sábado, 24 de junio de 2023

Los dogmas y la realidad


En política hay teorías que, de tan bonitas, pasan a ser poéticamente seductoras, a tal punto que, muchos de sus adherentes, no dejan de suscribir a ellas, aunque sean refutadas reiteradamente por la realidad.

¿De qué otra forma se podría, todavía hoy, estar enamorado del régimen imperante en Cuba? El romanticismo de la gesta de Sierra Maestra (¡qué seductor resultó el derrocamiento del régimen de Batista!) y el misticismo de los primeros años de la Revolución, produjeron ciertos frutos que enamoraron a más de una generación de jóvenes del mundo entero y, en particular, latinoamericanos. Todos podemos recordar la gesta de la educación que, en pocos años casi erradicó el analfabetismo de la isla, logro que aún perdura (no obstante, hay que recordar que Cuba ostentaba uno de los mayores índices de alfabetización antes de la revolución). También en el área de salud, según promociona la propaganda del régimen, los progresos fueron importantes, si les vamos a creer todo lo que dicen. Pero, si analizamos, estos logros no parecen muchos, luego de más de 50 años de continuidad del régimen y al precio de perder libertad de pensamiento y de tránsito, entre otras, sobre todo si analizamos el nivel de privaciones de todo orden que sufren los ciudadanos comunes de la gran isla caribeña. El famoso bloqueo impuesto por USA, no es muy efectivo ya que Cuba puede comerciar con casi todos los países del mundo, pero le sirve al régimen como formidable excusa para enmascarar su rotundo fracaso. Una de las inconsistencias del régimen consiste en insultar, desafiar y denostar al vecino y luego andar llorando por los rincones en contra del brutal y genocida bloqueo impuesto. Es como si yo no perdiera ocasión de insultar a la señora de enfrente y luego me quejara de que no me saluda. (Este es un típico caso de gataflorismo; si comercian nos arruinan por “los términos del intercambio”, por la falta de “precios justos”, etc. Si no comercian, es un bloqueo genocida…). Lejos quedaron aquellos vaticinios de Guevara de que, en un lustro, el PBI por habitante de Cuba sería superior al de Italia. Y eso que en la isla hay una continuidad de más de 50 años sin las marchas y contramarchas, tan habituales en nuestros países. Si todo fuese tan idílico como lo plantea la propaganda del régimen, ¿por qué no explican las causas por las que tantos cubanos arriesgaron (y perdieron) la vida en balsas rumbo al odiado imperio? ¿Cómo se explica que no haya miles o, aunque sea, cientos de balseros que se larguen a la aventura desde el continente hacia la isla? Sospecho que la respuesta no saldrá en el Granma.

China, en los últimos 30 años –que coinciden con su apertura por haber dejado de lado la teoría de la dependencia– pudo reducir la pobreza extrema en un porcentaje significativo (y, en China, los porcentajes involucran a muchos millones de personas). Mientras tanto, América Latina en igual período, logró una muy modesta reducción de tales porcentajes y eso cuando se logró. Desde luego que América Latina es un conjunto heterogéneo en el que hay distintos modelos políticos y por tanto las causas y los remedios también serán distintos. Pero tenemos una constante que son las políticas progres y la teoría de la “liberación o dependencia” que están encarnadas en las mentes de nuestros compatriotas y de las que casi ningún país escapa. No veo yo otra dependencia que la que tenemos dentro de nuestras propias mentes que no nos permite, en general, poner en duda los dogmas –que, como todo dogma, no admite cuestionamientos–. Entonces, aunque la realidad nos muestre una y mil veces, con la elocuencia de los hechos, que el camino del progreso y la prosperidad, no se logra con nuestras recetas, seguiremos persistiendo en la senda que nos marca la doctrina grabada a fuego en nuestras neuronas.

Vemos la insistencia con que algunos países (hoy muchos menos, por suerte) pretenden tejer alianzas con países cuyos gobiernos estén políticamente alineados con Venezuela, Cuba y demás. ¿Cómo le fue a Cuba enfrentándose al Imperio? ¿Y cómo le fue a Corea del sur aliándose con él? A Canadá, cuyo único país limítrofe es USA, con el que comparte la frontera más larga del mundo, y con quien mantiene estrechísimas relaciones, ¿le va peor que a Cuba? Los resultados están a la vista. Ni hablar del crecimiento de México al haber firmado convenios comerciales con el gran vecino.

Hacia principios de los 70 del siglo pasado, Corea del Sur tenía una población mayoritariamente agrícola y una economía de subsistencia.  Su PBI por habitante era muy inferior al de Argentina y todavía en la década del 80 del siglo XX, dicho indicador era semejante al nuestro. Hoy, el PBI/h de Corea del sur es de 33.000 U$S y el nuestro es de unos 13.000 (datos de 2022). Bastante pobre nuestro desempeño. Tengamos en cuenta que Corea cuenta con un territorio semejante al de nuestra provincia de Catamarca con una población algo mayor que la del total de Argentina; es decir que contamos con una situación “de largada” mucho más favorable. ¿Fue con recetas populistas, renegando y aislándonos del “imperio” que logró todo esto o, más bien, todo lo contrario?

Podemos agregar que hoy, hasta Chile, que no aplica nuestras recetas progres (a pesar de que, parece estar abandonando la buena senda), nos supera, cuando hace pocas décadas, estaba muy por debajo de nosotros. 

¿Y Japón? Este es un país que fue derrotado en forma incondicional por la potencia imperial más poderosa de la historia, no quedando prácticamente piedra sobre piedra que no haya sido arrasada. Y, sin embargo, no salieron adelante aislándose ni enfrentándose con quienes lo derrotaron y arrasaron militarmente. He oído a ciertos dirigentes de izquierda mencionar, entre burlones y despectivos, que la Constitución actual de Japón fue «dictada por USA». Aún si así fuese. ¿cómo le fue con esa constitución liberal?

Todos estos exitosos países, además, tienen como común denominador, un sistema de educación que es envidiable y que obtiene resultados medibles; se someten a pruebas internacionales confiables y no se basan en la declaración de los funcionarios de turno. Eso es algo que tuvimos y que supimos destruir. 

Busquemos algún ejemplo de países que, como el nuestro, insisten reiteradamente en sus políticas intervencionistas y populistas, que hayan salido adelante en forma sostenida y sustentable.

Yo no conozco ejemplos al respecto. Tal vez los haya…

martes, 6 de junio de 2023

El vaso está medio lleno o está medio vacío

Ante un vaso con agua hasta la mitad, habrá quien diga que está medio lleno y quien que diga que está medio vacío. No por trillada, esta frase deja de ser ilustrativa acerca de la importancia que tiene el punto de vista de quien hace una afirmación cualquiera. No podríamos decir que miente ninguno de ellos y sin embargo están describiendo un mismo hecho con miradas distintas. En política esto ocurre a diario y, ante una misma medida, vemos a quienes aplauden con sinceridad y quienes critican duramente.

Un poco de historia

Antiguamente, antes de que se desarrollara el método científico, bastaba con que alguien alcanzara el prestigio suficiente para que su palabra tuviese el valor de la verdad incuestionable.

Vesalio fue un destacado anatomista del siglo XVI a quien se le atribuye la siguiente frase: 

Si no fuera porque Aristóteles dijo que los nervios salen del corazón, diría que salen del cerebro, que es lo que yo he visto en los cadáveres.

Entre otras cuestiones, se atrevió a estudiar y enseñar anatomía tomando como fuente de conocimientos los cadáveres humanos y no los textos clásicos, fundamentalmente de Galeno, pero también de Aristóteles –a juzgar por su frase– en la que podemos apreciar todo el peso de la palabra de quien era tenido como la encarnación de la sabiduría. Si analizamos su contenido, podremos conjeturar que lo dijo con una sabia ironía, teniendo en cuenta que, por entonces, había una Inquisición que respaldaba los dogmas ¡y con eso no se jugaba!

El desarrollo del método científico (que se produjo unos 100 años después de Vesalio) establece, entre otras cosas, la observación minuciosa, la experimentación, la repetición de las experiencias y la publicación, para toda la comunidad científica, de los métodos de trabajo, así como de los materiales empleados, para que cualquiera pueda repetir estas experiencias y refutarlas, si fuera el caso. 

Por estas razones es que hoy, en cualquier trabajo científico que se publica, después de un sumario donde se explica de qué se trata la cuestión, inmediatamente viene un apartado que se titula “Material y métodos”, donde se describen detalladamente los elementos y técnicas utilizadas y finaliza con los resultados y las conclusiones a las que el autor ha arribado. 

¿Y en la política?

Lamentablemente, no se aplican criterios semejantes en la política y vemos a diario cómo se insiste en repetir experiencias que han fracasado reiteradamente, solo porque, quien las aplica, tiene la convicción de que son buenas o exitosas, sin preocuparse ni poco ni mucho por contrastar sus opiniones con hechos verificados o verificables en la realidad. Y quienes sufren las consecuencias, no suelen criticar a quien consideran depositario de Verdades y Virtudes cuasi religiosas.

Siempre pensé que la política es demasiado “etérea” para mi comprensión: es poco ciencia y mucha interpretación subjetiva de la realidad. Un mismo hecho o logro de gestión será interpretado como una genialidad o como un desastre, dependiendo de la afinidad o aversión que se tenga por quien lo realiza.

Siempre pensé que lo ideal sería que se tomasen ciertos indicadores para cada ramo de la administración, evaluando la situación real del momento (sin índices mentirosos) y se asumieran ciertos compromisos de mejora. Para esto sería de desear que hubiese algún consenso en las distintas fuerzas políticas para asumir los compromisos. La diferencia entre unos y otros, estaría dada por las herramientas o las políticas que se proponen para lograrlo.

Algunos ejemplos: en el área de educación se podría tomar el porcentaje de egresados de cada ciclo frente a la cantidad de ingresados, los índices de repitencia o la capacidad de lectura comprensiva; en economía, los índices de pobreza, o la inflación. En materia de salud, podría ser la mortalidad infantil, así como en seguridad el porcentaje de delitos por cada cien mil habitantes. En este rubro, también sería bueno que se auditara y midiera la eficiencia del sistema carcelario.

Creo que ninguna fuerza política debería estar en desacuerdo en tomar en cuenta la mayoría de estos indicadores, al menos en lo discursivo. Pero la gran utilidad sería que, ante un posible fracaso, habida cuenta del compromiso asumido en la campaña electoral, los funcionarios tendrían que dar cuenta ante la ciudadanía y esta, a su vez, podría ver claramente los avances o retrocesos verificados en cada área, para poder emitir juicio, sobre bases concretas y no discursivas, acerca de lo mucho o poco acertada que ha sido la gestión. Por supuesto que habría algunos índices en los que no todos estarían de acuerdo en asumir, y eso haría también la diferencia a la hora de votar. Todo esto es válido solo para votantes reflexivos, que de los otros también los hay y muchos.

Mucho mejor que yo, lo dice Enrique Szewach, en su libro La trampa populista:

Un sueño republicano sería el de tener, en el discurso inaugural de las sesiones ordinarias del Congreso, una propuesta del Presidente de La Nación sobre metas cuantitativas de gestión para cada ministerio para ese año. Poder seguir esas metas, controlarlas a través de información pública y, eventualmente, pedir explicaciones por los desvíos que puedan presentarse, sería deseable. Obviamente, se trata de un sueño, pero pone de manifiesto lo débil que resulta hoy la relación entre la acción de los funcionarios públicos y el control ciudadano si se la compara con lo que pueden solicitar o exigir accionistas de una S.A. a su Directorio. 

Cuanto más lejos estemos de ese ideal, cuanto menos poder tengan los ciudadanos para evaluar la capacidad de los funcionarios para ejercer sus cargos, más fácil les será a los gobernantes en general y a los populismos en particular persistir en el engaño y la estafa. 



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Los montoneros y otras agrupaciones terroristas nunca tuvieron vocación democrática ni estuvo en sus planes el cuidado de la república. Por ...