Algunas almas nobles abrazan el perokirchecristinismo con convicción religiosa. «Perón le regaló a mi abuelo una bicicleta» o «Evita le regaló a mi mamá su primera muñeca». Con plata que no salió de sus bolsillos, pero regalos al fin, que lograron esa fidelidad perruna imborrable como todos los dogmas religiosos. También se oye «Yo nací peronista y voy a morir peronista». Nuevamente una convicción religiosa contra la que toda argumentación resulta vana. Los dogmas religiosos no se discuten. Resisten cualquier resultado adverso o personaje nefasto: no importan los López Rega o los montoneros; los rodrigazos o el albertismo. Criticaron la tímida apertura que hizo Alfonsín de Aerolíneas, pero aplaudieron y apoyaron con fervor las privatizaciones de los 90 para luego militar con convicción las reestatizaciones, disfrazadas de épica revolucionaria del kirchnerismo.
Afirman que todos los males de la Argentina de hoy, son por culpa de Milei y que la indefendible gestión del albertismo es porque no pudo revertir la entrega a los capitales extranjeros de la administración de Macri.
No registran que, al finalizar su mandato la Abogada Exitosa (de 12 años, si contamos con el período del Finado) , ya había un cartonero en cada esquina y millones de compatriotas (y, por cierto, algunos extranjeros) que dependían de un plan. Tampoco toman en cuenta que las tarifas de agua, gas y luz tenían subsidios escandalosos porque si no, mucha gente no los podría pagar. Y todo ello para maquillar la pobreza cuyos índices estigmatizan solo a los responsables de ella y no a los pobres.
Hoy, militan el dogma de que la Prestante Dama es una presa política y no una política presa, inversión de palabras cuyo significado es claramente diferente. No conciben que un juez que la condena haya fallado conforme a derecho y a pruebas irrefutables. La justicia no les resulta creíble como sí lo fueron los fallos exprés que les regaló el recordado Oyarbide. «La proscriben por las cosas buenas que hizo». Esta inefable frase deja al desnudo una idea que abrazan con fervor, que ellos se consideran los buenos y cualquiera que no esté de acuerdo es un perverso de toda perversión. No conciben que se pueden perseguir fines positivos con métodos distintos. Otra perversa afirmación es la de «Roban, pero hacen». Jamás se puede aceptar tal cosa, pero suponiendo que fuese aceptable, habría que preguntarse ¿qué hicieron de positivo? ¿La inflación siempre aumentando en sus gobiernos? ¿La terrible deuda por juicios por mala praxis en la expropiación de YPF? ¿Mejoró sustancialmente la situación de los jubilados de la AFJP al ser pasados compulsivamente (contra su expresa voluntad) al sistema de reparto?
¡Ah! Casi me olvido: los jubilados comenzaron a cobrar migajas por culpa de Milei…
1 comentario:
Antonio nos dijo:
Excelente!!! "Almas Nobles"
Abrazossss.
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