Habitualmente la puja
entre izquierda y derecha es la de la preeminencia de lo social por sobre el
individuo o el individuo sobre lo social. También se expresa en la disyuntiva
de si debe prevalecer la libertad o la igualdad. La
verdad es que todo parece ser una falsa alternativa. Yo me hago dos preguntas
fundacionales.
1)
¿Tiene
razón de ser el hombre sino en sociedad?
2)
¿A
quién sirve la sociedad que no tiene en cuenta al individuo?
Analicemos la primera.
Nadie quiere a un individuo antisocial. Llámese así a un delincuente, o a un
“individualista” extremo, que no vacilará en conculcar cualquier derecho del
prójimo para satisfacer sus deseos o ambiciones. No sirve a la sociedad y ella
ya se encargó de legislar al respecto
intentando garantizar toda suerte de reaseguros que nos pondrían a salvo de
estos sujetos.
En cuanto a la segunda
cuestión, podemos decir que una sociedad que no garantice al máximo las
libertades individuales, estará coartando la capacidad creadora del hombre. No
hay creación sin libertad. Potenciar la creatividad del ser humano, individuo
al fin, se logra solo con el máximo de las libertades sin arreglo a marcos de
ideas preconcebidas. Solo deben establecerse las reglas del juego, cuantas
menos mejor, dentro de las que se jugará el gran partido de la construcción
social.
El capitalismo y sus detractores
Hasta ahora, en mis
escasos conocimientos, no he visto ningún sistema que potencie esa libertad
creadora mejor que el liberalismo capitalista. Y con él viene de la mano la
creación de prosperidad y riqueza. Oigo a veces proclamar que la pobreza es un
requisito del capitalismo para funcionar. Basta mirar la pobreza existente en
los países capitalistas y en los que han abrazado doctrinas socialistas (tanto
del siglo XX como del XXI), comunistas o marxistas de variado modelo, para que
esta afirmación se caiga sola.
Lo que se llama la
“frontera del conocimiento”, los espacios donde verdaderamente se expanden
esas fronteras, están en los países capitalistas. Recuerdo haber oído
recientemente la frase: «El verdadero poder de USA no está en el Pentágono,
sino en sus universidades». Allí se hace un verdadero culto a la libertad de
pensar.
La alternativa entonces, es
tender a una sociedad que garantice la creatividad individual, la libertad
de las conciencias sin ataduras a preconceptos ni a patrones de ideas
preestablecidos. Una sociedad que, mediante la libertad para la creatividad,
permita desarrollar al máximo los talentos del individuo para que pueda dar lo
mejor que el ser humano es capaz de crear. ¿Y darlo a quién sino a la sociedad?
Por otra parte, esa
sociedad que yo imagino debe hacer efectivo aquello que nos enseñaron en la
escuela primaria: Los derechos de uno
terminan donde comienzan los del vecino. Donde cada uno sepa que cada
derecho implica también una responsabilidad o un deber. Donde los abusos en que
puede incurrir el excesivo individualismo estén limitados para la salvaguarda
del resto.
¿Libertad Vs igualdad?
No tienen por qué ser
incompatibles estos dos valores. No se trata de igualar empobreciendo a los que no lo son, sino generando más riqueza. Las sociedades que menos declaman su
preocupación por los más pobres, suelen ser las que menos pobreza tienen, y a
la inversa; los que clamamos permanentemente nuestra irrenunciable causa por
los desvalidos, somos, en general, los que tenemos el triste privilegio de
tener las desigualdades sociales más enervantes y, en general, tendemos a
conservarlas, cuando no a aumentarlas. Creo que a esta altura es ocioso
recordar que no hay conquista social que pueda sustentarse sin prosperidad
económica y la prosperidad económica va de la mano de las libertades
individuales. Y cualquier “conquista social” que se logre sin aumento de la
productividad será, inevitablemente, a costa de otro sector social que lo
estará subsidiando.
Hay sociedades, del campo de las izquierdas, que han
logrado por su parte llevar los beneficios de la educación y hasta cierto punto
de la salud para todos, pero no han logrado ese estado de libertad que permite la
creación, la innovación permanente, que hace de veras avanzar a la humanidad.
¿Cómo es posible que en una sociedad tan denostada y criticada como la
norteamericana sea casualmente la que más innovaciones ha producido en los
últimos 150 años? ¿Tan mala es esa sociedad que hace ya más de doscientos años
dictó una Constitución que fue ejemplo para el resto del mundo? Podrá
criticarse que esa igualdad que proclamaba costó ya doscientos años para que,
recién ahora, le llegara a ciertas minorías étnicas. Pero, con idas y vueltas, sus
principios rectores se han ido abriendo paso y lo han sido para el resto del
mundo. Y nadie puede negar que, luego de haber ganado la guerra contra los
gobiernos fascistas de mediados del siglo XX, se retiraron y permitieron a sus
derrotados rehacerse y tener instituciones que dieron libertad a sus pueblos. Y
no podemos decir lo propio de los pueblos ocupados por los que iban a traer el
bienestar a las clases proletarias del mundo. Esos pueblos no pudieron elegir
su destino. Esos fueron sofocados a sangre y fuego cuanta vez quisieron
rebelarse contra sus opresores (recuerdo los casos de Hungría y Checoslovaquia,
aunque, seguramente, habrá más), hasta que sus propios tiranos se derrumbaron
víctimas del fracaso de un sistema que no permitió jamás aquella libertad
individual y creadora de que hablamos al principio ni la prosperidad prometida.
Claro que la gran potencia capitalista tiene sus pecados y muy grandes. ¿Quién
no los tiene? Fue la promotora y sustentadora de innumerables dictaduras en
nuestro continente, por el solo hecho de que se oponían al comunismo. Pero
achacarle todos los males del mundo sin reconocerle lo bueno que ha legado, es
de una necedad difícil de explicar.
Queda claro, al menos
para mí, que los sistemas colectivistas o de izquierda no han sabido dar esas
respuestas de prosperidad que habían vaticinado sus promesas ya centenarias.
Cualquier igualdad que se haya podido lograr, ha sido hacia la baja. Pocas
innovaciones nos han llegado desde los países comunistas o socialistas. En
materia de medicina, en ciencias en general y en la tecnología el gran aporte
sigue siendo de occidente.
Mientras tanto, los
países capitalistas han progresado notablemente disminuyendo las diferencias sociales
fronteras adentro. Seguramente se dirá que ello se debe a la explotación
inmisericorde que hacen de los países pobres. Y algo de ello hay, sobre todo en
su pasado colonial. Pero ¿es Corea del sur un país imperialista que explota a
los subdesarrollados del mundo? ¿No era este país uno de los “explotados” por
los imperialismos hace pocas décadas? ¿Son imperialistas Australia y Nueva
Zelanda? ¿Qué sistemas políticos y económicos son los que existen en Canadá?
¿Hay en esos países tanta desigualdad social como en la mayoría de nuestros
países latinoamericanos? La salida vertiginosa de millones de indios de la
pobreza y su ingreso a las clases medias ¿se dio dentro de un régimen de los
que cacarean la justicia social y la redistribución del ingreso o fue, precisamente
cuando abandonaron los gobiernos socialistas antimercado? ¿O se trata de regímenes
que saben, sin pregonarlo todos los días desde un micrófono, cómo hacerlo y
simplemente lo hacen? ¿Cuándo comenzaron a crecer los chinos a tasas ídem? ¿No
fue cuando dejaron de lado la teoría de la dependencia y comenzaron a trabajar
en serio en pos de esos objetivos?
¡Cuántas preguntas que,
en nuestros países, parecen no tener respuesta! Mientras tanto, en otras
latitudes, se pusieron manos a la obra hace ya décadas.
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¿Comenzaremos algún día a
transitar ese recorrido, o seguiremos tropezando con la misma piedra?
1 comentario:
Buenos Dias! En primer lugar debo felicitar a quien efectua los comentarios, ya que siembra la semilla de un apasionante debate, tan viejo como la humanidad misma.
Pero debo decir que si bien comparto alguno de los conceptos vertidos, no creo que se plantee solo entre izquierda o derecha el avance o la evolución de quienes habitamos este planeta. Lamentablemente tantas guerras y tanta discordia no hacen mas que tratar de imponer una forma o estilo de vida sobre otros, y justamente la palabra imponer es la que mas me hace ruido, es mi opinión que ni la izquierda ni la derecha, ambas con sus modos y formas deben "imponer" sus ideas sobre otros, pues hay suficientes demostraciones de los resultados que esa imposición dejo a la humanidad. Por otra parte celebro todos los avances desde el punto de vista tecnológico, humanitario,y de cualquier indole que ha desparramado la derecha en el mundo y tambien celebro todos aquellos logros de igualdad que proclama la izquierda y que fueron en muchos casos mal implementados por quienes ostentaron el poder.
Los humanos debemos saber convivir y esa tarea nos cuesta mucho trabajo y tiempo de evolución, esa evolución no se va a lograr ni por derecha ni por izquierda, esa evolución llegará ( y estoy seguro) cuando todos entendamos que lo que hay al lado nuestro es otro ser humano que piensa, siente y razona de una manera diferente, desde ya que lo que mas nos cuesta es la aceptacion del otro. Debo decir que los metodos conservadores y de corporativismo que la derecha ha implementado a traves de los tiempos no fueron beneficiosos para todos, los paises que han logrado un progreso ( y lease progreso y no evolución) lo han hecho con medidas no muy "santas" .
Creo que la busqueda de nuevos caminos de entendimiento entre todos hará de este mundo un lugar digno y placentero para vivir, mientras tanto seguiremos navegando en aguas turbulentas que no conducen a buen puerto.
Gracias por permitir expresarme.
DANIEL PROVERA
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