Algunos iluminados, al creerse que han descubierto o quizás inventado la verdad (única e indiscutible) se sienten, por tanto, sus dueños. Y quien no comparte esa verdad, es en realidad un sonso.
Entonces, desde la cúspide de su iluminación, pretenden ilustrarnos para sacarnos de nuestra ignorancia, sonsera o lisa y llana boludez.
Así, en coquetos “Power Points”, y para que salgamos de la profunda noche de nuestra sonsera, nos explican qué son las retenciones, de qué hermosa manera logran el divorcio entre los precios domésticos y los internacionales, y toda la serie de bondades infinitas que se logran con ellas.
Desde los mencionados “Power Points” nos explican también por qué el gobierno debe intervenir en la economía. Que el argumento de que las retenciones son distorsivas es una sonsera, porque con el mismo criterio “Que el Estado provea Educación Pública, distorsionaría el mercado de los Servicios Educativos” y estupideces parecidas respecto de la salud.
Hace pocos días, Felipe Solá, a propósito del mercado, dijo algo así como: “Frente al mercado se pueden tomar tres conductas: a) dejarlo hacer libremente, b) enfrentarlo y c) acotarlo”
Hoy en día, nadie en su sano juicio, optaría por dejarlo hacer libremente (no tengo noticias de nadie en el mundo que lo ponga en práctica, si bien algunos lo recomiendan para terceros); ni por enfrentarlo (en este caso tenemos el ejemplo de K y Moreno y así nos está yendo).
Si usamos la alternativa c), que es claramente la usada por los países exitosos, se presenta el problema de que, para lograr todo lo que la alternativa puede dar, hay que contar con estadistas. Esto quiere decir que el problema es saber cuándo, y hasta dónde.
Pongamos por ejemplo la educación de los niños. Se puede pensar que no hay que poner límites, porque los hechos enseñan por sí solos. Entonces al niño de 18 meses hay que dejarlo jugar con la sartén de aceite hirviendo. “Cuando se queme aprenderá”. Otro puede decir que los límites deben ser muy estrictos, entonces a la hija de 42 años no la dejará jamás a solas con el novio… Está claro que la ciencia y el arte está en ir marcando los límites conforme al desenvolvimiento del problema.
Volviendo al mercado y a las retenciones. Estas son una herramienta más de la política de estado. No son una verdad revelada única e indiscutible. Lo indiscutible es que hay países que viven muy bien sin ellas. Tampoco se discute que, si las vamos a usar, hay que tener planes más estructurados e ideas un poco más claras de cómo se hace.
Lástima que los iluminados no explican por qué las retenciones —en nuestro país— no logran parar la inflación, por qué no logran aumentar la producción de alimentos o la generación de energía y por qué sí logran, en cambio, producir un alto grado de crispación y enfrentamiento entre los argentinos.
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