bastante voracidad…

Los meses pasaron, su herida mejoró notablemente y casi se desplazaba con normalidad, así que mi hermana mayor insinuó que ya debíamos llevar al pingüino, nuevamente al mar…

Era una decisión difícil, porque nos habíamos acostumbrado a él, luego de esta larga estadía. Aún así, comprendimos que eso era lo mejor, para que pudiera regresar con su familia y continuar con su vida…

Después de una lluvia ligera, una tarde de ese incipiente otoño decidimos llevar a nuestro huésped a la playa, al mismo sitio en donde lo habíamos hallado, para que se orientara hacia su destino.

Elegimos un día nublado y fresco, tratando de evitar que hubiera otras personas observando la situación. Fuimos las tres, para despedirnos y desearle buena suerte, en su largo viaje de regreso…

Apenas lo depositamos en la playa, caminó entusiasmado hacia el agua, hasta que de pronto, giró la cabeza y nos miró fugazmente…

Un graznido agudo nos indicó, que este era su adiós…

Nos quedamos observándolo, hasta que se sumergió en el intenso oleaje que envolvió su pequeña figura, internándose por completo en el agua, hasta que no lo vimos más…

Finalmente retornaba a través del mar, hacia ese mundo tan anhelado, que se llama hogar…

sábado, 22 de octubre de 2022

Salvataje

A casi 40 años de la recuperación de la democracia, debemos admitir que sus resultados han sido pobres, para usar un término no tan apocalíptico.

Hemos retrocedido en poder adquisitivo, en seguridad, en educación y, seguramente, en cuanto parámetro se nos ocurra tomar como medición de la calidad de vida.

¿A nuestra dirigencia le pasó lo mismo que al común de la gente? La respuesta es obvia; a ellos les ha ido notablemente bien.

Entonces cabe preguntarse ¿Han fracasado los políticos? ¿O este era su plan?

Si considerásemos la situación económica de nuestros políticos, ya sean diputados, senadores, gobernadores, intendentes, concejales o lo que fuere, seguramente nos encontraríamos con individuos con una sólida, cuando no brillante posición.

Todo ello me llevó, ya hace un tiempo, a la siguiente reflexión:

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Comparar nuestra situación político-económico-social con un naufragio, no es, probablemente, muy original. Sin embargo, es tentador. Y el naufragio emblemático es, seguramente, el del Titanic. Imaginemos por un momento que, conocida la terrible realidad de tener que abandonar la nave, el capitán y sus oficiales dan las instrucciones iniciales a sus marineros. Estos acuden a informar a los pasajeros, y comienzan las primeras tareas de organización del abordaje a los botes salvavidas. En este momento, los pasajeros y los marineros ven que los más seguros y mejores botes han sido ocupados ya por el capitán y sus primeros oficiales. Más aún, desde la comodidad y seguridad de su situación, siguen dando órdenes y directivas acerca del salvataje. Y, todavía peor: teorizan acerca de las responsabilidades echándose mutuamente la culpa. 

Ante esta situación, ¿cómo deberían reaccionar los marineros y pasajeros? ¿Encuentra el lector alguna semejanza con la realidad argentina?

Nuestro país no corre ciertamente el riesgo de naufragar en las frías aguas del Atlántico Norte, ni sus habitantes están a punto de morir congelados en dichas aguas. Nuestro transatlántico naufraga en las hirvientes aguas de la depresión, el hambre, la desocupación, la deserción escolar, la delincuencia sin control y el narcotráfico. Nuestros capitanes y oficiales sin embargo, se encuentran cómodamente a salvo de la situación, dentro de sus quintas, en sus “countries”, a bordo de sus 4x4, o en sus bancas de legisladores, arropados por sus dietas y sus fueros. Nos dan instrucciones y pontifican recetas magistrales, que no se pueden llevar a la práctica por culpa del imperialismo, del clericalismo, de la oligarquía, de los anarquistas, del militarismo, del neoliberalismo o de la paleontología.

Si no tuviéramos obreros paupérrimos con sindicalistas millonarios;

Si no tuviéramos agentes miserables con comisarios riquísimos;

Si no tuviéramos sindicalistas, concejales, diputados, senadores, jueces, intendentes, presidentes y todos sus colaboradores, jardineros, choferes, familiares y amanuenses ubicados en los mejores botes salvavidas, mientras los hombres y mujeres comunes luchan denodadamente tan solo para mantenerse a flote (sin conseguirlo muchas veces);

Si no tuviésemos esa realidad, podríamos creer simplemente que nuestros capitanes nos condujeron con ineptitud.

Pero al ver sus realidades, cuesta creer que esto no haya sido parte del plan.

Al ver esas realidades, cuesta simplemente creer…


sábado, 15 de octubre de 2022

La nefasta oligarquía

Hace un tiempo publiqué esto en FB, pero me veo tentado a reproducirlo...

Un DT de fútbol –al menos los de equipos de primera línea– gana cifras elevadísimas. Igual que los futbolistas estrella, o los destacados en cualquier disciplina deportiva con altos índices de fervor popular. También los jóvenes creativos que crean o desarrollan distintos software o aplicaciones para teléfonos celulares o el CEO de cualquier gran empresa. Pero, todos ellos, tienen en común que su desempeño tiene que estar a la altura de lo que se espera de ellos, requisito sin el que dejarían de existir sus elevados sueldos o ganancias. 

No ocurre lo mismo con los políticos. Esa sí que es una verdadera corporación que cosecha éxitos para sí; es la verdadera oligarquía que hoy tiene poder. Una vez alcanzada la posición, desde un simple concejal o un ministro, un diputado, o director de una empresa pública (de esas que tanto abundan en nuestros gobiernos progres) ganan sueldos que suelen ser diez veces el mínimo y más también. Pero no están sometidos a la auditoría de su gestión, tienen fueros y pasajes, visas, jubilaciones especiales y otros privilegios que no pierden por desastroso que sea su desempeño (recordemos que son ellos mismos los que legislan sus propios privilegios). 

Mucho se despotrica desde sus tribunas acerca de las oligarquías que siempre están contra el pueblo, que solo aspiran al sufrimiento perpetuo de las clases populares y que siempre están contra los gobiernos consustanciados con los pobres y marginados. Esa oligarquía pudo haber sido la de los terratenientes, la clerical en aquellas épocas del temprano peronismo o los “factores concentrados de la economía”, según repiten hoy sus voceros.

Lo concreto es que hoy, la única oligarquía que ejerce poder tangible y antipopular, es la oligarquía política (y la sindical, a su cobijo), encarnada particularmente en el nefasto PJ y todas las variantes con las que se disfraza para afianzar sus intereses: isabelismo, lopezrreguismo, menemismo, kirchnerismo, cristinismo, etc.

Estas camaleónicas transformaciones son tan útiles que les permiten no hacerse cargo de la secuela de atraso, miseria y marginación que dejan tras su paso. Pero saben muy bien regular para sí los salarios, las tarifas, las políticas públicas de todo orden, discursear majaderías, derrochar palabras vanas y hermosas buenas intenciones en sus arengas, aunque jamás dejen de hacer buenos negocios para sí y para sus empresarios amigos.

Ellos son los verdaderos enemigos de las causas populares, los que actuando a sabiendas de que están preparando siempre la próxima crisis –que pagaremos todos en su beneficio personal–, saben que el brazo largo de la justicia, no suele ser tan largo para ellos; y que las cortas piernas de la mentira, no lo son tanto como para que se caigan antes de la próxima elección. El que venga detrás, ya se las arreglará para poner de nuevo en marcha la noria. Y esa noria hambrea y mata.

Me parece que esta película, ya la ví.


domingo, 9 de octubre de 2022

Frases

Juan José Sebreli  Citas tomadas de: Crítica de las ideas políticas argentinas

La educación según Sarmiento:

En repetidas oportunidades Sarmiento señaló la desidia de las clases dominantes por la educación popular y denunció una injusticia plena de actualidad, la universidad gratis para los hijos de las clases altas, contrapuesta al abandono de las escuelas primarias públicas donde solo van los pobres.

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De la misma obra:

El peronismo, campeón luego de las privatizaciones, atacaba desde el Parlamento los intentos de Alfonsín por privatizar Aerolíneas y Entel. La inagotable ironía de la política permite recordar estas palabras del senador Eduardo Menem: «La soberanía nacional no se vende, no tiene precio, no se enajena, ni se la debe poner en peligro (…) ¿Por qué buscamos afuera lo que podemos tener en nuestro país? El Justicialismo no les ha puesto ni les pondrá jamás una bandera de remate (a esas empresas) porque está en juego la soberanía del Estado».

Ya se sabe lo que hicieron después y precisamente durante la presidencia de su hermano.

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Hernando de Soto en: El misterio del capital

Cuando uno deja Frankfurt y aterriza en El Cairo, lo que queda atrás no es el mundo high-tech del fax y de las neveras, de la televisión y de los antibióticos. Los egipcios, en principio, pueden acceder a todas esas cosas. Lo que uno realmente deja atrás es un mundo donde hay transacciones legales y obligatorias sobre derechos de propiedad. Los créditos hipotecarios y los domicilios verificables que generan una riqueza adicional están fuera del alcance incluso para cairotas que podría parecer que viven cómodamente.

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Mario Vargas Llosa

El eslogan de mayo del 68 extendió al concepto de autoridad su partida de defunción y legitimó la idea de que toda autoridad es sospechosa. No destruyó el Estado, pero sí la educación.

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Otra del mismo autor:

...el racismo no es nunca racional, no está jamás sustentado en datos objetivos, sino en prejuicios, suspicacias y miedos inveterados hacia el "otro", el que es distinto, tiene otro color de piel, habla otra lengua, adora a otros dioses y practica costumbres diferentes. Por eso es tan difícil derrotarlo con ideas, apelando a la sensatez. 

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Aristóteles

Siendo Platón y la Verdad amigos míos; es mi deber poner por delante a la verdad. 

Notable lección que nos alerta acerca de que no hay “líderes infalibles”. Tampoco los papas lo son.

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Varios:

Leonardo da Vinci«Quien en verdad sabe de qué habla, no encuentra motivo para levantar la voz». 

Ubaldini«Coincido totalmente, aunque no esté del todo de acuerdo». 

Séneca«Para quien no sabe a dónde va ningún viento es favorable».

Einstein«Dios no juega a los dados».

Niels Bohr«No le digas a Dios lo que tiene que hacer con los dados». 

Buda«Uno hace más fuerte a alguien cuando lo ayuda un poco. Pero lo debilita si lo ayuda mucho».

Dostoievski«Más vale equivocarse al perdonar que al castigar».

Proverbio citado por A. Soljenitsin: «No temas a la ley, sino al juez». Pero, a renglón seguido, viendo lo inaudito de las leyes soviéticas, lo rectifica: «No temas al juez, sino a la ley».



lunes, 3 de octubre de 2022

Teoría del valor trabajo

Tengo absolutamente claro que en este tema «toco de oído», pero me gusta hacer algunas reflexiones de vez en cuando.

De la teoría de que solo el trabajo produce el valor de cualquier bien o servicio surge la idea de la plusvalía, tan cara al marxismo, y de ello se desprende que toda ganancia empresaria es el fruto de la parte del trabajo que no se le pagó al obrero. Es decir, que la ganancia o lucro de una empresa es, lisa y llanamente, por explotación del trabajador.

En su momento Marx vaticinó que, en su insaciable apetito de ganancia, la burguesía capitalista llevaría a un grado de despojo tan grande a los trabajadores de los países industrializados, que el sistema terminaría por explotar y dar paso a la ansiada Revolución y posterior «Dictadura del Proletariado». Nada de eso ocurrió en las sociedades verdaderamente capitalistas, sino todo lo contrario. Allí, donde se practica tanta libertad de mercado como sea posible, es donde el proletariado vive mejor y donde el capitalismo mostró su verdadero éxito y superioridad moral. Y, además, el proletario invariablemente NO VOTA ideas marxistas. Como dijo alguien: «El proletario no sueña con cambiar la sociedad; sueña con cambiar el auto».

Donde sí se instaló algún sistema marxista, no fue por una revolución encabezada por el proletariado, sino que fueron encabezadas por auténticos burgueses y no se instaló la ansiada «Dictadura del Proletariado» sino una dictadura de la «nomenclatura».

Aquella teoría tiene, a mi parecer, ciertos problemitas que los marxistas no explican, amén de sus reiterados fracasos.

¿Cuál sería y quién determinaría cuánto es el valor justo de la hora/hombre trabajada?

Si toda la ganancia de una empresa se tuviera que distribuir entre los trabajadores, no quedaría ningún estímulo para que un empresario emprendiera y no se crearían fuentes de trabajo. Es muy fácil pedir que «se expropien los medios de producción para ponerlos en manos de sus trabajadores». Se trata de la expropiación de dichos medios, previamente creados, y no por el proletariado. El trabajo previo de imaginar la creación de una empresa y concebir los productos que serán demandados por posibles clientes y la valentía de asumir los riesgos, no se tiene en cuenta ni se verá gratificado. Total es fácil decir que el conjunto de los trabajadores podrá administrar tanto o mejor que sus originales dueños un emprendimiento en marcha. Pero, ¿cuántos nuevos emprendimientos se crearían?

Por otra parte, da la sensación de que los más postergados de los países subdesarrollados, eligen los «infiernos capitalistas» para emigrar; no se ven austríacos, belgas o alemanes emigrando hacia países con regímenes socialistas del África subsahariana o a Corea del Norte, sino todo lo contrario. 

En el terreno de las suposiciones:

Juan tiene que producir trigo en un campo contando solo con una pala para ello. Él trabaja 100 horas para producir 100 Kg de trigo. Imaginemos que el valor «justo» de la hora de trabajo fuese de $ 1. Luego, su trigo valdría $ 1 el Kg.

Siguiendo con las suposiciones, imaginemos que Pedro también produce trigo, que trabaja también 100 horas, pero cuenta con un tractor. Resulta que, en nuestra suposición, Pedro logra producir 10 toneladas de trigo. Es decir, 100 veces más que Juan. Luego, el valor de su trigo debería ser $ 0,01 el Kg. Si se pretende cobrar más ¡horror se está explotando a Pedro! 

Pero, hay otro problema: ¡Juan pondría el grito en el cielo por la competencia desleal! ¿Cómo va a poder vender su trigo a $1 el Kg (valor "justo" si los hay), cuando el vecino lo vende a $ 0,01?

¡¡¡Urgente que intervenga el Estado!!! 

Otro ejemplo (plagiado de Miguel Anxo Bastos; la reproducción no es textual): 

En las costas de Okinawa, hay mujeres que bucean en busca de perlas. Una de ellas, se sumerge algo así como 10 metros y en cuestión de 2 minutos obtiene una perla. ¿Cuánto debería cobrar por ella? Si tomamos como ejemplo el valor trabajo del caso anterior ($1 por hora de trabajo) esta mujer debería cobrar algo así como 3.3 centavos (digamos 4) por la perla. pero sucede que hay quien está dispuesto a pagar 100 dólares. Quiere decir que aquí el valor de la hora trabajada es de ¡3000 dólares! Pero, todavía hay más. Supongamos que otra okinawense se sumerge y en los mismos 2 minutos consigue traer del fondo una piedra común y corriente: como ambas, la piedra y la perla, demandaron el mismo trabajo, ¿deberían valer lo mismo?

Este es un clarísimo ejemplo de que el valor es subjetivo, dependiendo de la apetencia que haya del producto y de su mayor o menor abundancia (oferta y demanda) y no exclusivamente del «valor trabajo».




Los años 70

Los montoneros y otras agrupaciones terroristas nunca tuvieron vocación democrática ni estuvo en sus planes el cuidado de la república. Por ...