Hace un tiempo publiqué esto en FB, pero me veo tentado a reproducirlo...
Un DT de fútbol –al menos los de equipos de primera línea– gana cifras elevadísimas. Igual que los futbolistas estrella, o los destacados en cualquier disciplina deportiva con altos índices de fervor popular. También los jóvenes creativos que crean o desarrollan distintos software o aplicaciones para teléfonos celulares o el CEO de cualquier gran empresa. Pero, todos ellos, tienen en común que su desempeño tiene que estar a la altura de lo que se espera de ellos, requisito sin el que dejarían de existir sus elevados sueldos o ganancias.
No ocurre lo mismo con los políticos. Esa sí que es una verdadera corporación que cosecha éxitos para sí; es la verdadera oligarquía que hoy tiene poder. Una vez alcanzada la posición, desde un simple concejal o un ministro, un diputado, o director de una empresa pública (de esas que tanto abundan en nuestros gobiernos progres) ganan sueldos que suelen ser diez veces el mínimo y más también. Pero no están sometidos a la auditoría de su gestión, tienen fueros y pasajes, visas, jubilaciones especiales y otros privilegios que no pierden por desastroso que sea su desempeño (recordemos que son ellos mismos los que legislan sus propios privilegios).
Mucho se despotrica desde sus tribunas acerca de las oligarquías que siempre están contra el pueblo, que solo aspiran al sufrimiento perpetuo de las clases populares y que siempre están contra los gobiernos consustanciados con los pobres y marginados. Esa oligarquía pudo haber sido la de los terratenientes, la clerical en aquellas épocas del temprano peronismo o los “factores concentrados de la economía”, según repiten hoy sus voceros.
Lo concreto es que hoy, la única oligarquía que ejerce poder tangible y antipopular, es la oligarquía política (y la sindical, a su cobijo), encarnada particularmente en el nefasto PJ y todas las variantes con las que se disfraza para afianzar sus intereses: isabelismo, lopezrreguismo, menemismo, kirchnerismo, cristinismo, etc.
Estas camaleónicas transformaciones son tan útiles que les permiten no hacerse cargo de la secuela de atraso, miseria y marginación que dejan tras su paso. Pero saben muy bien regular para sí los salarios, las tarifas, las políticas públicas de todo orden, discursear majaderías, derrochar palabras vanas y hermosas buenas intenciones en sus arengas, aunque jamás dejen de hacer buenos negocios para sí y para sus empresarios amigos.
Ellos son los verdaderos enemigos de las causas populares, los que actuando a sabiendas de que están preparando siempre la próxima crisis –que pagaremos todos en su beneficio personal–, saben que el brazo largo de la justicia, no suele ser tan largo para ellos; y que las cortas piernas de la mentira, no lo son tanto como para que se caigan antes de la próxima elección. El que venga detrás, ya se las arreglará para poner de nuevo en marcha la noria. Y esa noria hambrea y mata.
Me parece que esta película, ya la ví.
1 comentario:
Mirta nos dijo: Como de costumbre: excelente,pero se me ocurrió pensar que existe otra oligarquía más,la oligarquía piquetera,que rige el diario devenir de la ciudad.
Gracias y abrazo
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