Este tema, no por reiterado,
deja de ser importante, aunque al analizar tantas obviedades, uno cree estar
protagonizando un diálogo de sordos.
Por más obvio que resulte
recordarlo, en esas tomas se cometen una serie de delitos que cualquier persona
puede apreciar, salvo aquellas cuya mente se encuentre obnubilada por
trasnochadas ideologías.
No tengo dudas de que es
deber ineludible de la autoridad competente, arbitrar los medios para hacer
cesar el delito. Solo en nuestro país se toma como inherente a la protesta,
cualquier atropello que se haga contra los derechos de terceros o contra la
propiedad pública o privada. Así fue como tuvimos tres años cortado un puente
internacional y solo se les ocurrió “tirarles el Código Penal por la cabeza”
cuando al Finado le convenía congraciarse con Uruguay. Así es que todos los
días asistimos a cortes de calles, rutas y puentes, bloqueo de establecimientos
fabriles y tomas de colegios. Y las autoridades, en muchos casos, se limitan a
custodiar a los manifestantes.
Por ello creo que es
necesario separar el problema en partes: 1) Si les asiste derecho o no a los
alumnos para semejante desafuero; 2) Si se debe o no se debe recurrir al uso de
la fuerza para hacer cesar el delito; 3) Si corresponde que los alumnos dicten
las políticas educativas.
1)
Aún suponiendo que todo lo
que reclaman los alumnos fuese razonable, no lo es el uso de la
violencia y el avasallamiento de la propiedad pública. Nunca puede ser ajustado
a derecho cometer un delito para peticionar ante las autoridades. Y en este
caso, está claro que no se pretende “peticionar”, sino “imponer”. Entiendo que
la autoridad competente ha consultado la ley que se tramita con distintos
sectores del quehacer educativo e incluso que los alumnos han sido oídos. Ello
no quiere decir que sus demandas deban ser necesariamente acatadas.
2)
Ante la pasividad (cuando no abierta
connivencia) de algunos padres y
autoridades, se me ocurre enunciar algunas medidas a seguir, porque parece
que a quienes deberían hacer algo no se les ha ocurrido nada al respecto.
a) Responsabilizar penalmente a los alumnos mayores de 18 años por los delitos que supone su actitud.
b) Responsabilizar asimismo a los padres de los alumnos menores de 18, si fuese jurídicamente posible transferir la responsabilidad penal.
c) Iniciar demanda civil por daños y perjuicios a los padres.
d) Todos los días de clase que se pierdan, deberán recuperarse en diciembre y aún enero si fuese necesario, si perjuicio de ponerles ausente a todos los participantes de la toma por todos lo días de clase perdidos.
e) Como desalojar con el uso de la fuerza pública sería “mal visto” y tildado de represión (palabra que el uso ya le asignó negativas connotaciones) y dictadura (epíteto que con tanta liviandad se aplica a cualquier actitud con la que no se está de acuerdo), debería cortarse el suministro de energía eléctrica, gas y agua al establecimiento ocupado.
f) También debería establecerse un anillo de seguridad policial (Gendarmería no, porque ya consiguió también el estatus de mala palabra) para no permitir el ingreso de personas ni cosas (alimentos, bebidas, abrigos, colchones, etc.). Este sería un método no violento de “persuadir “ a los okupas para que desistan de su actitud.
a) Responsabilizar penalmente a los alumnos mayores de 18 años por los delitos que supone su actitud.
b) Responsabilizar asimismo a los padres de los alumnos menores de 18, si fuese jurídicamente posible transferir la responsabilidad penal.
c) Iniciar demanda civil por daños y perjuicios a los padres.
d) Todos los días de clase que se pierdan, deberán recuperarse en diciembre y aún enero si fuese necesario, si perjuicio de ponerles ausente a todos los participantes de la toma por todos lo días de clase perdidos.
e) Como desalojar con el uso de la fuerza pública sería “mal visto” y tildado de represión (palabra que el uso ya le asignó negativas connotaciones) y dictadura (epíteto que con tanta liviandad se aplica a cualquier actitud con la que no se está de acuerdo), debería cortarse el suministro de energía eléctrica, gas y agua al establecimiento ocupado.
f) También debería establecerse un anillo de seguridad policial (Gendarmería no, porque ya consiguió también el estatus de mala palabra) para no permitir el ingreso de personas ni cosas (alimentos, bebidas, abrigos, colchones, etc.). Este sería un método no violento de “persuadir “ a los okupas para que desistan de su actitud.
3)
Respecto de la competencia de
los alumnos en el dictado de las políticas educativas, pongo un par de
ejemplos: ¿Permitiría Ud. estimado
lector, que un estudiante de tercer año de medicina le practique una operación
de alta complejidad a su hijo? ¿Cómo se sentiría si, al abordar un avión, se
entera de que quien conduce no ha recibido aún su calificación de piloto? Si
hacemos una analogía, podremos ver claramente que los alumnos, por la propia
definición de tales, no han completado su formación académica, no ya en temas
pedagógicos, sino en ningún otro campo del saber. ¿Pueden ellos imponer (porque
no se trata de otra cosa que de imponer) cuál debe ser la política educativa?
No está mal que se interesen y aún que opinen, pero de allí a que decidan
ellos, hay una distancia enorme.
En otro orden de ideas, sería
bueno que los alumnos que no están de acuerdo con la toma (y también sus
padres) abandonen su pasividad y se manifiesten activamente en contra de tan
absurda, arbitraria, violenta e ilegal actitud. Esto sería bueno para saber
cuantitativamente hasta dónde ha llegado el descontrol en nuestra sociedad.
Por mucho que fuese razonable (y no creo que lo sea) la demanda de los alumnos, no es por la fuerza y la
violencia como en democracia se deben defender las ideas. Esto suena más bien a
“ejercicios revolucionarios” en las afiebradas mentes de algunos adolescentes
bien abonadas por algunos no menos afiebrados adultos. A eso le debemos sumar
lo romántico de la cuestión de estar varios días “ejerciendo la voluntad
popular”, con las consignas de “al pueblo lo que es del pueblo” y otras
semejantes. Pasarse unos días de jolgorio, con sesudas justificaciones
ideológicas, compartiendo, tal vez con alguna noviecita o noviecito algo más
que las jornadas de protesta. es sumamente estimulante, sobre todo si papá o
mamá nos trae un termo con café caliente y alguna que otra sabrosa empanada o pizza.
Todas estas desatinadas
actitudes son hijas del perverso eslogan
de que “el fin justifica los medios”; todos creemos defender fines nobles y, si
todos recurriésemos a la violencia, no hace falta especular acerca de los
resultados.
También está el no menos
trastornado concepto de que “la violencia es la partera de la historia”; muchas veces,
más que un parto, resulta un verdadero aborto.
2 comentarios:
Antonio dijo: La verdad todos los relatos son espectaculares.
Muchas veces me identifico con lo que relatan porque cansado de estar rodeados de tantos K sin horizontes. Discutiendo y accionando como la década del 70 y siguen así. Cada vez que escucho a Hebe por Dios qué manera de desparramar veneno.
En fin 70 años de decadencia y ahora faltaría un siglo para levantar este país.
Saludos Charlie.
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