sábado, 4 de enero de 2025

Jean François Revel

Mis impresiones acerca de dos obras de Jean François Revel 

Aclaro que los párrafos subrayados son de mi responsabilidad

El conocimiento inútil

La idea directriz de la obra es que el conocimiento de nada sirve si no lleva a la acción coherente y esto no siempre o raras veces ocurre. 

Y la causa de esto radica en que el pensamiento dominante, en materia social y económica, no se basa en conocimiento de estos temas sino en emociones, creencias e intereses no racionales que están universalmente extendidas. 

Y los responsables son los sindicalistas, los políticos, los intelectuales y los empresarios prebendarios. También se agrega a esta lista la de la gente en general que adhiere reiteradamente a estas recetas cuyo fracaso es evidente por lo repetido. 

El papel de los intelectuales es notorio, ya que las ideas de izquierda han permeado de tal manera en los ámbitos académicos que ya no se puede criticar ni ligeramente alguno de los múltiples casos de fracaso, corrupción y la consecuente secuela de hambre, delincuencia y desocupación, sin quedar irremediablemente tildado de insensible, cuando no sanguinario explotador. Salvo que, a renglón seguido, hagamos la salvedad, con ejemplos tremendos, de casos iguales o peores de regímenes de derecha.

Según esa visión de las cosas, en vías de extinción a nivel racional, pero todavía influyente a nivel irracional, el totalitarismo no subsiste más que en su versión fascista, sostenida y favorecida por el «imperialismo», el cual no puede ser más que norteamericano. [...] Sólo la izquierda puede deplorar con todas las garantías morales los horrores del comunismo. Sólo tendréis derecho a la palabra si anteriormente os habéis volcado en elogios a Mao, a Castro o a los khmers rojos. O, por lo menos, ninguna denuncia del comunismo, si procede del campo liberal, podrá pasar la aduana ideológica de la izquierda si no se hace acompañar de su contrapeso exacto de denuncia de un crimen fascista. 

Hasta tal punto la izquierda ha colonizado la cultura que se puede (y está bien que así sea) criticar el apartheid sudafricano pero no otros regímenes africanos tanto o más despiadados. Lo que ocurre es que en el caso de Sudáfrica, estas aberrantes políticas estaban practicadas por blancos (habituales malos de la película) contra negros y bajo un régimen de derechas. En otros países del mismo continente ocurren cosas iguales o aún más crueles, llegando a condenar al hambre a los segregados, pero, como la discriminación es entre diferentes tribus, y esta aberrante política se ejerce por gobiernos de izquierda y de negros contra negros, estos regímenes son incriticables.  

Explica acabadamente una de las maneras en que los populistas africanos, izquierdistas ellos, explotan el hambre de su pueblo en beneficio propio:

Os encontráis al frente de un país totalitario del Tercer Mundo y necesitáis dinero, suministros diversos para cubrir vuestros gastos militares y proseguir la realización de la «revolución». Los países hermanos no son propensos a los regalos y vuestro crédito ante los países capitalistas está en el punto más bajo. ¿Qué hacéis? 

Esperáis que empiece una buena carestía, lo que por el efecto esterilizante de vuestra propia política agrícola no puede tardar en producirse, a poco que el cielo venga en vuestra ayuda reteniendo la lluvia. Tres cuartas partes de socialismo y una cuarta parte de sequía bastarán. [...] Dejáis que se desarrolle, que aumente, que explote hasta que alcance la amplitud y el horror que conmocionarán a la opinión pública internacional. 

En ese momento, dais el gran golpe: ofrecéis un reportaje a un equipo de televisión extranjera. Filma un lote de esos niños descarnados que habéis multiplicado tan sabiamente. Difundido a una hora de gran audiencia por una BBC o una CBS cualquiera, el reportaje sumerge a los telespectadores capitalistas en el espanto y la compasión. En cuarenta y ocho horas aparece en todas las pantallas del planeta. Simultáneamente, y esto es un elemento esencial de la preparación, acusáis vehementemente a los gobiernos capitalistas de haber intencionadamente rehusado o retardado los socorros, porque no querían ayudar a un país «progresista». [...] Los gobiernos occidentales se encuentran, en un abrir y cerrar de ojos, convertidos en los verdaderos responsables del hambre que habéis provocado o agravado. El dinero y los donativos, públicos y privados, fluyen del mundo entero. [...] Esa ayuda la necesitáis demasiado para vosotros, para vuestro ejército, para vuestra nomenclatura, para pagar algunas deudas a los países hermanos y, especialmente, para acelerar la colectivización y la revolución, eliminar a vuestros adversarios, consolidar vuestro poder. Los camiones que se os han dado para repartir cereales servirán para transportar soldados o, mejor aún, para deportar a los campesinos a las regiones de las granjas colectivas, donde morirán, lejos de las miradas indiscretas.  [...] Tras lo cual, una vez hecha una fortuna a espaldas de 1 200 000 etíopes muertos de hambre, el coronel Mengistu Hailé Mariana –pues es evidentemente de que es él de quien acabo de narrar las proezas– no tenía más que escuchar las ovaciones del Movimiento de los No Alineados, de la Internacional Socialista, de los teólogos de la Liberación y del Consejo Ecuménico de las Iglesias. [...] El coronel Mengistu se ha limitado a seguir una receta preparada por Lenin en la época de la gran carestía de 1921 en la Unión Soviética, y frecuentemente repetida desde entonces, [...] Dos interdictos se conjugaron para engendrar el silencio combinado de los ingenuos crédulos, de los «idiotas útiles» y de los cómplices cínicos: el sempiterno temor de pasar por reaccionario al criticar a un régimen totalitario llamado progresista, y el de parecer racista al condenar la matanza de africanos por otros africanos. 

El renacimiento democrático

Nos deslumbra Revel con el conocimiento, la erudición y la firme convicción con que sostiene sus ideas liberales. Y no se trata solo de opiniones sustentadas por marcos teóricos (marcos estos que también ostentan las ideologías marxistas e izquierdistas en general) sino que las contrasta permanentemente con ejemplos empíricos de la realidad. Y eso hace la gran diferencia entre el liberalismo y las teorías marxistas.

el socialismo es una construcción teórica anterior a la experiencia. Se afirma en ella que se posee una receta que, si se aplica (en este caso la apropiación colectiva de los medios de producción y de cambio), se obtiene una sociedad perfecta, a la vez próspera y justa. Esto es lo propio de la utopía. Los espíritus acostumbrados a esa manera de razonar piensan que el liberalismo es simplemente la doctrina que propone la receta contraria a la suya, haciendo las mismas promesas que ellos con el mismo sectarismo.

A diferencia de las utopías, el liberalismo no es un sistema de reconstrucción voluntaria de la sociedad, un calco al revés del socialismo. Es una mezcla lenta y espontáneamente amasada de democracia política, de libertad económica y de reflexión sin a priori dogmático.

Sostiene que la democracia no es un fin en sí misma, sino un medio (el menos malo) no perfecto, desde luego, de lograr aquellos objetivos que también el socialismo propone conseguir con recetas que, una y otra vez, han fracasado.

La primera [conclusión] fue que la democracia política, lejos de ser un lujo reservado a los ricos, constituía una necesidad para los pobres [...] un medio para deshacerse de un gobierno incompetente corrupto, un instrumento de desarrollo económico. [...] La segunda conclusión (la historia de los treinta últimos años suministraba decenas de ejemplos), era que se regresaba más fácilmente hacia la democracia a partir de una dictadura militar fascista que a partir de una dictadura socialprogresista, sin duda porque en este último tipo de despotismo, la tutela del Estado sobre la economía es mucho más fuerte y profunda.

Dedica muchos párrafos a mostrarnos cómo los medios cultos europeos (tal vez por una mala conciencia producto el insidioso mensaje marxista) ven con buenos ojos y un toque de romanticismo a las “revoluciones” y grupos guerrilleros de América Latina sin un análisis siquiera superficial del mesianismo que ostentan los cabecillas de estos grupos, ni tampoco una apreciación de la secuela de horror, miseria y muerte que traen consigo estos deshumanizados procesos. Algo así como decir: «Está muy bien, pero no aquí»

Pocas desviaciones, al menos en la época contemporánea, han hecho sin duda tanto daño a la realización efectiva de la democracia y frenado más la marcha hacia la libertad, que la idolatría del fenómeno revolucionario. Forma parte integrante de la cultura de izquierdas desde finales del siglo XVIII. A causa de ella ha prevalecido el postulado de que sólo la revolución puede perfeccionar a la sociedad, de que es imposible mejorarla gradualmente, y que, por consiguiente, es preciso destruirla y reconstruirla de un solo golpe, de la cabeza a los pies. Ese prejuicio ha [...] conducido al nazismo y al comunismo. Ha servido de principio de justificación al terrorismo.

La idea de revolución descansa sobre la convicción de que se puede aportar un remedio único masivo, radical inmediato y definitivo al mal estado en que se juzga que.se encuentra la sociedad. Esta convicción supone a su vez que la sociedad sufre de una sola enfermedad bien determinada, universal y nefasta. A un azote único operación quirúrgica única. 

Sigue:

La política no es una ciencia deductiva a priori. La ingeniería social no conduce más que a catástrofes. [...] Cierto, enunciar en primer lugar la idea, construir después la realidad, si es necesario borrándola si se resiste, seguirá siendo, me temo, nuestra eterna tentación totalitaria. [...] Los revolucionarios espontaneístas de 1968 —y de los años 60 en general— rechazaban todo tipo de autoridad en las democracias, acusadas de «tolerancia represiva» según el genial «sinsentido» de Herbert Marcuse, pero admiraban las formas puras de absolutismo en particular el maoísmo. Su fraseología nunca se evadió del marxismo-leninismo. Esta incoherencia sólo es aparente: los revolucionarios siempre están en contra del Estado hasta que se apoderan de él; y son partidarios del Estado total en cuanto toman el poder. Si fracasan en esa conquista, lo que fue el caso, se refugian a menudo en el terrorismo, que procede de la lógica jacobino-bolchevique: una minoría se concibe y se consagra en tanto que mayoría por la imaginación, y entiende imponer por la violencia sus puntos de vista sobre la verdadera mayoría. Como ésta no lo desea en absoluto, la mayoría imaginaria cree entonces deber actuar mediante el terror sobre la mayoría real. La única diferencia es que los comunistas actúan contra la democracia desde el interior del aparato de Estado, y los terroristas desde fuera. Pero los unos y los otros son totalitarios, en tanto que revolucionarios. La democracia no es la ausencia de gobierno. Es por el contrario la única forma de gobierno eficaz, la única que a la vez se sirve y se pone al servicio de todos los recursos de la sociedad civil. A menudo se ha dicho que la anarquía conduce al despotismo, lo cual es cierto. Menos a menudo se ha dicho que el despotismo conducía a la anarquía, lo cual nos muestra el triste espectáculo de las sociedades destruidas y dislocadas que deja tras de sí el comunismo, producto de la revolución.

sábado, 28 de diciembre de 2024

La dura realidad


Al mentor de ciertas mentes perturbadas se le atribuye la frase: «La única verdad es la realidad».

¡Qué pena que sus seguidores no lo sigan en esto! 

Por más que la realidad una y otra vez, sin excepciones, ha ido en contra de sus dogmas, ellos insisten. Como dijo Fernando Iglesias: «¡Qué gorila es la realidad!».

Digo yo: por más que la realidad ha demostrado que las expropiaciones, las nacionalizaciones o estatizaciones fracasan inevitablemente en cuanta ocasión se hayan puesto en práctica, ellos vuelven una y otra vez a lo mismo.

Pero aún así, siguen aferrados a semejante latrocinio invocando, eso sí, la causa Nac&pop. ¡Hay que ser fiel a las ideas! Y si son dogmáticas, más aún; los dogmas no se discuten.

Pero, viendo la realidad nos preguntamos:

¿Cómo le fue a Chile en épocas de Allende? 

¿Cómo le fue a Perú con Velasco Alvarado o con Alan García (en la primera presidencia)? 

¿Cómo le va a Venezuela? 

¿Cuánto nos costó y nos cuesta la reestatización de Aerolíneas? O YPF. 

¿Cómo nos iba con la telefonía estatal?

¿Cómo les fue a los jubilados luego de la liquidación de las AFJP?

Pero, como siempre, si la realidad se da de patadas con la idea preconcebida, la que está equivocada es la realidad…

Aunque me cueste arder en el averno del “Pensamiento Nacional”, voy a citar a Margaret Thatcher: «El peor enemigo del socialismo no es el capitalismo, es la realidad». Nosotros podemos cambiar socialismo por peronismo.


domingo, 22 de diciembre de 2024

La desigualdad


Tema recurrente en los debates a los que asistimos: la desigualdad. Vemos que, ya en la Revolución Francesa, estaba presente en su lema «Libertad, igualdad y fraternidad».

No obstante, al perseguir la igualdad, se suele cercenar la libertad. Porque la libertad nos garantiza resultados conforme a nuestros esfuerzos y capacidades, así como también un toque de suerte. Como la suerte, el esfuerzo y la capacidad no están igualmente repartidas (afortunadamente) entre los seres humanos, la desigualdad sigue a la libertad como su sombra. 

Por esa razón es que el pensamiento liberal siempre priorizará la libertad aún a costa de una menor igualdad. No obstante, hay quienes –bien intencionados, seguramente– priorizan la igualdad por sobre la libertad. Olvidan tal vez aquella frase que dice que «Se puede morir de pobreza, pero nunca de desigualdad». Olvidan también que Canadá, solo por poner un ejemplo, es un país más desigual que Bangla Desh; pero si analizamos su desempeño en, por ejemplo, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), vemos que Canadá ocupa el puesto Nº 15, mientras que el país asiático ocupa el lugar 129. Yo les preguntaría a esas bien intencionadas personas en cuál de esos países preferirían ser pobres. 

Mucha gente, sin embargo, insiste en que la desigualdad es el problema, probablemente porque para igualar hacia arriba, hay que trabajar para que los menos favorecidos asciendan y eso no se logra de un día para el otro. En contraste, igualar hacia abajo es muy fácil y rápido, por eso es tan tentador para muchas conciencias.

Y esto se da en forma particular e insistente en el caso de Chile con fama de ser un país muy desigual. Es curioso que tantos se preocupen por el caso chileno que, según el índice Gini, ocupa el lugar 28 entre los más desiguales y, en cambio, nada dicen de Venezuela que ocupa el puesto 30. Escasísima diferencia si la comparamos con los respectivos puestos en la tabla de IDH en los que Chile ocupa el puesto 42 entre los países del mundo, mientras que la caribeña república ostenta un no muy lucido puesto Nº 120.

En un programa de la TV chilena vi que, insistentemente se le reiteraba a un entrevistado (liberal) si no consideraba que era muy injusto que un niño, por el solo hecho de haber nacido en un hogar postergado económicamente, estuviese condenado de antemano a un futuro de pobreza y exclusión que no era la suerte de otro niño nacido dentro de una clase social alta. La respuesta a tal pregunta es muy obvia y muy sencilla: es absolutamente intolerable que haya alguien condenado no más nacer a un futuro poco promisorio. Por eso hay que trabajar en una educación de calidad para todos, que no se logra de un día para el otro con solo buenas intenciones, y mucho menos se lograría quitándole a los más favorecidos sus posibilidades al respecto.


Y, en este sentido, bien vale reproducir una frase de Sarmiento:

«El abismo que media entre el palacio y el rancho lo llenan las revoluciones con escombros y con sangre, pero os indicaré otro sistema de nivelarlo: La Escuela».


Nota: algunas cifras pueden no estar actualizadas, pero los conceptos son válidos.

domingo, 15 de diciembre de 2024

La ética de la emergencia


Está claro para cualquiera que utilice medianamente sus neuronas, que los “planes asistenciales” no sacan de la pobreza a los supuestos beneficiarios, por el contrario, allí los mantienen envileciéndolos.
Seguramente que las almas caritativas que tanto abundan dirán que no se puede dejar morir de hambre a tanta gente ni condenar a los niños a una infancia de privaciones con consecuencias siempre indeseables para su vida de adultos.
Pues bien, la respuesta cae de su peso: ante una emergencia (incendio, epidemia, inundaciones no previstas, descarrilamiento de trenes o naufragios), la ayuda no solo es deseable sino necesaria y de sentido común. Pero cuando la pobreza es una situación permanente y el número de pobres aumenta constantemente, es porque algo funciona mal.
Lo que debemos preguntarnos es cómo llegamos a esta situación en que hay tantos argentinos que necesitan en forma endémica estos salvavidas y cómo fue que tantos niños van a la escuela para comer, porque en su casa no lo harían.
Recordemos que, en los tan vilipendiados años del “Régimen falaz y descreído”, anterior a la Ley Sáenz Peña, y muchos años más tarde aún, llegaban legiones de pobres, de pobreza absoluta desde otros países, no obstante, en pocos años salían de esa condición con su esfuerzo y no con subsidios del gobierno.
Vemos cómo, con su esfuerzo sostenido, construyeron sus casas y los barrios mismos, –en los que no solían faltar sociedades de fomento y de socorros mutuos– y cómo, en décadas más recientes vino la migración interna y solo construyó villas miseria sin lograr, la mayoría, jamás salir de ellas.
¿Qué fue lo que produjo tal diferencia? ¿Eran los migrantes internos genéticamente inferiores, o simplemente fueron víctimas de regímenes que les hicieron creer que todo les sería dado por un Estado bonachón?
Ese Estado bonachón, jamás les dio las herramientas para salir de la pobreza y, además, con mucho éxito, se dedicó a la tarea de usar como herramienta de propaganda fascista a la educación que fuera uno de los pilares de nuestro prodigioso progreso en aquellos años. Y nuestro gran orgullo.
Entramos en una espiral viciosa que nos llevaría a competir con la caribeña Venezuela, ya que al haber cada vez más gente que recibe planes, son cada vez menos, proporcionalmente, los que producen para sostenerlos. Luego, la solución reiterada y fácil era aumentar los impuestos y la inflación con lo que más gente pasaba a la condición de receptor de subsidios y…
Si el rumbo actual nos sacará de esa decadencia de muchas décadas, lo veremos con el correr de los meses. Lo cierto es que, si seguíamos con las mismas recetas, obtendríamos los mismos resultados.
Dijo Ayn Rand en “La ética de la emergencia” (no es textual, sino como lo recuerdo)
«La “ayuda” permanente es una falta de respeto por los “ayudados”, dado que se los considera como una caterva de mendigos inútiles que claman permanentemente por ayuda».
Poco para agregar.

viernes, 6 de diciembre de 2024

Frases

 Rolando Hanglin en El Sr. González (cada vez más facho)

… la libertad es una bella tendencia, pero no un dios dogmático: debe ser equilibrada por la ley, el orden y el sentido común.

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Isaac Asimov: Introducción a la ciencia 

Hablando de la controversia entre las teorías de Darwin y la Biblia:

El naturalista inglés Philip Henry Goose intentó soslayar el dilema sugiriendo que la Tierra había sido creada por Dios completa, incluyendo los fósiles, para probar la fe del hombre. Para la mayoría de la gente, no obstante, la sugerencia de que Dios podría jugar estratagemas infantiles a la Humanidad parecía tener un cariz más blasfemo que cualquier cosa que Darwin hubiera afirmado.

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Isaac Asimov: Introducción a la ciencia 

La bomba atómica

El empleo dramático de la energía nuclear, representada por bombas increíblemente destructivas, ha hecho más que ningún otro acontecimiento desde los comienzos de la ciencia para presentar al científico en el papel de ogro. Esta representación gráfica es justificable hasta cierto punto [...] se debe agregar también que, por regla general, los científicos atareados con la construcción de tales bombas evidenciaron una profunda consternación y que muchos se opusieron a su empleo [...] Ciertamente se observaron menos remordimientos de conciencia entre los jefes políticos y militares a quienes cupo la decisión de emplear semejantes bombas.

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Adam Smith (citado por Mario Vargas Llosa en “La llamada de la tribu”):

Acerca del sindicalismo: 

Las gentes del mismo oficio pocas veces se reúnen, aunque sea para divertirse y distraerse, sin que la conversación acabe en una conspiración contra el público. O en algún arreglo para aumentar los precios.

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Por qué fracasan los países. De Acemoglu, D - Robinson, J.

El caso Botsuana

Sin embargo, durante los siguientes cuarenta y cinco años, Botsuana se convertiría en uno de los países con crecimiento más rápido del mundo. Hoy en día, tiene la renta per cápita más elevada del África subsahariana, y está en el mismo nivel que países prósperos de Europa oriental como Estonia y Hungría y que las naciones latinoamericanas de más éxito, como Costa Rica. ¿Cómo rompió el molde Botsuana? Desarrollando rápidamente instituciones políticas y económicas inclusivas después de la independencia. Desde entonces, ha sido democrática, celebra elecciones regulares y competitivas y nunca ha experimentado una guerra civil ni una intervención militar. El gobierno estableció instituciones económicas que hicieron respetar los derechos de propiedad, garantizaron la estabilidad macroeconómica y fomentaron el desarrollo de una economía de mercado inclusiva. 

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Paul Davies en El universo desbocado

Curiosamente, es mucho más fácil predecir el destino final de una estrella, que adivinar el destino de la vida ineligente, ya que los principios que controlan la evolución de las estrellas son directos y relativamente sencillos, mientras que la historia ha probado frecuentemente que la futurología social es irremediablemente imprecisa...

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Friedrich Hayek Camino de servidumbre

…la única alternativa al sometimiento a las fuerzas impersonales y aparentemente irracionales del mercado es la sumisión a un poder igualmente irrefrenable y, por consiguiente, arbitrario de otros hombres. 

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Antonio Gramsci

Adueñarnos del mundo de las ideas para que nuestras ideas sean las ideas del mundo.

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Alexis de Tocqueville

Las tierras producen menos en razón de su fertilidad que de la libertad de sus habitantes.

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Miguel Wiñaski en Crítica de la razón populista

El líder, él o ella, son el Modelo. No hay modelo ideológico. El modelo es unipersonal.

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Benito Pérez Galdós en Trafalgar

Un hombre tonto no es capaz de hacer en ningún momento de su vida los disparates que hacen a veces las naciones, dirigidas por centenares de hombres de talento.

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Marcos Aguinis en Elogio de la culpa.

Sucede que la imaginativa mente humana puede generar argumentos que muestren el agua como fuego y el día como noche. [...] Los argumentos, además, no quedan en el placer de su formulación, sino que impulsan y legitiman actos que arrastran a los hombres hacia la catástrofe. [...] A su vez, líderes y gobernantes corruptos quieren convencer de que son víctimas de la prensa porque si ella no metiese tanta bulla, ¿a quién molestarían sus ganancias mal habidas? No son estas ganancias la fuente del escándalo –sostienen en la intimidad y en su barrosa conciencia–, son el morbo de los periodistas.

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Carlos Marenco

Buen gobierno es aquel que, sin estridencias y en lo posible sin siquiera ruido,

nos hace olvidar de que existe.





jueves, 28 de noviembre de 2024

Temas de hoy

La brecha salarial

Hay ciertos aspectos del tema de esta famosa brecha que vale la pena analizar.

Insisten en que a las mujeres se les paga menos por la misma tarea, pero nunca son capaces de citar algún caso concreto. Y, huelga decirlo, sería por demás ilegal tal situación. 

Suelen poner como ejemplo que las mujeres desempeñan los peores trabajos y peor remunerados y al efecto citan el caso de las empleadas domésticas –casi exclusivamente mujeres– que tienen esas tareas de baja calificación y mal pago.

Vamos a suponer que tenemos a una persona sin mayores estudios ni capacitaciones –tal vez no llegó a completar la escuela primaria– que sale a buscar trabajo. ¿podría pretender que la tomen como asesor financiero o informático de una empresa? Está por demás claro que a lo que puede pretender es a un «conchabo» como ayudante de albañil, como recolector de residuos, como peón municipal para cavar zanjas o como empleado doméstico. Si esa persona es una mujer, difícilmente se presente a alguna de las primeras opciones, que serán tomadas por varones. Y, siendo mujer, lo más probable es que se postule como empleada doméstica.

Las ocupaciones que toman los hombres son, por lo general, más pesadas, más insalubres y riesgosas que las tareas domésticas. También es cierto que suelen ser mejor remuneradas que estas últimas, aunque no siempre. 

Pero, ¿la mejor paga es por ser varones o por ser trabajos más duros que las que suelen tomar las mujeres? Sin contar con que estas tareas «masculinas» suelen ser contratadas por empresas que no pueden arriesgarse a tener empleados en negro y, por tanto, deben pagar salarios de convenio, vacaciones y demás cargas sociales. 

Las tareas domésticas, en cambio, no suelen ser registradas y por ello no se sujetan a convenios gremiales. ¿Esto ocurre porque se trata de mujeres? ¿O será simplemente porque una familia particular no puede, no quiere o no está dispuesta a pagar esos cargos adicionales? Las mismas empleadas suelen preferir que se les pague un peso adicional en la mano y no que vaya a parar a quién sabe dónde.

Y un último ejemplo: en el caso de un municipio, ¿quién realiza los peores trabajos? Si uno concurre a una oficina administrativa municipal, verá que abundan las mujeres en estas tareas, pero si se da una vuelta por el corralón municipal, donde están los trabajos más sucios y riesgosos –y que no suelen ser los mejor ubicados en el escalafón– verá que hay una absoluta ausencia de mujeres. 

De eso, las feministas no suelen hablar. 

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La Universidad gratuita

Criticar siquiera levemente alguna de las «vacas sagradas» del pensamiento Nac&pop, nos lleva invariablemente al averno creado por las mentes progres siempre consustanciadas con el pueblo trabajador y explotado y que nunca lograron mejorarles sus niveles de vida en las ocasiones que llevaron a cabo sus trasnochadas políticas. Y, hasta hace pocos meses, nos podía llevar ante el tribunal de la Santa Inquisición moderna llamado INADI.

Corro el riesgo de incurrir en tal osadía y manifiesto que la Universidad Nacional debería ser arancelada.

Lo digo porque creo que en un país empobrecido como el nuestro no es justo que quienes podrían pagar un arancel, aunque sea modesto, tengan la ganga de la gratuidad a expensas de todos los contribuyentes, gran parte de ellos pobres de pobreza absoluta, que por esa razón no pueden acceder a la Universidad aún siendo gratuita.

Y ese empobrecimiento es en parte debido al sostenimiento de este tipo de políticas que permite, por ejemplo, que extranjeros no residentes puedan gratuitamente estudiar o atenderse en hospitales públicos.

Las universidades, si fuesen aranceladas, mejorarían sus recursos y podrían hacer un sistema efectivo de becas para los alumnos que no están en condiciones de afrontar ese arancel.

Pero no termina allí la cosa. Si quienes asisten a clases tuviesen que pagar por ellas o bien cuidar de mantener su beca, no desperdiciarían su tiempo en actividades de corte político que nada tienen que ver con su formación académica.

Aún con la Universidad gratuita (para quienes allí asisten) no debería mantener su condición de alumno regular quien no apruebe una cantidad de materias, que se estimaría para cada carrera, ocupando una plaza que bien se podría destinar a un alumno que sí se enfoca en el estudio.

También se despilfarran recursos con la loca teoría del «ingreso irrestricto». Si con la dotación de docentes, materiales de estudio e instalaciones se puede impartir clases a una determinada cantidad de alumnos; ¿quién se beneficia admitiendo a cantidades que suelen duplicar o triplicar esa capacidad instalada?

Yo sé que estos conceptos no lograrán que se modifique un ápice la política actual en materia de la educación superior, pero de todos modos, como no creo ser dueño de la verdad, sería bueno que alguien pudiera acotar algo o incluso refutar mis argumentos.

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Las elecciones de medio término

Suena como innecesario decir que las elecciones legislativas de 2025 son cruciales para el destino de Argentina. Y así es porque si el presidente conserva la popularidad que hoy tiene, se conseguirá número suficiente el Congreso para poder aprobar, sin tanto obstruccionismo, las leyes que necesita para continuar el camino empezado en diciembre pasado y que puede gustar mucho, poco o nada, pero que es claramente un rumbo distinto al que nos trajo a la tragedia que hoy se vive en nuestro país.

No hay muchas probabilidades de que un gobierno con tan poca representación parlamentaria, pueda sustentarse exitosamente en el tiempo.

Para que se pueda seguir por el camino trazado, es necesario acordar con los bloques afines las estrategias a seguir sin necesidad de conformar alianzas y manteniendo cada sector su identidad propia.

Para las elecciones de 2027, donde se eligen puestos ejecutivos, sí es necesario hacer una alianza de fuerzas afines, sobre todo en la Provincia de Buenos Aires, donde el más votado se lleva el puesto ejecutivo, aunque sea solo por un voto de diferencia. Si en las pasadas elecciones hubiese prevalecido este criterio –habida cuenta de cuál era el enemigo a enfrentar– y se hubieran dejado de lado egos y cuestiones personales, hoy no habría tanto obstruccionismo al frente de la provincia más grande e influyente del país.  


jueves, 21 de noviembre de 2024

Mis intentos de ser escritor

Probablemente siempre quise ser escritor y no me había dado cuenta. 

Siendo niño aún, al tratar de escribir mis primeras letras en la escuela primaria, veía con envidia a una prima mayor que yo que, con total soltura y velocidad, lograba lo que a mí me costaba sangre, sudor y lágrimas. 

Pocos años más tarde, recuerdo que mi padre trajo a casa una –hoy vetusta– máquina de escribir. En aquella vieja Remington, aprendí a aporrear las teclas con solo un dedo de cada mano, pero ¡qué placer y qué orgullo sentía al ver en el papel aquellas primeras letras de molde que conseguí obtener!

Años más tarde, ya adulto, trabajando en una oficina pública, veía con algo de decepción cómo se escribían los informes de los expedientes con una vulgar reiteración de frases hechas que, en muchos casos, no agregaban nada de importancia al trámite en cuestión. En mis intentos de lograr algo más que esas banalidades, llegué a producir algunos textos que me valieron el elogio y la sorpresa de mis superiores. Elogios y sorpresas que solo confirmaban lo mediocre de las prácticas habituales.

Hace un par de décadas, discutiendo con una sobrina acerca de temas relacionados con la ortografía –más precisamente con el uso de la tilde o acento ortográfico, como me enseñaron en la escuela primaria– me di cuenta de que, verbalmente, no estaba a la altura de la discusión, razón por la que opté por escribir lo que pomposamente titulé: «El acento y otras disquisiciones ortográficas». No recuerdo si llegó a manos de mi sobrina interlocutora, pero sí que lo leyó una amiga, profesora de lengua, que me manifestó su desacuerdo con ciertos conceptos, pero que igualmente le pareció bien estructurado y con argumentos no del todo descaminados.

Ese fue, para mí, un punto de inflexión a partir del que me volqué a escribir reflexiones acerca de aconteceres cotidianos entre los que, la imprevisible política de mi país, nos brinda tanto material. 

Ya en este siglo, leí un ensayo de Mario Vargas Llosa: «Carta a un joven novelista». Fue tan inspirador que, en menos de un mes, conseguí escribir tres cuentos al parecer no tan malos ya que dos de ellos merecieron menciones en un concurso con cerca de mil participantes. Allí descubrí la maravilla de la ficción, en la que uno se siente poco menos que un Dios, al poder disponer de la vida y pasiones de personajes de su creación. 

Pero allí quedó mi paso por la ficción ya que, luego de esa maravillosa experiencia, poco pude lograr en ese terreno. Por esta razón es que dediqué mis esfuerzos a la narración de anécdotas de mi ya larga vida. Esos episodios que uno, en reuniones familiares o de amigos, siempre está tentado a contar, aunque sea por enésima vez, bien merecen la pena ser llevados al papel. No sé si serán tan buenos mis relatos, pero a mí me produce un gran placer cuando, aunque sea una sola persona, me confirma que disfrutó de su lectura.

Cuando las anécdotas se acabaron, me dediqué a reflexiones acerca de episodios de la realidad política de mi país, que, como ya he dicho, suele dar muchos argumentos y vuelco estas reflexiones en este blog donde también dedico entradas a comentar algunas de mis lecturas o a transcribir párrafos que me parecen dignos de ser compartidos. También en este blog participa Marta, con sus inspiradas ficciones.

Las mayores dificultades con que tropieza un novel escritor no radican, a mi juicio, tanto en la ortografía o el uso de las comas –después de todo, para eso están quienes se dedican a la corrección– sino en la inspiración creativa.




Reflexiones preelectorales

Esto lo dije hace unos años, pero, con algunas modificaciones, viene bien a cuento ahora. Ya sé que copiar es plagio, pero no creo que yo mi...