sábado, 21 de marzo de 2009

EL modelo K

Harto hemos oído hablar del “modelo”, del “modelo K”, del “modelo de redistribución del ingreso”, etc
Lo que vemos es el modelo del anuncio rimbombante y sorpresivo, vacío de ética y cargado de picardía. Sin mayores contenidos concretos y preñados de pequeñas ventajitas. Con resultados ausentes y astucia presente.

Allí tenemos el anuncio del tren bala, paradigma de la sinrazón, que no resiste ningún análisis sensato. Por suerte en este caso, como en tantos otros, solo se quedaron en los anuncios.

De la 125 ni hablar. Pero dentro del grave conflicto que desató, recuerdo dos anuncios:
1) «Con lo recaudado se harán hospitales, caminos…» Para ser creíble esta afirmación, debió haber salido en el texto de la 125 afectando fondos para… Pero lo hicieron cuando el conflicto puso las cosas feas, y con cacerolazos mediante.
2) «Para dar más calidad institucional, enviaremos el proyecto al Congreso…» Esto fue cuando pensaron que ganaban fácil y pretendiendo que se apruebe sin chistar y sin cambiar una coma. ¿Eso es calidad institucional?
En ambos casos, obligados por la magnitud del conflicto, recurrieron como siempre a la astucia y los golpes de efecto.

Luego nos asestaron con lo de las AFJP. Sin entrar al tema de fondo –esto es si realmente es mejor o peor que pasen al estado– analicemos:
1) Hacía menos de un año que se había consultado a los recetores directos de semejante bendición –los afiliados a las AFJP– y estos habían decidido permanecer allí. Pero no se tuvo en cuenta su decisión. Con criterio parecdido, mañana anularán un comicio porque no les gusta su resultado.
2) Un asunto de semejante trascendencia, merecía un tratamiento más mesurado y debatido. ¿Cuál era la urgente necesidad de aprobarlo con semejante premura? ¿Sería mal pensado si dijese que se trató en realidad de un ávido manotazo a esos fondos?

También el caso de Aerolíneas. Se votó entre gallos y medianoche. Si fue tan desastrosa su administración ¿tardaron más de cinco años en darse cuenta? ¿Ningún funcionario del actual gobierno tuvo que dar explicaciones?

Pasaron muchos meses desde el voto no positivo. Los problemas del agro siguen sin respuesta.
Ahora, acabada la bonanza internacional y con las graves consecuencias que dejó la sequía, la situación conflictiva de este sector vuelve con fuerza.
Se reanuda entonces el ¿diálogo? Con nuevos interlocutores y con parecidas mañas.
La presidente acude a una de las reuniones y el presidente Néstor y sus esbirros magnifican el gesto. «¡Qué lindo es que los argentinos, gracias al gesto de Cristina, puedan sentarse a dialogar pese a las profundas diferencias que nos separan!» soltó el marido. Pero, analizando el desarrollo de los acontecimientos y las picardías, vemos que ¡minga de diálogo!
«Las retenciones las tratan en el congreso» dijo la esposa. Pero sus diputados no bajan a dar quórum. No digo para aprobar cualquier propuesta que presente la oposición, sino simplemente a discutirla. ¡No vaya a ser que del diálogo surja un proyecto mejor que el pergeñado por los Iluminados de Olivos!

El adelantamiento de las elecciones es otra típica astucia especulativa. «Cuando Macri o Catamarca adelantan, son democráticos, pero si lo hacemos nosotros…» rugía el Primer Iluminado. Pero, al menos Macri, fue sincero cuando dijo que se separaban las elecciones para lograr un debate localista donde no interfiriese la política nacional. Por el contrario, los argumentos esgrimidos por el gobierno nacional, no son creíbles. Sobre todo cuando, unos días antes, el presidente –fuera de sí, según nos tiene acostumbrados–había dicho: «¡¿Qué pasa Catamarca que adelantan las elecciones?! ¡¿A qué le tienen miedo?! Sin palabras.

Y luego, la frutilla del postre. Postre que no es dulce por cierto. «30% de las retenciones por soja serán coparticipables…» Nuevo ardid astuto y pícaro tendiente a quitar apoyo a los reclamos del sector patronal agropecuario y lograr aquella «rendición incondicional» que vociferaba como un azogado el inefable D’Elía. No aparecen milagrosamente 10, 15 o 20 millones de dólares para las provincias. Simplemente cambia el actor destinado a decidir su destino. Ahora el destino de ese 30% lo decidirán los intendentes y gobernadores. Suponemos que, en promedio, no lo harán ni mejor ni peor que lo haría el gobierno nacional (en mi criterio, peor no lo podrían hacer), por lo tanto, para el ciudadano común no habrá diferencia. No mejorará la situación del campo ni el conflicto que se generó.
¿Ayudará a proteger el empleo? No. ¿Entonces qué se persigue con esto? Es evidente que algún gobernador o intendente que estuviese en dudas de a quién apoyar, puede que los billetes terminen por convencerlo.

Por fin una última reflexión: Coparticipar una parte de las retenciones no las hace razonables, pero, no obstante es positivo el hecho en sí mismo. Una vez más, no resulta creíble que se deba a un acendrado sentimiento federalista de nuestras autoridades.
Esto fue arrancado a las autoridades por la lucha de los sectores. Ante un conflicto de esta naturaleza, si resolución, debía tomarse una medida de cara a las elecciones. Como no se pretende ni remotamente solucionarlo, se le trata de quitar apoyo al adversario.

Digo yo ¿no?

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