Los países más desarrollados del planeta
Algunos de lo países más desarrollados del planeta, a comienzos del siglo XX estaban a la par de Argentina en muchísimos parámetros que se pudieran analizar para medir la prosperidad de un pueblo.
Sin ir tan lejos en el tiempo, en extremo oriente y en ciertos países de Europa, hace tan solo 70 años, había sociedades muy pobres, con economías agrarias de subsistencia y que ahora muestran situaciones económicas muchísimo más prósperas que la nuestra.
Hoy, si nos comparamos con cualquiera de esos países, tendríamos que ponernos a llorar o, al menos, a reflexionar seriamente qué hicimos tan mal o, lo que es lo mismo, qué es lo que ellos hicieron tan bien.
Corea del Sur, que hace unos 60 años salía de una guerra, pasó de ser un país muy pobre a lo que hoy es, que no necesita mayores comentarios. Ni hablar de Japón o Alemania, literalmente devastados luego de la 2ª Guerra Mundial y que hoy son verdaderas potencias industriales y económicas. No olvidemos que estos tres países copiaron el modelo económico y de independencia de poderes del «Imperio Yanky». Ni qué decir de Japón, rendido incondicionalmente al odiado imperio y, sin embargo, allí los vemos mostrando sus logros y la prosperidad de sus pueblos.
Yendo a ejemplos más cercanos, no creo que hace tan solo medio siglo haya habido en el subcontinente otro país con más logros en lo social, económico y educativo que el nuestro. Lamentablemente, hoy, no podemos decir lo mismo.
Seguramente habrá variadas recetas para salir de la situación en la que nos encontramos, pero es urgente que nos pongamos en camino. Y el primer paso, es reconocer la realidad. Y la realidad indica que no hay soluciones duraderas sin alguna cuota de esfuerzo. La medicina que cura, no suele tener buen sabor.
Cito una frase de Lanata: «Creo que el problema de la Argentina es preguntarnos si seremos capaces de trabajar por un resultado que no vamos a ver».
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Reelección, Cristina eterna y alternancia boba
Todos los gobiernos peronistas intentaron (a veces lo lograron) la reelección. Perón en 1952, reforma constitucional mediante. Menem en 1995, otra vez manipulando la Constitución y llegando al colmo de pretender un tercer mandato (Eduardo Menem hablaba de prOscripción a la simple prEscripción constitucional que ellos mismos no solo votaron sino que impulsaron con vehemencia). Y cristina, no llegó a una nueva reforma constitucional porque no repitió en 2013 la elección de 2011. Una de sus incondiconales aplaudidoras abogaba en contra de una «alternancia boba»…
Pero, a los muchachos peronistas, sería bueno recordarles algunas palabras del fundador de su movimiento y líder absoluto. Perón, en el mensaje del 1º de mayo de 1948, se manifestó contrario a la reforma del artículo 77 que establecía la no reelección (cosa que finalmente se hizo en 1949):
«Mi opinión —dijo entonces— es contraria a tal reforma. Creo que la prescripción existente es una de las más sabias y prudentes de cuantas establece nuestra Carta Magna. Bastaría observar lo que sucede en los países en que tal reelección es constitucional. No hay recurso al que no se acuda, lícito ilícito; es escuela de fraude e incitación a la violencia, con asimismo una tentación a la acción política por el gobierno o los funcionarios. Y si bien todo depende de los hombres, la Historia demuestra que éstos no siempre han sido ecuánimes ni honrados para juzgar sus propios méritos y contemplar las conveniencias generales. En mi concepto, tal reelección sería un enorme peligro para el futuro político de la República. Es menester no introducir sistemas que puedan citar al fraude a quienes supongan que la salvación de la Patria sólo puede realizarse por sus hombres o sus sistemas. Sería peligroso para el futuro de la República y para nuestro Movimiento si todo estuviera pendiente y subordinado a lo pasajero y efímero de la vida de un hombre...»
A juzgar por lo acontecido después, no resultan sinceras estas tan acertadas opiniones, por el contrario, parecía estar anticipando las mañas y malas artes que él mismo protagonizó.
Palabras de otro líder de los progres de Latinoamérica:
«Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía». (Simón Bolívar, Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819)
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En La rebelión de las masas (escrito en 1929, cuando el fascismo de Mussolini estaba en pleno ascenso), Ortega y Gasset nos regala, entre otros aciertos, el siguiente párrafo:
«La forma que en política ha representado la más alta voluntad de convivencia es la democracia liberal. [...] El liberalismo es el principio de derecho político según el cual el Poder público, no obstante ser omnipotente, se limita a sí mismo y procura, aun a su costa, dejar hueco en el Estado que él impera para que puedan vivir los que ni piensan ni sienten como él, es decir, como los más fuertes, como la mayoría. El liberalismo –conviene hoy recordar esto– es la suprema generosidad: es el derecho que la mayoría otorga a las minorías y es, por tanto, el más noble grito que ha sonado en el planeta. Proclama la decisión de convivir con el enemigo, más aún, con el enemigo débil. Era inverosímil que la especie humana hubiese llegado a una cosa tan bonita, tan paradójica, tan elegante, tan acrobática, tan antinatural. Por eso, no debe sorprender que prontamente parezca esa misma especie resuelta a abandonarla. Es un ejercicio demasiado difícil y complicado para que se consolide en la tierra.
»¡Convivir con el enemigo! ¡Gobernar con la oposición! ¿No empieza a ser ya incomprensible semejante ternura? Nada acusa con mayor claridad la fisonomía del presente como el hecho de que vayan siendo tan pocos los países donde existe la oposición. En casi todos, una masa homogénea pesa sobre el Poder público y aplasta, aniquila todo grupo opositor. La masa –¿quién lo diría al ver su aspecto compacto y multitudinario?– no desea la convivencia con lo que no es ella. Odia a muerte lo que no es ella».
2 comentarios:
Excelentes reflexiones!! Las propias y las ajenas
Tan cierto...
pero el tiempo pasa y lo q veo es peor...
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