viernes, 18 de julio de 2008

NOBLEZA OBLIGA

Ayer nomás, hablábamos de la necesidad de derogar la desafortunada 125.

Hay que reconocer que, al menos en esta decisión, el gobierno ha honrado su palabra. Me apresuro a felicitar a la presidente por tal decisión, sabiendo lo amargo que le habrá resultado dictar la medida.

Espero ansiosamente, más que la derogación en sí misma, que todo este barullo sirva para iluminar a nuestros dirigentes (todos, oficialistas y opositores, del Ejecutivo y del Congreso) para que, de ahora en más, se conduzca la política con consensos y acuerdos previos. No es creíble que no se pueda gobernar de esta manera. Lo que la gente en las calles solicitó, es moderación y diálogo. Que ello sirva, entonces para que se apacigüen los ánimos, y llegue la paz y la sabiduría a los corazones.

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