viernes, 28 de abril de 2023

Frases

 

Selección de frases que recopilé y  creo que vale la pena compartir

El crimen de la guerra. De Juan Bautista Alberdi 

El comercio

El comercio, que es el gran pacificador del mundo después del cristianismo, es la industria internacional y universal por excelencia, pues no es otra cosa que el intercambio de los productos peculiares de los pueblos, que permite a cada uno ganar en ello su vida y vivir más confortable, más civilizada, más feliz. [...] Cada tarifa, cada prohibición aduanera, cada requisito inquisitorial de la frontera, es una atadura puesta a los pies del pacificador; es un cimiento puesto a la guerra.

Libertad y riqueza:

La riqueza y la liberad son dos hechos que se suponen mutuamente. Ni puede nacer ni existir la riqueza donde falta la libertad, ni la libertad es comprensible sin la posesión de los medios de realizar su voluntad propia.

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La posmoralidad. Miguel Wiñasky 

El mundo paralelo (el del relato) requiere de la fe de los devotos. 

Los embrujados por el relato prefieren creer a constatar. 

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La virtud del egoísmo Ayn Rand 

Al igual que cualquier otro valor, el amor no es una cantidad estática, disponible que puede ser dividida, sino una respuesta ilimitada y existente que debe ser ganada.

El único fin correcto o moral de un gobierno, es proteger los derechos del individuo: vida, libertad y propiedad.

Para llegar a la ‘virtud de la fe’, hay que abandonar el espíritu crítico.

Elegir entre ser virtuoso o feliz, genera culpa y es a lo que lleva la filosofía del altruismo.

Defender hoy al socialismo ya no se puede considerar un error inocente. Si el motivo es el bienestar del hombre; los resultados horrorizan.

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Libertad: la clave de la prosperidad. Carlos Alberto Montaner 

Ya se sabe, por ejemplo, que no es la riqueza natural lo que explica el éxito de un país montañoso, pequeño y sin acceso al mar, como Suiza; como también puede afirmarse que no es la rapiña imperial lo que ha enriquecido a los países escandinavos o a la remota Nueva Zelanda. Por otra parte, el desarrollo fulminante de los famosos cuatro dragones de Asia (Hong Kong, Corea del Sur, Taiwán Y Singapur), precedido por el fenómeno asombroso de Japón, ha demostrado que el acceso a la prosperidad no constituye un privilegio reservado a los pueblos de origen europeo o de raza blanca. 

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De animales a dioses. Yuval Noah Harari  

No hay ninguna posibilidad de que la gravedad deje de funcionar mañana, aunque la gente deje de creer en ella. Por el contrario, un orden imaginario se halla siempre en peligro de desmoronarse, porque depende de mitos, y los mitos se desvanecen cuando la gente deja de creer en ellos.

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Steve Jobs:

En cualquier etapa de la vida en la que te encuentres ahora, agradece y disfruta al máximo de las pequeñas cosas y atesora el Amor de tu pareja, tu familia y tus amigos, para que cuando llegue el día en que baje el telón, puedas llevar contigo la verdadera riqueza de este mundo.

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Ramón y Cajal. José María López Piñero

De esa obra tomo el siguiente párrafo, cuando este famoso histólogo español opina acerca de la naturaleza humana, a fines de la Primera Guerra Mundial:

Vaya por delante la declaración de que yo tengo muy pobre idea del hombre y de su civilización. Para mí la raza humana solo ha creado dos valores dignos de estima: la ciencia y el arte. En lo demás continúa siendo el último animal de presa aparecido. Y como animal de malos instintos, conjeturo que, cualquiera que sea el resultado de la monstruosa lucha, cambiarán muy poco las normas ideales y morales de la Humanidad… [...] Dentro de veinte o treinta años, cuando los huérfanos de la guerra mundial actual sean hombres, se repetirá la estúpida matanza.

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Anónimo:

Siempre que llovió, paró.




lunes, 17 de abril de 2023

Reflexiones propias y ajenas

Los países más desarrollados del planeta

Algunos de lo países más desarrollados del planeta, a comienzos del siglo XX estaban a la par de Argentina en muchísimos parámetros que se pudieran analizar para medir la prosperidad de un pueblo. 

Sin ir tan lejos en el tiempo, en extremo oriente y en ciertos países de Europa, hace tan solo 70 años, había sociedades muy pobres, con economías agrarias de subsistencia y que ahora muestran situaciones económicas muchísimo más prósperas que la nuestra.

Hoy, si nos comparamos con cualquiera de esos países, tendríamos que ponernos a llorar o, al menos, a reflexionar seriamente qué hicimos tan mal o, lo que es lo mismo, qué es lo que ellos hicieron tan bien.

Corea del Sur, que hace unos 60 años salía de una guerra, pasó de ser un país muy pobre a lo que hoy es, que no necesita mayores comentarios. Ni hablar de Japón o Alemania, literalmente devastados luego de la 2ª Guerra Mundial y que hoy son verdaderas potencias industriales y económicas. No olvidemos que estos tres países copiaron el modelo económico y de independencia de poderes del «Imperio Yanky». Ni qué decir de Japón, rendido incondicionalmente al odiado imperio y, sin embargo, allí los vemos mostrando sus logros y la prosperidad de sus pueblos.

Yendo a ejemplos más cercanos, no creo que hace tan solo medio siglo haya habido en el subcontinente otro país con más logros en lo social, económico y educativo que el nuestro. Lamentablemente, hoy, no podemos decir lo mismo.

Seguramente habrá variadas recetas para salir de la situación en la que nos encontramos, pero es urgente que nos pongamos en camino. Y el primer paso, es reconocer la realidad. Y la realidad indica que no hay soluciones duraderas sin alguna cuota de esfuerzo. La medicina que cura, no suele tener buen sabor.

Cito una frase de Lanata: «Creo que el problema de la Argentina es preguntarnos si seremos capaces de trabajar por un resultado que no vamos a ver».

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Reelección, Cristina eterna y alternancia boba

Todos los gobiernos peronistas intentaron (a veces lo lograron) la reelección. Perón en 1952, reforma constitucional mediante. Menem en 1995, otra vez manipulando la Constitución y llegando al colmo de pretender un tercer mandato (Eduardo Menem hablaba de prOscripción a la simple prEscripción constitucional que ellos mismos no solo votaron sino que impulsaron con vehemencia). Y cristina, no llegó a una nueva reforma constitucional porque no repitió en 2013 la elección de 2011. Una de sus incondiconales aplaudidoras abogaba en contra de una «alternancia boba»…

Pero, a los muchachos peronistas, sería bueno recordarles algunas palabras del fundador de su movimiento y líder absoluto. Perón, en el mensaje del 1º de mayo de 1948, se manifestó contrario a la reforma del artículo 77 que establecía la no reelección (cosa que finalmente se hizo en 1949): 

«Mi opinión —dijo entonces— es contraria a tal reforma. Creo que la prescripción existente es una de las más sabias y prudentes de cuantas establece nuestra Carta Magna. Bastaría observar lo que sucede en los países en que tal reelección es constitucional. No hay recurso al que no se acuda, lícito ilícito; es escuela de fraude e incitación a la violencia, con asimismo una tentación a la acción política por el gobierno o los funcionarios. Y si bien todo depende de los hombres, la Historia demuestra que éstos no siempre han sido ecuánimes ni honrados para juzgar sus propios méritos y contemplar las conveniencias generales. En mi concepto, tal reelección sería un enorme peligro para el futuro político de la República. Es menester no introducir sistemas que puedan citar al fraude a quienes supongan que la salvación de la Patria sólo puede realizarse por sus hombres o sus sistemas. Sería peligroso para el futuro de la República y para nuestro Movimiento si todo estuviera pendiente y subordinado a lo pasajero y efímero de la vida de un hombre...» 

A juzgar por lo acontecido después, no resultan sinceras estas tan acertadas opiniones, por el contrario, parecía estar anticipando las mañas y malas artes que él mismo protagonizó.

Palabras de otro líder de los progres de Latinoamérica:

«Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía». (Simón Bolívar, Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819)

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 En La rebelión de las masas (escrito en 1929, cuando el fascismo de Mussolini estaba en pleno ascenso), Ortega y Gasset nos regala, entre otros aciertos, el siguiente párrafo:

«La forma que en política ha representado la más alta voluntad de convivencia es la democracia liberal. [...] El liberalismo es el principio de derecho político según el cual el Poder público, no obstante ser omnipotente, se limita a sí mismo y procura, aun a su costa, dejar hueco en el Estado que él impera para que puedan vivir los que ni piensan ni sienten como él, es decir, como los más fuertes, como la mayoría. El liberalismo –conviene hoy recordar esto– es la suprema generosidad: es el derecho que la mayoría otorga a las minorías y es, por tanto, el más noble grito que ha sonado en el planeta. Proclama la decisión de convivir con el enemigo, más aún, con el enemigo débil. Era inverosímil que la especie humana hubiese llegado a una cosa tan bonita, tan paradójica, tan elegante, tan acrobática, tan antinatural. Por eso, no debe sorprender que prontamente parezca esa misma especie resuelta a abandonarla. Es un ejercicio demasiado difícil y complicado para que se consolide en la tierra.

»¡Convivir con el enemigo! ¡Gobernar con la oposición! ¿No empieza a ser ya incomprensible semejante ternura? Nada acusa con mayor claridad la fisonomía del presente como el hecho de que vayan siendo tan pocos los países donde existe la oposición. En casi todos, una masa homogénea pesa sobre el Poder público y aplasta, aniquila todo grupo opositor. La masa –¿quién lo diría al ver su aspecto compacto y multitudinario?– no desea la convivencia con lo que no es ella. Odia a muerte lo que no es ella».


domingo, 9 de abril de 2023

Autopercepción, géneros y lenguaje inclusivo


En estos días se discute, acaloradamente casi siempre, acerca de estos temas. Veo que, con demasiada frecuencia, quienes sostienen estas creencias, lo hacen de un modo casi religioso y poco racional. 

"Perspectiva de géneroCreo firmemente que hay solo dos sexos. Con respecto al género, es un accidente gramatical que nuestro idioma reconoce solo dos: masculino y femenino (en alemán, por ejemplo, hay tres porque incluye al neutro). 

Tengamos en cuenta que «la mesa» es sustantivo femenino y «el banco» es masculino, pero ni aquella tiene ovarios ni este tiene testículos así como tampoco están diseñados para reproducirse. Solo cuando se habla de seres animados, suele coincidir el género gramatical con el sexo («el» perro y «la» perra, «el» gato y «la» gata), pero no siempre (la jirafa macho y la jirafa hembra, la ballena, la foca y otros). Y estos sí que están diseñados para reproducirse.

Ciertas mentes perversas o extraviadas cambiaron la semántica de la palabra «género» asociándola con «sexo» persiguiendo fines trastornados y trasnochados que no confiesan. Y otras mentes, menguadas de caletre, creen ese invento.

Cuando se estudia la evolución de los seres vivos, vemos que los más elementales, bacterias por ejemplo, se reproducen por la simple división de la célula madre creando dos hijas genéticamente idénticas. El gran salto en la evolución (esto lo podemos explicar por la teoría de Darwin o si preferimos por una creación divina) fue la reproducción sexual que permite la maravillosa diversidad individual que hoy poseemos. Y los sexos son solo dos y nada más que dos.

El hombre puede encontrar, y de hecho encontró, otras finalidades en el acto sexual que las puramente reproductivas. Y ello por ser una criatura en la que la cultura influye sobre los instintos básicos mucho más que en otras especies animales. Algo parecido ocurre con los alimentos, que en su enorme variedad y complejidad, nos dan mucho más que nutrición. Pero, así como en esa variedad gastronómica siempre ingerimos alimentos, no hay dudas de que, en el sexo, lo natural, es la atracción heterosexual y no homosexual. Si un hombre se erotiza con otro hombre (y está en todo su derecho a practicar el sexo de la manera que le plazca) no deja por eso de ser hombre. Y todos los géneros (infinitos, parece) que estos trastornados inventan, no dejan de ser una ilusión o fantasía. 

La «autopercepción» es otra patraña inconmensurable. Para autopercibirme de cualquier cosa, tengo que tener una idea de cómo es esa cosa. Por ejemplo, si me autopercibo canguro tengo que saber cómo es un canguro (miembros posteriores poderosos, tiene marsupia y se desplaza a saltos). Para autopercibirme mujer, tengo que saber que es un ser humano, que tiene ovarios, caderas más anchas, tiene desarrollo de las glándulas mamarias, distinta distribución del vello corporal y tiene órganos sexuales apropiados para la gestación. Si, siendo varón, no cuento con ninguna de esas características sino las contrarias, pero me autopercibo mujer, estoy tan enfermo como el anoréxico que está piel y huesos y se ve gordo.

El lenguaje «inclusivo» es otro invento que está en sintonía con lo anterior. 

Está claro que el lenguaje no tiene dueños o, mejor dicho, tiene tantos dueños como hablantes hay. Y eso permite a quien se sirve de él a usarlo como mejor le parezca para comunicar sus ideas (ya sean geniales o triviales). Respecto del lenguaje inclusivo, me espantaría que se prohiba su uso, tanto como que se lo quiera imponer desde ciertas estructuras de poder, mediante decretos o leyes. Serán los hablantes, si mayoritariamente lo adoptan, quienes lo impondrán y los diccionarios lo incorporarán. Esto es así y no al revés, como suelen pretender que «La Academia debería incluir este o aquel vocablo».

Pero, aún quienes lo usan, suelen ignorar la lógica del lenguaje. Entiendo que la «E» supuestamente inclusiva es para los plurales que incluyen hombres y mujeres (“todes” en vez de «todos y todas» o el masculino abarcativo «todos»). Pero está fuera de toda lógica decir: «LEs personEs», como he oído a ciertos integrantes de estos estrafalarios «colectivos». Aquí están negando el género gramatical del vocablo "persona", que está totalmente alejado de toda connotación sexual. También oí quejarse a alguien de que se diga «El ser humanO» y no «humanA». Aquí desconocen la concordancia de género entre el adjetivo y el sustantivo, ya que el sustantivo "ser" es masculino. Si habláramos, en cambio, de «la especie», diríamos «humanA» con toda lógica.

viernes, 24 de marzo de 2023

Misceláneas

Hace un tiempo hice estas reflexiones que siguen teniendo actualidad:
Putin y la guerra
Algunos cacasenos redomados salen en defensa de Putin declarando que a Rusia le debemos la libertad porque fueron ellos los que “ganaron la Segunda Guerra Mundial y no los gringos”. Sin negar el papel de la entonces URSS en el desenlace de la contienda, nadie en su sano juicio puede negar el rol que también jugaron las potencias de Occidente. Y, desconocer que no era la URSS precisamente la que iba a traer libertad a los pueblos, es otra tamaña estupidez. Dicen: “Fueron los soviéticos quienes nos dieron la independencia…” Habría que preguntarle a los polacos, checos, eslovacos, húngaros, estonios, letones, lituanos y a los propios ucranianos, entre otros, qué es lo que opinan de la independencia que lograron con los soviéticos. 
Pero, aun si toda la patraña que declaman fuese cierta, no alcanza para reivindicar la figura de Putin.
Parece que son varios los que deben estudiar más…
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La reiteración del fracaso
Hace algunos meses un conspicuo funcionario dijo que lo único que dejó la generación del 80 fue el teatro Colón. Solo un descerebrado o un perverso puede afirmar semejante dislate. Parece que no tomó nota de la enorme alfabetización que posicionó a la Argentina entre los primeros países en el mundo en erradicar el analfabetismo. No tuvo en cuenta que, en aquellos años, venían de Europa legiones de trabajadores buscando aquí, los salarios que allá no se pagaban, salarios que les permitieron progresar luego de algunos años de esfuerzo y sin planes del gobierno. Tampoco vio esa enorme Planta potabilizadora de agua que hay en Palermo, que nos permitió y permite aún hoy, tener agua de red que es segura, cosa que pocos países, fuera del primer mundo, pueden ofrecer. Y tantas cosas más.
En fin, esta mentalidad, que no es patrimonio exclusivo de ese funcionario, sino que prevalece entre la mayoría de nuestros dirigentes, es la que nos lleva al estado de postración y atraso en todos los órdenes, que padecemos actualmente.
Es así que insisten, por ejemplo, en regular los alquileres: obligan al locador a hacer beneficencia. ¿Por qué esa insistencia en que un particular haga favores? Sería bueno que la misma ley mande a los legisladores a que, antes de votar normas que obligan a terceros a hacer filantropía, la hagan ellos mismos con su patrimonio.
También insisten en controlar la adquisición de divisas. Veamos: si se pincha un caño de agua, podemos tapar la pérdida con el dedo o con un chicle. También podemos cerrar la llave de paso. Pero está claro que ninguna de ellas soluciona el problema. También es evidente que la culpa no es del agua, a la que no podemos acusar de malvada ni caprichosa. Uno debe garantizarle al vital elemento un cauce seguro y natural por donde fluir de modo que no se le ocurra tomar caminos inconvenientes.
Parece ser que, en Uruguay, además de buenos plomeros, hay mejores políticas económicas, porque a nuestros vecinos no se les ocurre traer sus ahorros a la Argentina. Tampoco los veo desesperados tratando de comprar dólares a pesar de que, libremente, se venden por doquier. También da para pensar que los técnicos que asesoran a nuestro gobierno son de los que creen que el problema se soluciona con el dedo o el chicle en la pinchadura.
Y también son adictos al control de los precios: el equipo económico se embarca en cruzadas de controles de precios que nos llevarán a tropezar, no por segunda, si no por enésima vez con la misma piedra. No importa que, ya en época de los romanos, se intentara este tipo de intervención en la economía (se llegó hasta aplicar la pena de muerte a quienes contravenían esta disposición) con resultados desastrosos. No importa que, en épocas más recientes de nuestro país, se hayan aplicado políticas semejantes con iguales resultados. Total, ante el previsible fracaso, fácilmente se encontrarán responsables entre los especuladores, agiotistas, capitalistas, cipayos y vendepatrias de siempre. Controlar, un poquito, aunque sea, el gasto o la corrupción hubiese sido imprevisible.
Y colorín colorado, esta historia no ha acabado.
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Algunas reflexiones de Steve Jobs:
«No hace falta un estudio de mercado previo; la gente no sabe lo que quiere, hasta que se lo mostramos». […] «Graham Bell no anduvo investigando si la gente quería o no un teléfono».
Y también citó una frase atribuida a Henry Ford: «Si les hubiera preguntado a mis clientes qué querían me habrían contestado: “¡Un caballo más rápido!”».
Ante este tipo de cuestiones, él pensaba que su trabajo consistía en averiguar qué van a querer los clientes antes de que lo sepan. Toda una definición.
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¿No hay trabajo?
Lo que sigue no es de mi autoría sino que lo encontré en la red: "Buscás un pintor y te viene un paraguayo, comprás las verduras y te atiende un boliviano, buscas un albañil y te viene un formoseño de varios años, viviendo en Buenos Aires, decidís salir a cenar y te atiende una camarera colombiana, llamás al médico y te cae un ecuatoriano, el celular te lo arregla un peruano, los lentes en la playa te los vende un africano. La picada se la compras al chino. PERO OJO PARA LOS PIQUETEROS NO HAY LABURO".
Algo estamos haciendo mal. ¿Verdad?
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La comparaciones suelen ser odiosas
A los que, airadamente, reclaman en Chile o en cualquier país por la desigualdad social, como si ese fuese el verdadero problema, yo les preguntaría qué prefieren; ¿ser pobres en Bangladés o en Canadá?
Bueno es que sepan que la desigualdad social canadiense es mayor que la bengalí: los canadienses son el país número 57, mientras que los asiáticos están en un honroso puesto Número 39. Tengamos en cuenta que Canadá tiene un PBI/h de U$S 49.700, mientras que Bangladés apenas llega a 4.600. ¿Qué pobres la pasarán peor? ¿es la desigualdad el problema?
Y, si hablamos de desarrollo humano, Canadá está en el puesto nº 13, mientras que Bangladés ocupa el 135. Y pongo estos dos países como un ejemplo, pero hay muchísimos más.
Entre los países con mayor igualdad en el ingreso, están muchos de los más desarrollados, aunque eso no quiere decir que mayor igualdad signifique necesariamente mayor prosperidad.
Pero vayamos más cerca: es cierto que Chile tiene un grado de desigualdad muy alto, superior al nuestro (ocupa el puesto Nº 136 mientras que de este lado de la cordillera exhibimos el Nº 112). Pero Chile, a pesar de esa desigualdad mayor que la nuestra, tiene aproximadamente un 15% de pobres, mientras que nosotros… mejor lo dejamos ahí. Pero, peor todavía quedamos si nos comparamos con la situación de hace unas pocas décadas; mientras ellos, con políticas de apertura de mercados lograron salir de uno de los puestos más miserables de América Latina a ser hoy el mejor ubicado en cuanto parámetro se pueda medir la prosperidad; nosotros, con políticas progres y mucho peronismo, no hemos parado de retroceder.
Podríamos acuñar un dicho: «Dato empírico mata teoría», pero, como decía Einstein: «Es más fácil destruir un átomo que un preconcepto».
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24 de marzo
Condolerse por las víctimas del Terrorismo de Estado es una obligación de cualquier persona de bien. Tener ese tipo de opiniones no equivale a que uno tenga que apoyar o estar de acuerdo con lo actuado por los grupos terroristas ni viceversa, si uno condena a los que asesinaron y mataron sin misericordia a muchos compatriotas no quiere decir que uno avale lo actuado por la dictadura.
Veo con lastimosa frecuencia que, quienes pretenden reivindicar a unos muertos, terminan justificando los victimarios del otro bando. La diferencia entre unos y otros fue cuantitativa; unos lograron más poder y por tanto hicieron más daño.
Por eso, la memoria de hoy, deber ser muy amplia y condenar para siempre la violencia de cualquier signo. Condenar asimismo a cualquiera que, amparado en unas supuestas buenas intenciones, pretenda tomar el poder por la elocuencia de las armas o del apriete descarado.
Los «jóvenes idealistas» luchaban por su causa y no dudaban en matar para ello, aunque murieran inocentes. Los responsables del terrorismo de estado, ¿no perseguían también ciertas ideas y tampoco dudaban en tratar a sus enemigos como si no fueran humanos?
Todo ello, entiendo, deriva de la perversa creencia de que «el fin justifica los medios».
No podemos matar al asesino, ni torturar al torturador, ni violar al violador sin convertirnos en lo mismo que queremos condenar.



viernes, 3 de febrero de 2023

Patriarcado y machismo

Se tiende a confundir una cosa con la otra, y lo primero que habría que hacer es definir ambos conceptos. Y lo anterior tiene una gran importancia para debatir los temas.

Machismo

El término viene con una semántica absolutamente negativa y, realmente, creo que lo es si nos atenemos a las definiciones de la RAE:

1. m. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.

2. m. Forma de discriminación sexista caracterizada por la prevalencia del varón.

Ninguna de esas acepciones resulta razonable en las sociedades contemporáneas, y su erradicación debiera ser un objetivo a lograr en cualquier organización social, teniendo siempre en cuenta que la meta a conseguir es, siempre, la igualdad ante la ley. 

Su contrapartida sería el término «feminismo» al que, por el contrario, se le suelen asignar significados nobles. 

1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.

2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del   feminismo.

No hay ninguna duda de que el feminismo, en sus orígenes, fue una causa nobilísima, que logró, entre otras cosas, el derecho a elegir y ser elegidas, así como la posibilidad de administrar sus bienes y la equiparación ante la ley.

Las que no parecen ser ni razonables ni justas son algunas actitudes de las feministas actuales que ven al varón más como enemigo que como compañero de ruta en la vida y se manifiestan con violencia y repudio al otro sexo. Y, en sus luchas, emplean métodos del más rancio estilo machista, que tanto critican. Se llega así a situaciones en las que logran imponer una supuesta igualdad, pero no ante sino mediante la ley. No otra cosa es el famoso «cupo femenino» en diferentes ámbitos. Se ataca a los detractores de tal cupo diciendo que «se oponen a que la mujer acceda al 50% de los cargos legislativos», cuando en realidad lo que se critica es que la mujer «tenga que tener» dicho porcentaje. La preeminencia masculina en estos ámbitos no se debe a que se imponga algún impedimento a las mujeres, sino a distintas preferencias predominantes en cada sexo. Es por este tipo de razones que hay menos mujeres que hombres que estudian ingeniería sin que nadie les impida el acceso a dichas carreras. Y lo contrario ocurre en disciplinas como medicina, veterinaria o humanidades.

Patriarcado 

Por su parte, este término se refiere a una organización social o familiar que no tiene por qué ser intrínsecamente mala y que viene de tiempos ancestrales en que estaba directamente relacionada con los roles de cada sexo. Y estos roles no se originan en cuestiones culturales, sino biológicas. Y, cuanto más retrocedemos en el tiempo, más importante en esta asignación de roles es lo biológico.

Teniendo en cuenta el notable éxito que, como especie animal, ha tenido el ser humano, no podemos menos que aplaudir esa organización patriarcal tan denostada hoy. Está claro que, esa rémora cultural, no se puede borrar de nuestras conductas de un día para otro, pero siempre tenemos que valorar el legado que el patriarcado dejó a la humanidad. Hoy, desde luego, lo podemos discutir, pero entiendo que es una cuestión más familiar que social. Cada familia se puede organizar según sus preferencias y no hay, o no debe haber jamás ninguna disposición legal que lo impida.

lunes, 23 de enero de 2023

Misceláneas

Pido disculpas a los lectores si alguno de los textos ya fue publicado, pero el desorden de mis archivos y mis neuronas en retirada, no me permiten saber con certeza qué es lo que ya publiqué. Les ruego que disculpen y, sobre todo, que disimulen...

 Pueblos originarios

Las primitivas sociedades de cazadores–recolectores, ocupaban territorios muy grandes, con la consecuente bajísima densidad de población. Esto cambió sustancialmente con la Revolución Agrícola y se acentuó luego con la Industrial. 

Naturalmente que, al pasar un pueblo de un sistema a otro, se necesitó llenar espacios “subocupados” –desde su nueva perspectiva– por sus vecinos todavía cazadores. Estos últimos tuvieron que desplazarse o asimilarse, sin excepciones y, generalmente, por medios violentos. 

Cuando fue la conquista y colonización de América, ocurrieron estos fenómenos con modalidades distintas, según el grado de desarrollo de las culturas aborígenes. Un caso fueron las grandes civilizaciones de los actuales México y Perú que, debido a su notable desarrollo agrícola (y militar) requirieron una terrible cuota de violencia, para su asimilación o conquista.

No fue así en la mayor parte del territorio argentino, donde, con escasísimas excepciones, estaba ocupado por tribus con organizaciones cazadoras–recolectoras que ambulaban, a pie, por inmensos territorios en busca de pequeñas y escasas presas y frutos.

La irrupción de una civilización agrícola bastante desarrollada, o al menos de viejísimo cuño, inevitablemente terminó por desplazar o asimilar a los habitantes originales de nuestras pampas y de todo lo que se dio en llamar “el desierto”, como se denominaba a esa gran extensión despoblada.

Y otro impacto, de no menor trascendencia, fue la irrupción del ganado vacuno y equino que proliferó al amparo de la fertilidad del suelo; ya no volverían esos primitivos habitantes a ser lo que eran, por mucho que los nostálgicos de hoy, muchos de ellos desde citadinas poltronas o no menos citadinas mesas de café, clamen al cielo por el derecho de los pueblos primitivos a mantener sus tradiciones y a recuperar sus tierras. Por mucho que los descendientes de estos pueblos originarios reclamen su propósito de volver a sus costumbres ancestrales, no lo harán; no renunciarán al consumo de carne vacuna, al uso del caballo ni del automóvil, mucho menos, a la luz eléctrica o al teléfono celular y no se les pasa por la mente volver al primitivo sistema de caza y recolección.

Resulta muy conveniente –ahora que las tierras han adquirido enorme valor, gracias a la cultura occidental, capitalista y burguesa– reclamar enormes territorios, incluso lagos y montañas, como sagrados o propios de los descendientes de aquellos primitivos ocupantes originarios, aunque muchos de los que hoy reclaman, porten apellidos de indudable origen español, galés, o italiano.

Todo eso no quiere decir que deban renunciar a muchísimos aspectos de su cultura ni de sus creencias; pero sí que es mucho más sensato y realista adaptarse a todo lo que la sociedad moderna les ofrece e integrarse a la Nación que, con toda seguridad, recibirá con los brazos abiertos a «todos los hombres del mundo que quieran habitar en suelo argentino». Pero respetando las leyes.

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La desigualdad

Tema recurrente en los debates a los que asistimos: la desigualdad. Vemos que, ya en la Revolución Francesa, estaba presente en su lema «Libertad, igualdad y fraternidad».

No obstante, al perseguir la igualdad, se suele cercenar la libertad. Porque la libertad nos garantiza resultados conforme a nuestros esfuerzos y capacidades, así como también un toque de suerte. Como la suerte, el esfuerzo y la capacidad no están igualmente repartidas (afortunadamente) entre los seres humanos, la desigualdad sigue a la libertad como su sombra. Y no es mala la desigualdad sino la pobreza extrema.

Por esa razón es que el pensamiento liberal siempre priorizará la libertad aún a costa de una menor igualdad. Y por las mismas causas, hay quienes –bien intencionados, seguramente– priorizan la igualdad por sobre la libertad. Olvidan tal vez aquella frase que dice que «Se puede morir de pobreza, pero nunca de desigualdad». Olvidan también que Canadá, solo por poner un ejemplo, es un país más desigual que Bangla Desh; pero si analizamos su desempeño en, por ejemplo, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), vemos que Canadá ocupa el puesto Nº 15, mientras que el país asiático ocupa el lugar 129. Yo les preguntaría a esas bien intencionadas personas en cuál de esos países preferirían ser pobres. 

Mucha gente, sin embargo, insiste en que la desigualdad es el problema, probablemente porque para igualar hacia arriba, hay que trabajar para que los menos favorecidos asciendan y eso no se logra de un día para el otro. En contraste, igualar hacia abajo es muy fácil y rápido, por eso es tan tentador para muchas conciencias.

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El caso chileno

Y lo anterior se da en forma particular e insistente en el caso de Chile con fama de ser un país muy desigual. Es curioso que tantos se preocupen por el caso chileno que, según el índice Gini, ocupa el lugar 28 entre los más desiguales y, en cambio, nada dicen de Venezuela que ocupa el puesto 30. Escasísima diferencia si la comparamos con los respectivos puestos en la tabla de IDH en los que Chile ocupa el puesto 42 entre los países del mundo, mientras que la caribeña república ostenta un no muy lucido puesto Nº 120.

En un programa de la TV chilena vi que, insistentemente se le reiteraba a un entrevistado (liberal) si no consideraba que era muy injusto que un niño, por el solo hecho de haber nacido en un hogar postergado económicamente, estuviese condenado de antemano a un futuro de pobreza y exclusión que no era la suerte de otro niño nacido dentro de una clase social alta. La respuesta a tal pregunta es muy obvia y muy sencilla: es absolutamente intolerable que eso ocurra. Por eso hay que trabajar en una educación de calidad para todos, que no se logra de un día para el otro con solo buenas intenciones y declamaciones. Y mucho menos se lograría quitándole a los más favorecidos sus posibilidades al respecto.

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Las variables de la ecología y de la economía.

Todos sabemos que en cualquier nicho ecológico, la introducción o la extinción de una nueva especie animal o vegetal, o un brusco cambio natural o provocado por la actividad o negligencia humana, puede acarrear insospechados cambios en todo el equilibrio –dinámico, pero equilibrio al fin– del ecosistema. Son tantas las variables que interactúan en simultáneo, potenciándose o neutralizándose, que es imposible prever sus resultados a mediano o largo plazo. De esto pueden dar fe los australianos que, en un nicho tan delicado como es cualquier sistema insular con escasos contactos con el resto del planeta, han sufrido verdaderas catástrofes merced a la irresponsable introducción de conejos, zorros y hasta sapos, con la fatua pretensión de combatir ciertas plagas o simplemente “por deporte”.

Algo parecido ocurre con la economía de un país cuando, con la misma irresponsabilidad y fatuidad, se toman medidas intervencionistas aquí y allá, pretendiendo que el burócrata de turno sabrá mejor que la gente, que es quien a la postre conforma el mercado, cómo lograr la proclamada “justicia social” o la “redistribución de la riqueza” y lo que consiguen es parecido a las catástrofes ecológicas australianas. A fuerza de repetirse, terminan por aburrir los innumerables y reiterados fracasos de estas necias actitudes.

Es una evidente contradicción sostener que el pueblo sabe perfectamente lo que quiere a la hora de votar (sobre todo desde la óptica de quien resulta favorecido con los votos) y deja de tener sabiduría en lo absoluto para tomar sus propias decisiones luego de asumido el poder por los iluminados populistas. A partir de ese momento, todas las decisiones importantes las debe tomar el burócrata de turno, que sabe, ahora, mejor que la gente, lo que le conviene. 

Mientras el mundo avanza (incluso en países peor dotados que el nuestro en materia de recursos naturales), nosotros retrocedemos con empeño. Terminamos siempre muy cerca del punto de partida: invariablemente estamos dando vueltas a la noria, solo que esta noria, también mata.

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Elogio del bombo

Argentina ha hecho una verdadera liturgia de las consignas y actos políticos. Se embadurnan las paredes sin ninguna consideración por el frentista, con leyendas que, en el fondo, son solo “para la tribuna”. “Patria o buitres”, decía una de ellas hace algunos años; imaginamos el pánico que tal lema puede llegar a producir en el Sr. Singer o en cualquier otro de aquellos tenedores de bonos de nuestra deuda. Tal vez sirva –cada vez menos– para encender algún espíritu revolucionario y poco reflexivo.

Pero uno de los ítems más notables de esa liturgia en los actos partidarios es, indudablemente, la irrupción del bombo atronador. 

A propósito de este tema, mejor que yo lo dice Abel Posse en unos párrafos estupendos de su libro Sobrevivir Argentina. El capítulo se llama El irresistible ascenso del bombo en Argentina. Y se puede encontrar en:

http://abelposse.com/el-bombo-en-la-argentina/

Transcribo solo una frase: 

Me resulta imposible imaginar un Concierto para Bombo y Orquesta; pero estoy seguro de que si en algún lugar se escribe, será en la Argentina.

No se lo pierdan porque es increíblemente divertido, anecdótico, bien documentado y tristemente real.

miércoles, 11 de enero de 2023

La muerte de Bonafini

Luego de transcurridas algunas semanas de la muerte de Bonafini, podemos reflexionar acerca de lo profundo de la grieta que nos separa a los argentinos.

Si uno opina acerca de los métodos de la dictadura o de la guerrilla subversiva, si uno condena unos hechos, automáticamente lo tildan de defender al “bando” contrario. Esa realidad maniquea lleva necesariamente a no poder analizar nuestro presente con un auténtico sentido crítico.

Respecto de la Sra. Hebe, todo su honroso (y aún heroico pasado si se quiere) no la habilita para cometer toda la suerte de tropelías y atropellos que supo cometer.

¿O alguien puede negar que instaló un escupidero público para que, niños, salivaran sobre los retratos de periodistas críticos del gobierno de los K?

Fue ella misma quien, luego de saberse el desfalco de «Sueños compartidos» trató de manera absolutamente irrespetuosa a los damnificados que, con toda justicia protestaban, instándolos a que «vayan a reclamarle a Shocklender». Poca sensibilidad mostró en ese caso; los derechos de los perjudicados no parecían estar a la altura de sus insignes preocupaciones.

También fue ella quien instó a «tomar el palacio de tribunales» ante demoras o fallos desfavorables. Y, que yo sepa, fue la única que no se presentó a una citación judicial (a propósito del desfalco antes mencionado) sin ulteriores consecuencias.

Fue también quien dijo que se podrían probar las pistolas Táser en la pequeña hija de Macri. 

Y también dijo que habría que retomar las armas que dejaron sus hijos. Pero eso no es incitación a la violencia para sus acólitos y aplaudidores irreflexivos. Pero, a propósito de este último exabrupto, cabe recordar que, la asociación que dirige, supone representar a TODAS las madres de desaparecidos y no solo a las de los guerrilleros que empuñaron esas armas.

Queda claro, entonces, que no resulta muy procedente homenajear a una persona tan contradictoria sin mencionar sus aspectos negativos. 

Pero, ya sabemos cuáles son las conductas de los políticos que solemos elegir. Si a Sarmiento, se le niegan sus innegables méritos en la política educativa por algunas expresiones desafortunadas, ¿cómo no habrían de borrar todo lo negativo de quien quieren «procerificar»?

Reflexiones preelectorales

Esto lo dije hace unos años, pero, con algunas modificaciones, viene bien a cuento ahora. Ya sé que copiar es plagio, pero no creo que yo mi...