viernes, 28 de abril de 2023

Frases

 

Selección de frases que recopilé y  creo que vale la pena compartir

El crimen de la guerra. De Juan Bautista Alberdi 

El comercio

El comercio, que es el gran pacificador del mundo después del cristianismo, es la industria internacional y universal por excelencia, pues no es otra cosa que el intercambio de los productos peculiares de los pueblos, que permite a cada uno ganar en ello su vida y vivir más confortable, más civilizada, más feliz. [...] Cada tarifa, cada prohibición aduanera, cada requisito inquisitorial de la frontera, es una atadura puesta a los pies del pacificador; es un cimiento puesto a la guerra.

Libertad y riqueza:

La riqueza y la liberad son dos hechos que se suponen mutuamente. Ni puede nacer ni existir la riqueza donde falta la libertad, ni la libertad es comprensible sin la posesión de los medios de realizar su voluntad propia.

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La posmoralidad. Miguel Wiñasky 

El mundo paralelo (el del relato) requiere de la fe de los devotos. 

Los embrujados por el relato prefieren creer a constatar. 

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La virtud del egoísmo Ayn Rand 

Al igual que cualquier otro valor, el amor no es una cantidad estática, disponible que puede ser dividida, sino una respuesta ilimitada y existente que debe ser ganada.

El único fin correcto o moral de un gobierno, es proteger los derechos del individuo: vida, libertad y propiedad.

Para llegar a la ‘virtud de la fe’, hay que abandonar el espíritu crítico.

Elegir entre ser virtuoso o feliz, genera culpa y es a lo que lleva la filosofía del altruismo.

Defender hoy al socialismo ya no se puede considerar un error inocente. Si el motivo es el bienestar del hombre; los resultados horrorizan.

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Libertad: la clave de la prosperidad. Carlos Alberto Montaner 

Ya se sabe, por ejemplo, que no es la riqueza natural lo que explica el éxito de un país montañoso, pequeño y sin acceso al mar, como Suiza; como también puede afirmarse que no es la rapiña imperial lo que ha enriquecido a los países escandinavos o a la remota Nueva Zelanda. Por otra parte, el desarrollo fulminante de los famosos cuatro dragones de Asia (Hong Kong, Corea del Sur, Taiwán Y Singapur), precedido por el fenómeno asombroso de Japón, ha demostrado que el acceso a la prosperidad no constituye un privilegio reservado a los pueblos de origen europeo o de raza blanca. 

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De animales a dioses. Yuval Noah Harari  

No hay ninguna posibilidad de que la gravedad deje de funcionar mañana, aunque la gente deje de creer en ella. Por el contrario, un orden imaginario se halla siempre en peligro de desmoronarse, porque depende de mitos, y los mitos se desvanecen cuando la gente deja de creer en ellos.

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Steve Jobs:

En cualquier etapa de la vida en la que te encuentres ahora, agradece y disfruta al máximo de las pequeñas cosas y atesora el Amor de tu pareja, tu familia y tus amigos, para que cuando llegue el día en que baje el telón, puedas llevar contigo la verdadera riqueza de este mundo.

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Ramón y Cajal. José María López Piñero

De esa obra tomo el siguiente párrafo, cuando este famoso histólogo español opina acerca de la naturaleza humana, a fines de la Primera Guerra Mundial:

Vaya por delante la declaración de que yo tengo muy pobre idea del hombre y de su civilización. Para mí la raza humana solo ha creado dos valores dignos de estima: la ciencia y el arte. En lo demás continúa siendo el último animal de presa aparecido. Y como animal de malos instintos, conjeturo que, cualquiera que sea el resultado de la monstruosa lucha, cambiarán muy poco las normas ideales y morales de la Humanidad… [...] Dentro de veinte o treinta años, cuando los huérfanos de la guerra mundial actual sean hombres, se repetirá la estúpida matanza.

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Anónimo:

Siempre que llovió, paró.




lunes, 17 de abril de 2023

Reflexiones propias y ajenas

Los países más desarrollados del planeta

Algunos de lo países más desarrollados del planeta, a comienzos del siglo XX estaban a la par de Argentina en muchísimos parámetros que se pudieran analizar para medir la prosperidad de un pueblo. 

Sin ir tan lejos en el tiempo, en extremo oriente y en ciertos países de Europa, hace tan solo 70 años, había sociedades muy pobres, con economías agrarias de subsistencia y que ahora muestran situaciones económicas muchísimo más prósperas que la nuestra.

Hoy, si nos comparamos con cualquiera de esos países, tendríamos que ponernos a llorar o, al menos, a reflexionar seriamente qué hicimos tan mal o, lo que es lo mismo, qué es lo que ellos hicieron tan bien.

Corea del Sur, que hace unos 60 años salía de una guerra, pasó de ser un país muy pobre a lo que hoy es, que no necesita mayores comentarios. Ni hablar de Japón o Alemania, literalmente devastados luego de la 2ª Guerra Mundial y que hoy son verdaderas potencias industriales y económicas. No olvidemos que estos tres países copiaron el modelo económico y de independencia de poderes del «Imperio Yanky». Ni qué decir de Japón, rendido incondicionalmente al odiado imperio y, sin embargo, allí los vemos mostrando sus logros y la prosperidad de sus pueblos.

Yendo a ejemplos más cercanos, no creo que hace tan solo medio siglo haya habido en el subcontinente otro país con más logros en lo social, económico y educativo que el nuestro. Lamentablemente, hoy, no podemos decir lo mismo.

Seguramente habrá variadas recetas para salir de la situación en la que nos encontramos, pero es urgente que nos pongamos en camino. Y el primer paso, es reconocer la realidad. Y la realidad indica que no hay soluciones duraderas sin alguna cuota de esfuerzo. La medicina que cura, no suele tener buen sabor.

Cito una frase de Lanata: «Creo que el problema de la Argentina es preguntarnos si seremos capaces de trabajar por un resultado que no vamos a ver».

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Reelección, Cristina eterna y alternancia boba

Todos los gobiernos peronistas intentaron (a veces lo lograron) la reelección. Perón en 1952, reforma constitucional mediante. Menem en 1995, otra vez manipulando la Constitución y llegando al colmo de pretender un tercer mandato (Eduardo Menem hablaba de prOscripción a la simple prEscripción constitucional que ellos mismos no solo votaron sino que impulsaron con vehemencia). Y cristina, no llegó a una nueva reforma constitucional porque no repitió en 2013 la elección de 2011. Una de sus incondiconales aplaudidoras abogaba en contra de una «alternancia boba»…

Pero, a los muchachos peronistas, sería bueno recordarles algunas palabras del fundador de su movimiento y líder absoluto. Perón, en el mensaje del 1º de mayo de 1948, se manifestó contrario a la reforma del artículo 77 que establecía la no reelección (cosa que finalmente se hizo en 1949): 

«Mi opinión —dijo entonces— es contraria a tal reforma. Creo que la prescripción existente es una de las más sabias y prudentes de cuantas establece nuestra Carta Magna. Bastaría observar lo que sucede en los países en que tal reelección es constitucional. No hay recurso al que no se acuda, lícito ilícito; es escuela de fraude e incitación a la violencia, con asimismo una tentación a la acción política por el gobierno o los funcionarios. Y si bien todo depende de los hombres, la Historia demuestra que éstos no siempre han sido ecuánimes ni honrados para juzgar sus propios méritos y contemplar las conveniencias generales. En mi concepto, tal reelección sería un enorme peligro para el futuro político de la República. Es menester no introducir sistemas que puedan citar al fraude a quienes supongan que la salvación de la Patria sólo puede realizarse por sus hombres o sus sistemas. Sería peligroso para el futuro de la República y para nuestro Movimiento si todo estuviera pendiente y subordinado a lo pasajero y efímero de la vida de un hombre...» 

A juzgar por lo acontecido después, no resultan sinceras estas tan acertadas opiniones, por el contrario, parecía estar anticipando las mañas y malas artes que él mismo protagonizó.

Palabras de otro líder de los progres de Latinoamérica:

«Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía». (Simón Bolívar, Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819)

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 En La rebelión de las masas (escrito en 1929, cuando el fascismo de Mussolini estaba en pleno ascenso), Ortega y Gasset nos regala, entre otros aciertos, el siguiente párrafo:

«La forma que en política ha representado la más alta voluntad de convivencia es la democracia liberal. [...] El liberalismo es el principio de derecho político según el cual el Poder público, no obstante ser omnipotente, se limita a sí mismo y procura, aun a su costa, dejar hueco en el Estado que él impera para que puedan vivir los que ni piensan ni sienten como él, es decir, como los más fuertes, como la mayoría. El liberalismo –conviene hoy recordar esto– es la suprema generosidad: es el derecho que la mayoría otorga a las minorías y es, por tanto, el más noble grito que ha sonado en el planeta. Proclama la decisión de convivir con el enemigo, más aún, con el enemigo débil. Era inverosímil que la especie humana hubiese llegado a una cosa tan bonita, tan paradójica, tan elegante, tan acrobática, tan antinatural. Por eso, no debe sorprender que prontamente parezca esa misma especie resuelta a abandonarla. Es un ejercicio demasiado difícil y complicado para que se consolide en la tierra.

»¡Convivir con el enemigo! ¡Gobernar con la oposición! ¿No empieza a ser ya incomprensible semejante ternura? Nada acusa con mayor claridad la fisonomía del presente como el hecho de que vayan siendo tan pocos los países donde existe la oposición. En casi todos, una masa homogénea pesa sobre el Poder público y aplasta, aniquila todo grupo opositor. La masa –¿quién lo diría al ver su aspecto compacto y multitudinario?– no desea la convivencia con lo que no es ella. Odia a muerte lo que no es ella».


domingo, 9 de abril de 2023

Autopercepción, géneros y lenguaje inclusivo


En estos días se discute, acaloradamente casi siempre, acerca de estos temas. Veo que, con demasiada frecuencia, quienes sostienen estas creencias, lo hacen de un modo casi religioso y poco racional. 

"Perspectiva de géneroCreo firmemente que hay solo dos sexos. Con respecto al género, es un accidente gramatical que nuestro idioma reconoce solo dos: masculino y femenino (en alemán, por ejemplo, hay tres porque incluye al neutro). 

Tengamos en cuenta que «la mesa» es sustantivo femenino y «el banco» es masculino, pero ni aquella tiene ovarios ni este tiene testículos así como tampoco están diseñados para reproducirse. Solo cuando se habla de seres animados, suele coincidir el género gramatical con el sexo («el» perro y «la» perra, «el» gato y «la» gata), pero no siempre (la jirafa macho y la jirafa hembra, la ballena, la foca y otros). Y estos sí que están diseñados para reproducirse.

Ciertas mentes perversas o extraviadas cambiaron la semántica de la palabra «género» asociándola con «sexo» persiguiendo fines trastornados y trasnochados que no confiesan. Y otras mentes, menguadas de caletre, creen ese invento.

Cuando se estudia la evolución de los seres vivos, vemos que los más elementales, bacterias por ejemplo, se reproducen por la simple división de la célula madre creando dos hijas genéticamente idénticas. El gran salto en la evolución (esto lo podemos explicar por la teoría de Darwin o si preferimos por una creación divina) fue la reproducción sexual que permite la maravillosa diversidad individual que hoy poseemos. Y los sexos son solo dos y nada más que dos.

El hombre puede encontrar, y de hecho encontró, otras finalidades en el acto sexual que las puramente reproductivas. Y ello por ser una criatura en la que la cultura influye sobre los instintos básicos mucho más que en otras especies animales. Algo parecido ocurre con los alimentos, que en su enorme variedad y complejidad, nos dan mucho más que nutrición. Pero, así como en esa variedad gastronómica siempre ingerimos alimentos, no hay dudas de que, en el sexo, lo natural, es la atracción heterosexual y no homosexual. Si un hombre se erotiza con otro hombre (y está en todo su derecho a practicar el sexo de la manera que le plazca) no deja por eso de ser hombre. Y todos los géneros (infinitos, parece) que estos trastornados inventan, no dejan de ser una ilusión o fantasía. 

La «autopercepción» es otra patraña inconmensurable. Para autopercibirme de cualquier cosa, tengo que tener una idea de cómo es esa cosa. Por ejemplo, si me autopercibo canguro tengo que saber cómo es un canguro (miembros posteriores poderosos, tiene marsupia y se desplaza a saltos). Para autopercibirme mujer, tengo que saber que es un ser humano, que tiene ovarios, caderas más anchas, tiene desarrollo de las glándulas mamarias, distinta distribución del vello corporal y tiene órganos sexuales apropiados para la gestación. Si, siendo varón, no cuento con ninguna de esas características sino las contrarias, pero me autopercibo mujer, estoy tan enfermo como el anoréxico que está piel y huesos y se ve gordo.

El lenguaje «inclusivo» es otro invento que está en sintonía con lo anterior. 

Está claro que el lenguaje no tiene dueños o, mejor dicho, tiene tantos dueños como hablantes hay. Y eso permite a quien se sirve de él a usarlo como mejor le parezca para comunicar sus ideas (ya sean geniales o triviales). Respecto del lenguaje inclusivo, me espantaría que se prohiba su uso, tanto como que se lo quiera imponer desde ciertas estructuras de poder, mediante decretos o leyes. Serán los hablantes, si mayoritariamente lo adoptan, quienes lo impondrán y los diccionarios lo incorporarán. Esto es así y no al revés, como suelen pretender que «La Academia debería incluir este o aquel vocablo».

Pero, aún quienes lo usan, suelen ignorar la lógica del lenguaje. Entiendo que la «E» supuestamente inclusiva es para los plurales que incluyen hombres y mujeres (“todes” en vez de «todos y todas» o el masculino abarcativo «todos»). Pero está fuera de toda lógica decir: «LEs personEs», como he oído a ciertos integrantes de estos estrafalarios «colectivos». Aquí están negando el género gramatical del vocablo "persona", que está totalmente alejado de toda connotación sexual. También oí quejarse a alguien de que se diga «El ser humanO» y no «humanA». Aquí desconocen la concordancia de género entre el adjetivo y el sustantivo, ya que el sustantivo "ser" es masculino. Si habláramos, en cambio, de «la especie», diríamos «humanA» con toda lógica.

Los años 70

Los montoneros y otras agrupaciones terroristas nunca tuvieron vocación democrática ni estuvo en sus planes el cuidado de la república. Por ...