El niño está tomando la leche, arrodillado sobre la alfombra frente a la mesa ratona. Tiene una hilera de galletitas que ha sacado de una bolsa, las acomoda en fila sobre una servilleta que le ha puesto su madre. Su cara está sucia, como si le hubieran dibujado una gran sonrisa de chocolate.
Sus padres están junto al piano, tocando una melodía y, de vez en cuando, el hombre se acomoda los anteojos, tararea una canción y sonríe feliz...
Hasta que de pronto, los dos adultos se preparan para salir y se abrigan bastante porque afuera hace frío, el invierno ha llegado. El padre levanta en brazos a su hijo y besa su cara melosa. El chico rezonga porque quiere ir con ellos, pero se quedará con su niñera hasta la hora de irse a la cama, cuando ellos regresen... Desde el marco de la puerta, el hombre promete traerle una golosina y le arroja besos con la mano. Entonces el niño también sonríe y saluda agitando su mano...
Ignora que esta será la última vez que verá a su papá, ya que esa noche todo cambiará para él, porque su padre será asesinado...
Acompañado por su mujer, que camina aferrada a su brazo, el hombre enfundado en un saco de cuero negro baja con lentitud la escalinata. Un auto los espera junto a la vereda, sin embargo, antes de subir, ambos se detienen junto a un sujeto que los mira sonriente y les pide un autógrafo.
Luego se alejan abrazados, caminando tranquilos hasta el vehículo que parte raudo, perdiéndose en el tráfico constante de esa tarde gris. El desconocido los sigue con la mirada, sin desesperarse porque sabe que es inevitable que regresen a este mismo lugar. Durante el tiempo que permanece aquí parado esperando, departe amablemente con los que pasan, admiradores y curiosos. Un fotógrafo obeso se acerca a conversar, pero luego de sacar algunas fotos más, guarda todo su equipo en un bolso y también se apresta a irse. El sujeto le pregunta por qué se va, si sabe que él retornará y podrá tomar otras fotografías, pero el reportero responde que está cansado y que volverá al día siguiente. Entonces, por unas tediosas horas, el individuo se queda solo aguardando el momento en el que llevará a cabo su plan...
No siente nada, no alberga odio, ni temores, pero tiene esa idea macabra martillando su cerebro y no puede ignorarla porque es como un zumbido constante dentro de su cabeza. Le agrada haberlo visto sonriente, apacible como siempre se lo imaginó. Los ídolos suelen estar ausentes al entorno, pero él no, con esa profundidad en la mirada y las manos firmes escribiendo sobre la tapa del disco. Sin embargo, por un breve instante piensa desistir y dejar este plan para otro día, aunque comprende que solo está buscando excusas para no cumplir sus propios deseos. Mientras permanece expectante frente al edificio donde vive su víctima, nadie se interesa por su persona ni se preocupa por su presencia.
A pesar de la hora, ninguna sombra atraviesa sus pensamientos, ningún temor altera su pulso. Está dispuesto a asesinar al hombre que admira, aunque lo haya elegido por expresar sus sentimientos respecto a la violencia y el materialismo.
Su muerte será como la suya propia, no habrá necesidad de castigo porque él también dejará de existir... no se imagina la vida después, sin duda el tiempo se detendrá para siempre en ese preciso instante...
Al desplegarse la noche, irrumpiendo entre las sombras difusas de la calle, el automóvil regresa, se estaciona silenciosamente sin alterar la calma circundante. La puerta del vehículo se abre, permitiendo que la mujer menuda baje precedida por él.
El sujeto que los espera en la vereda, el mismo al que le firmó el autógrafo, mete de inmediato sus manos en la campera para sujetar el arma.
Aún alberga el fugaz deseo de que su ídolo no se detenga.
Sin levantar la voz, pronuncia su nombre...
–Señor Lennon...
En el séptimo piso, un niño acostado en su cama espera una golosina...
4 comentarios:
Aunque fue una gran tragedia, gracias, Marta, por el recuerdo. Hoy hace 40 años que sucedió. Chapman, el asesino, creo que sigue en prisión. Además de arruinar su propia existencia, privó al mundo de un grandísimo artista.
Elsa nos dijo:
Querida Marta,
Tu relato trae a la memoria el día que John Lennon fué asesinado por un fanático en busca de fama y self-glory!
Una especie de electrical shock y estupor, seguidos por rabia y pena fué la reacción colectiva muy difícil de olvidar.
El mundo había sufrido una pérdida irreparable.
Has sabido captar en tu descripción lo terrible de esa muerte totalmente desprovista de sentido y la destrucción de una familia y de un hombre admirado y querido por miles y miles de personas en todo el mundo.
Gracias por tu mensaje
Te cuento que el asesino Mark David Chapman pidió por la onceava vez su libertad condicional y nuevamente le fue negada.
Terminará sus días en la cárcel y yo me pregunto si la condena es un castigo suficiente para un crimen de esa magnitud.
Abrazos
Mirta nos dijo:
Muy bueno.,gracias.
Un abrazo a ambos y Muy Felices Fiestas.
Muy bueno ,como siempre , pero fuerte y por supuesto triste. Cariños a TODOS .
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