Retomando la costumbre de contarles algo de lo que he leído:
La neoinquisición. De Axel Kaiser
En la sinopsis inicial el autor nos explica en forma somera acerca de la “corrección política” que podría ser comparada con la persecución a las brujas en otra épocas. Así, el subtítulo es muy expresivo: “Persecución, censura y decadencia cultural en el siglo XXI”.
Luego se explaya más a fondo acerca del fenómeno de la cacería de brujas en siglos anteriores en los que, bastaba una denuncia, para que la condena fuese segura, con o sin confesión del acusado; si no confesaba se lo torturaba hasta que lo hiciera. Si aún así no lo hacía, le esperaba una muerte más atroz, como si esto fuese posible. Y hace un paralelismo con nuestra realidad actual, en la que, si bien a nadie se lo lleva a la hoguera, suele ser suficiente una denuncia, para arruinar definitivamente la reputación del acusado. Y eso cuando lo que pierde es solo la reputación.
Este tipo de políticas hace sumamente beneficioso afiliarse a algún colectivo minoritario que se declare discriminado, para obtener una serie de beneficios que, claramente, van en contra del principio de igualdad ante la ley.
Hoy se persigue a quienes pongan en tela de juicio que el género no es exclusivamente una construcción cultural, y algo parecido con la genética, con el patriarcado, con la brecha salarial y con la “culpabilidad de Occidente” en cualquiera de las desgracias que ocurren en el mundo actual.
Así, con esa facilidad con que se destruye el crédito y prestigio de una persona, lo que se consigue es una autocensura, por temor a herir la sensibilidad de algún ofendido profesional.
Uno de los conceptos que bien maneja el autor es la patraña de que el capitalismo se basa en la explotación de la clase obrera y de la mujer. Lo de la explotación de la clase obrera, si bien no es el tema de este trabajo, hay que reconocer que en la actualidad, nadie puede seguir sosteniendo este dislate, cuando es precisamente en los regímenes auténticamente capitalistas donde mejor nivel de vida alcanzan los proletarios. Respecto de la explotación de la mujer, nada más alejado de la realidad:
… el capitalismo, creado esencialmente por hombres, es decir, por el supuesto patriarcado opresivo, ha sido la principal fuerza liberadora de la mujer.
Otro de los temas que la neoinquisición ataca es el de la inmigración, dando por sentado que en todos los casos es beneficiosa para el país receptor. Para demostrar que esto no es así, da ejemplos en Alemania y otros países europeos donde ciertas colectividades, lejos de integrarse a la cultura que las acoge, se mantienen aisladas e incluso quieren imponer sus hábitos y creencias. Tal el caso de los musulmanes que ni siquiera se esfuerzan por capacitarse (a diferencia de los vietnamitas en este ejemplo) y recurren abusivamente a la seguridad social. Incluso la autocensura no permite difundir el caso de que, una inmensa mayoría de ataques sexuales a mujeres alemanas, son perpetrados por personas de esa cultura.
Respecto de la esclavitud y el perverso rol del hombre blanco en el tráfico de esclavos:
… lo más asombroso de la historia de la esclavitud que abarca todo el mundo y todas las razas (yo agrego: y todas las épocas hasta hace muy poco) es que antes del siglo XVIII no se planteó ninguna pregunta seria sobre si la esclavitud era correcta o incorrecta. A finales del siglo XVIII esta pregunta surgió en la civilización occidental, pero en ningún otro lugar». (Cita de Thomas Sowell). Los primeros en el mundo en ilegalizar la esclavitud fueron los británicos y no solo eso sino que ejercieron el poder de policía internacional en los mares.
Como no se ajusta a la narrativa antioccidental, se prefiere ignorarlo.
Y siguiendo con el “antioccidentalismo” y su voracidad colonial:
Tampoco puede hablarse de la culpa occidental por los crímenes cometidos sin reconocer que los males perpetrados por los occidentales eran también comunes, e incluso más extendidos, en otras culturas y que fue precisamente la civilización occidental con su cultura liberal y humanista, la única que puso fin a muchos de ellos… [...] Sin dejar de lado las manchas de nuestra historia, podemos concluir que los occidentales tenemos buenas razones para estar orgullosos por la contribución sin precedentes que hemos hecho a la humanidad en términos morales, económicos, democráticos, científicos y culturales, pues todo ello ha transformado para mejor la vida de toda nuestra especie sobre el planeta.
En el epílogo, tiene una contundente frase final:
Si hay algo que se puede aprender del pasado es que, cuando se ponen en marcha procesos revolucionarios y cacerías de brujas, nadie, ni siquiera aquellos que los promovieron desde los inicios y que celebraron mientras veían arder a sus adversarios, se encuentra libre de ser el próximo en ser arrojado a la hoguera.
A lo anterior, yo agregaría: "Si no, que le pregunten a Robespierre.
Solo haría una crítica; se extiende demasiado, en algunos casos, en describir ejemplos ocurridos a propósito de persecuciones inicuas a destacados científicos o profesores por haber dicho algo que pudo herir alguna susceptibilidad exacerbada. Esto no invalida la lectura de esta valiosa obra de Axel Kaiser.
El amante japonés. De Isabel Allende
Otra vez Allende nos entrega una novela ágil, entretenida y con un final inesperado. Cuenta mucho de las costumbres en el medio en el que actualmente vive –California– y de la forma como dichas costumbres fueron evolucionando. Desgarradora es la narración de la suerte que vivieron los inmigrantes japoneses y aún sus hijos nacidos y reconocidos como ciudadanos americanos durante la 2ª Guerra Mundial. La historia de un amor imposible, para su época, enlazada con otras historias de varias familias a su alrededor.
Falcó. De Arturo Pérez Reverte
Muy interesante novela de acción y suspenso que transcurre durante la Guerra Civil Española. El protagonista, es un mercenario que, en este caso trabaja para los fascistas. En todo momento nos deja ver los entresijos de la mezquindad y maldad humana que, como siempre, no está toda de un solo lado, así como el heroísmo y el idealismo también se reparten en ambos bandos. Rescato la siguiente reflexión del personaje que es, desde luego, la reflexión del autor:
Quizá todo eso, se dijo Falcó, marcaba la diferencia entre dos Españas. Entre dos barbaries paralelas. Ni siquiera se trataba de un asunto de coraje; materia de la que, de eso no cabía la menor duda, ambos bandos estaban provistos. Lo que se daba del otro lado era una planificada represión bajo mando único, un exterminio sistemático de cuanto oliese a democracia, libertad y ateísmo, con la idea de una nación unida, religiosa y fuerte por encima de todo. Por eso en Salamanca empezaba a hablarse de Cruzada: una guerra total hecha por militares profesionales que usaban el terror y la sangre corno arma definitiva, y mientras, lo que había por parte de la República era un disparate de improvisación, oportunismo y demagogia, con las cárceles abiertas el 18 de julio arrojando chusma a las calles -convertida en milicianos que se gastaban en juergas y mujeres lo que robaban asesinando a mansalva-, y el pueblo armado, soberano en el caos, ajustando cuentas; un odio homicida no sólo hacia el ejército de Franco, sino también hacia los miembros del propio bando, partidos y facciones enfrentadas entre sí, indecisos entre ganar la guerra o hacer la revolución, incapaces de coordinar un esfuerzo común; fuera del control de unos gobernantes y políticos ajenos a la realidad, divididos, impotentes e incapaces. Por eso ganarían los otros, concluyó, ecuánime, Falcó. Los fachistas, como decía la miliciana. Carecían de escrúpulos democráticos, eran los más criminalmente disciplinados y los más fuertes. Iban a ganar, sin duda, por mucho que tardara aquello. Y él esperaba seguir vivo para comprobarlo. Cuando todo acabara iban a faltar tumbas.
El autor deja, con astucia, la puerta abierta para continuar con esta saga.
Los que vivimos. De Ayn Rand
A pesar de ser panfletaria, es una excelente novela, llena de los condimentos necesarios para mantener el entusiasmo en todo momento. Los personajes están muy bien delineados en sus respectivas personalidades y nos pinta un aterrador panorama de la Rusia soviética, aunque la autora dice, y hay que creerle, que es un alegato contra todas las dictaduras y a favor del valor de la vida humana y del valor del individuo.
Ya en el prólogo, la autora se remite a la propia prensa soviética para mostrar la gran mentira del régimen, que ya desde el principio, se vanagloriaba de sus enormes conquistas. Pero, cada varios años, anunciaba que el período anterior había sido de escasez por la impericia cuando no la corrupción de los primeros líderes. Y a los pocos años, de nuevo y así sucesivamente defenestrando a su turno a Trotsky, luego a Stalin, etc.
Veamos este diálogo entre la protagonista, decididamente contraria al régimen y un agente de la policía secreta que, no obstante serlo, es intelectualmente honesto:
–¿No comprende –preguntó él– que no podemos sacrificar a millones por el bien de unos pocos?
–¿Pueden sacrificar a unos pocos cuando estos son los mejores? Niéguele a los mejores el derecho a llegar a la cima y no quedará ninguno de ellos. [...] Odio sus ideales porque no conozco peor justicia que la justicia de dar lo no merecido. Porque los hombres no han nacido iguales, y no sé por qué hay que querer que lo sean.
3 comentarios:
Daniel nos dijo:
Leí Falcó de Reverte coincido muyyy bueno
Mirta nos dijo:
Muy interesante.lo dicho siempre es bueno leer especialmente las joyitas que nos traes periódicamente.
Abrazo
Cristina nos dijo:
Muy bueno todo lo que mandas y que voy digiriendo de a poco, según tiempo disponible.
Publicar un comentario