martes, 1 de noviembre de 2022

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La rebelión de Atlas.  De Ayn Rand.

Con formato de novela, la autora crea una ficción con el claro propósito de exponer sus ideas filosóficas. Es algo extensa, pero no deja de ser una gran obra. Como ficción, mantiene (casi siempre) el interés por el desarrollo de las situaciones. Como ensayo, tiene una profundidad notable al analizar las relaciones de la sociedad con el individuo. Describe una sociedad que va paulatinamente cayendo en las teorías de que el colectivo está por encima del individuo, y que los valores del individualismo son egoístas y perversos. Los mejores cerebros que permitieron el gran desarrollo de la sociedad industrial, al verse cada vez más acotados en sus libertades de crear y comerciar, van desertando uno a uno y forman una sociedad paralela según sus principios. El caos se va adueñando del resto del país –y del mundo– al verse a merced de burócratas que solo anhelan quedarse con los logros que no han conseguido. Desde luego que hay exageraciones (pero para eso están las ficciones), pero no deja de exponer con brillantez sus ideas.

Cuando habla del dinero, por ejemplo, uno no puede dejar de recordar al papa Francisco cuando dijo que “El dinero es el estiércol del diablo”. Por el contrario, a través de uno de sus personajes, Rand nos dice: 

El dinero es solo un instrumento de intercambio que no puede existir a menos que existan bienes y personas capaces de producirlos. [...] No son los pordioseros ni los saqueadores los que dan valor al dinero. [...] En tanto los hombres vivamos en sociedad y necesitemos medios para tratar unos con otros, el único sustituto, en caso de abandonar el dinero, son las armas. Cuando vea que el comercio se hace, no por consentimiento de las partes, sino por coerción; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes no producen nada; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.

Y de los sindicalistas dice uno de sus personajes (empresario): 

Observé cómo los sindicatos ganaban todas las acciones judiciales en mi contra, debido a mi propia habilidad para hacer que su subsistencia fuera posible; vi que el deseo por tener el dinero que no podían ganar era considerado lícito, mientras el que ganaba yo era calificado de fruto de la codicia, y me di cuenta de que los políticos me hacían guiños diciéndome que no me preocupara, que si yo trabajaba más duro, los superaría.

Y acerca del Pecado Original:

El nombre de este monstruoso absurdo es 'Pecado Original'. Un pecado sin tener opción es una bofetada a la moral y una insolente contradicción: algo que está fuera de la posibilidad de elección, está fuera del territorio de la moral. Si el hombre es malvado de nacimiento, no tiene voluntad ni poder para cambiar; y, si no tiene voluntad, no puede ser bueno ni malo: los robots son amorales. Considerar la naturaleza del hombre como su pecado es una burla a la naturaleza. Castigarlo por un crimen que cometió antes de nacer es una burla a la justicia. Considerarlo culpable en una cuestión en la que no existe la inocencia, es una burla a la razón. Destruir la moral, la justicia, la naturaleza y la razón por medio de un único concepto, es una hazaña del mal difícil de igualar. 

Habla de los místicos del espíritu y los del músculo así:

El bien, dicen los místicos del espíritu, es Dios, un ser cuya única definición es que está más allá de los poderes de comprensión del hombre; tal definición invalida la conciencia humana y anula sus conceptos de existencia. El bien, dicen los místicos del músculo, es la Sociedad, una cosa a la que definen como un organismo que no posee forma física, un súper ser no corporizado en nadie en particular y en todos en general, excepto tú. [...] Tu recompensa, dicen los místicos del espíritu, te será dada más allá de la tumba. Tu recompensa, dicen los místicos del músculo, se te dará en la Tierra… a tus tataranietos.

Desarrolla notablemente el concepto del valor moral del trabajo, del papel de artistas y empresarios, del valor de los errores, del derecho de propiedad y otros conceptos que sería largo enumerar. En resumen, es una obra de lectura más que recomendable.

Afrodita desenmascarada de María Blanco

La autora desarrolla el tema del feminismo desde la óptica del libertarianismo y critica severamente a las feministas radicalizadas más por sus métodos que por sus objetivos, aunque también a estos los somete a crítica. 

Rescato algunas precisiones que hace para aclarar la confusión reinante, que suele ser deliberadamente provocada por algunas activistas. Por ejemplo, que el patriarcado, «no necesariamente implica opresión ni machismo», sino que deriva de la organización y división del trabajo en épocas prehistóricas. ¿O será que algunas quieren demostrar que el hombre es malo y la mujer buena, por el simple hecho de serlo? 

Veamos estos párrafos. 

Porque el sentimiento de los celos, el sentido de vinculación entre hombre y mujer, está asociado con nuestra parte más animal y primitiva, de la que tenemos que estar orgullosos en la medida en que nos ha salvado la vida y nos ha permitido adaptarnos hasta ser quienes somos hoy, pero siempre sabiendo que ese «quienes somos» incluye la capacidad para canalizar y controlar la «animalidad». Y lo cierto es que ese vínculo funciona como un dispositivo que actúa de modo diferente en hombres y en mujeres: él quiere reproducirse lo máximo posible, y, si se une a una mujer y ésta queda embarazada, quiere estar seguro de que esa criatura es suya y no de otro; porque uno va a cazar el mamut, que es una actividad muy arriesgada y con pocas probabilidades de éxito, por su prole, pero no vale que le cuelen un niño que no es suyo. Ella quiere ser fecundada por un hombre que se quede a su lado para que la crianza sea compartida, porque durante un tiempo no va a poder trabajar con la misma fuerza y capacidad de siempre. La resultante de estos dos deseos genera que la mejor solución sea la de formar un núcleo familiar. Así que, a cambio, ella guarda fidelidad, pero tampoco admite la infidelidad de su hombre, no vaya a ser que encuentre una mujer más atractiva o joven a quien fecundar y la deje sola con los críos. La familia es la solución eficiente, y, conforme la especie humana ha ido evolucionando, las familias se han ido organizando en clanes (o familias extensas), tribus, aldeas y pueblos. Y, mucho tiempo después, los crecientes grupos humanos han conformado ciudades y países. 

[…] A los seres humanos del siglo XXI, tan modernos y capaces, nos molesta bastante que nos recuerden que tenemos un cerebro más preparado para lo primitivo que para lo moderno y que aún nos quedan vestigios de aquellos «circuitos neuronales» o hábitos mentales inconscientes. Y resultaría bastante estúpido juzgar a nuestros ancestros como machistas o feministas…

Otra 

Hemos pasado de defender que la policía u otros ciudadanos no den palizas a los homosexuales y que nadie legisle con quién se acuesta o comparte su vida el otro a que todos los madrileños financiemos un carnaval gay en la ciudad. 

Y uno más 

La violencia pasiva a quienes no piensan como tú, tanto por parte de la derecha más conservadora como por la izquierda más radical, ha llevado a que, quienes son de derechas o de izquierdas, pero no radicales, se sientan asediados. Y es terrible, porque ese grupo diverso pero moderado, es la mayoría de la población. Los que no somos de un lado ni de otro, somos versos sueltos, no contamos; pero el común de los mortales, por afinidad, por costumbre o por lo que sea, se siente más identificado con la derecha o con la izquierda, normalmente sin estridencias, con esa sensatez de quien se toma la política con cierta distancia y se preocupa, sobre todo, de que sus hijos sean gente de bien y de vivir con honradez; y esa gente vota lo que hay. Es esa clase media burguesa la que, de repente, se siente agredida por las facciones políticas más radicales, las cuales buscan levantar polvareda. Y de ahí que, tanto quienes no somos ni de derechas ni de izquierdas en absoluto como quienes lo son pero moderadamente, nos sintamos como el jamón del sándwich. Y es por eso que muchas mujeres, tanto españolas como de varios países latinoamericanos, no quieren que se les asocie con la palabra feminismo.

En busca de los neandertales. De C. Stringler y C. Gamble. 

Es más un tratado científico con discusión de diferentes teorías acerca de la evolución del hombre que una obra de divulgación. No obstante, se saca algún provecho de su lectura. Vemos de qué manera influyen los cambios climáticos en nuestra historia natural. Se revaloriza la imagen de los neandertales como seres inteligentes y muy exitosos como especie, ya que habitaron nuestro planeta, casi siempre en condiciones climáticas mucho menos favorables que las actuales, durante más de doscientos mil años, cosa que nosotros todavía no hemos superado. 

La pasión según Carmela. De Marcos Aguinis.
Como no podría ser de otra manera, tratándose de este notable autor, es una novela fascinante y con características de no ficción. Ubicada en los finales del régimen de Fulgencio Batista y los comienzos del castrismo, nos cuenta las pasiones y vivencias de jóvenes, atrapados por la mística de las reivindicaciones sociales y de la lucha contra las dictaduras. Cómo esa pasión no les permite ver (aunque en realidad sí ven, pero no lo quieren admitir) que el nuevo régimen instalado no es ni parecido a lo que imaginaron y por lo que lucharon. Solo cuando la represión y la injusticia de la nueva dictadura caen sobre ellos, llegan a la triste conclusión de que, así como arriesgaron sus vidas en la lucha guerrillera, ahora la deben arriesgar para huir de ese régimen que tiene como métodos los mismos del fascismo.

La amante del populismo. De Marcos Aguinis.

Novedosísima, para mí, la “construcción” de este ¿relato?. Se trata de una entrevista imaginada entre el autor y un personaje muerto hace 60 años. Es una de las tantas amantes de Mussolini que, enamorada del Duce, lo ayuda –gracias a su vasta cultura– a la creación del fascismo. Ella está animada de las mejores intenciones y reconoce, luego de las desviaciones horribles del régimen, que estuvo equivocada, no es sus convicciones, sino en la idea que tuvo de Mussolini, tal vez, cegada por su amor. Describe muy bien la personalidad notable y avasallante del líder del movimiento, así como su falta total de escrúpulos y ausencia de sentimientos de culpa o arrepentimiento. «La mentira y la ausencia de culpa residían en el fondo de su psiquismo y en el fondo del populismo». Se creía infalible y solía decir que alguna vez le «gustaría estar equivocado». Analiza también la influencia que tuvo este régimen para la construcción de otros similares, populismos al fin. Una de sus características comunes es la de considerar al pueblo o a la masa, como una entidad que no debe pensar, sino creer y a la que hay que conducirla por los senderos que el líder, infalible desde luego, le indique.

Dice que «el fascismo no pretende coherencia sino el poder». Esto lo notamos con claridad al ver la impudicia con que se cambia de opiniones según la conveniencia del momento.

Cito:

Era un oportunista en el más estricto sentido de la palabra, como vengo diciendo. Este rasgo se mantuvo vigente en todas las formas del fascismo llámense de derecha o de izquierda, de su tiempo y de futuro. [...] Proclamó en esa oportunidad: "Nos damos el lujo de ser aristocráticos y democráticos, reaccionarios y revolucionarios, legalistas e ilegalistas, de acuerdo a la circunstancia del tiempo, de lugar y del ambiente en la que estemos obligados a vivir actuar". 

Respecto de la Marcha peronista:

Esa letra es estimulada por una música hipnótica. Se inyecta el nombre del líder de forma reiterada. Reemplaza los latidos del corazón: ¡Perón, Perón! Nada respecto a la ideología, solo existe la frase «combatiendo al capital», que no refleja una firme tendencia, sino una tendencia oportunista, cambiable. 

El peronismo: 

…fue un populismo corrosivo. Duró más que los demás y alcanzó a revelar el daño profundo que puede causar a cualquier sociedad. Desde el principio fue evidente su proclividad a la corrupción. Como ejemplo notable cito a Evita, cuyos guardarropas estaban atestados de pieles y sus cajones de joyas. No sentía culpa ni vergüenza por ello. Pero [...] se inmortalizó como protectora de los pobres. ¿Cinismo? ¿Teatro? Los funcionarios del régimen, de la cumbre al piso, se enriquecieron y esa fue la enfermedad que tuvieron cada vez que mantenían o recuperaban el poder. Sus acciones no apuntaban a disminuir la pobreza, sino a convertir a los pobres en sus soldados. Sus acciones solo consiguieron debilitar la democracia, la cultura, el mérito genuino, la mística del trabajo. Jamás lograron un crecimiento sostenido, sino la decadencia en todos los campos. La mentira y la demagogia respondían a su juego binario: más riqueza para acumular más poder y más poder para acumular más riqueza. 

En uno de sus últimos párrafos, dice:

Era el Mussolini que tras sus sueños desorbitados había enlodado la Italia de Dante Alighieri y el renacimiento, de compositores de ópera sublimes y un pueblo que amaba la buena comida, los paisajes, la danza y los versos, en una infernal tragedia.


miércoles, 26 de octubre de 2022

Náufrago inesperado

Yo acababa de terminar la primaria, portando orgullosa la bandera de mi patria, aunque en realidad solo fui escolta porque el peso de la susodicha no me permitía sostenerla con elegancia… Tuve que relegar semejante honor en un compañero de banco, también buen alumno, aunque menos destacado en el arte de contar, cualidad que en mí se ha desplegado con absoluta intensidad…

Luego, fui premiada con un viaje a Mar del Plata, junto a dos de mis hermanas, Isabel e Irma, adolescentes y responsables de guiarme sana y salva, hasta la casa de Dora, la mayor de la familia y ya casada que llevaba adelante con mucho entusiasmo, un próspero negocio de tintorería, el cual se había activado como una interesante salida laboral para la gente de la colectividad nipona.

Luego de llegar, casi al mediodía de un día nublado, en el que una lluvia ligera opacaba la asistencia al balneario de los innumerables turistas que ya invadían la ciudad, nosotras tres nos fuimos a la playa.

Aún había nubes en el cielo, el viento soplaba con cierta intensidad, lo cual había provocado un notable descenso de temperatura que desalentaba a quienes aún se atrevían a caminar por la rambla. Pero nosotras, jóvenes y empecinadas, recorrimos la orilla y hasta nos mojábamos los pies, aunque ahí terminaba nuestra audacia, porque el agua estaba bastante fría.

Yo caminaba adelante, juntando piedras para luego arrojarlas al mar, hasta que, en un risco, me pareció ver una gaviota escondida y allí fui a comprobarlo…

Pero no era una gaviota, era un pingüino…

También yo me sorprendí bastante al hallarlo, porque este tipo de ave al que solo había podido contemplar en el zoológico, no había sido visto en ninguna playa de esta ciudad…


Mis hermanas se unieron a mí de inmediato, todas coincidimos en que algo le había ocurrido a este animal, para que estuviera detenido en este lugar y tan quieto… Me acerqué y él solo hizo un leve movimiento con su cabeza, pero no retrocedió y ni siquiera intentó alejarse de nosotras…

Entonces, descubrimos que tenía una herida sangrante en su pata derecha, cubierta de arena, en la que exhibía un corte profundo hacia arriba…

El animal emitió un graznido, pero no se movió del sitio, entonces yo extendí mi mano y lo toqué con mucha cautela, a lo cual él respondió con una mirada asustadiza, pero sin moverse del lugar en donde se hallaba…

Comprendimos de inmediato, que le dificultaba bastante caminar, por lo que en un impulso acaricié con suavidad su húmeda cabeza, para luego levantarlo con mucha delicadeza…

¿Pero, a dónde iríamos con él?

Improvisando un sostén con mi remera, lo puse junto a mi pecho y él ni siquiera se movió, solo sentí que su cuerpo húmedo, temblaba un poco…

Por supuesto, lo llevamos a la tintorería y las tres coincidimos en que la pileta en el que se sumergía la ropa antes de ser lavada, era el lugar adecuado para que él permaneciera hasta que su herida se curara.



No queríamos contarle de inmediato a mi hermana mayor, porque temíamos que no nos permitiera tenerlo…

Pero luego de pensarlo un poco, coincidimos en que sería mejor que ella lo supiera, esperando que nos permitiera conservarlo hasta su recuperación.

Y así fue. Aunque ella no podía creer que habíamos hallado, nada más y nada menos que un pingüino en esa playa, aceptó que lo conserváramos hasta que sanara. Fue un huésped mimado y atendido con esmero, traíamos para él, cornalitos y otros peces pequeños que devoraba con verdadero entusiasmo.

Además, ya caminaba con más agilidad, aunque seguía rengueando, recorriendo la tabla que habíamos puesto en el borde de la pileta.

Pero su destreza era nadar, esperando los obsequios que le llevábamos para su deleite, peces y hasta una manzana que cortamos en trozos y él engulló con bastante voracidad…

Los meses pasaron, su herida mejoró notablemente y casi se desplazaba con normalidad, así que mi hermana mayor insinuó que ya debíamos llevar al pingüino, nuevamente al mar…

Era una decisión difícil, porque nos habíamos acostumbrado a él, luego de esta larga estadía. Aún así, comprendimos que eso era lo mejor, para que pudiera regresar con su familia y continuar con su vida…

Después de una lluvia ligera, una tarde de ese incipiente otoño decidimos llevar a nuestro huésped a la playa, al mismo sitio en donde lo habíamos hallado, para que se orientara hacia su destino.

Elegimos un día nublado y fresco, tratando de evitar que hubiera otras personas observando la situación. Fuimos las tres, para despedirnos y desearle buena suerte, en su largo viaje de regreso…

Apenas lo depositamos en la playa, caminó entusiasmado hacia el agua, hasta que de pronto, giró la cabeza y nos miró fugazmente…

Un graznido agudo nos indicó, que este era su adiós…

Nos quedamos observándolo, hasta que se sumergió en el intenso oleaje que envolvió su pequeña figura, internándose por completo en el agua, hasta que no lo vimos más…

Finalmente retornaba a través del mar, hacia ese mundo tan anhelado, que se llama hogar…

sábado, 22 de octubre de 2022

Salvataje

A casi 40 años de la recuperación de la democracia, debemos admitir que sus resultados han sido pobres, para usar un término no tan apocalíptico.

Hemos retrocedido en poder adquisitivo, en seguridad, en educación y, seguramente, en cuanto parámetro se nos ocurra tomar como medición de la calidad de vida.

¿A nuestra dirigencia le pasó lo mismo que al común de la gente? La respuesta es obvia; a ellos les ha ido notablemente bien.

Entonces cabe preguntarse ¿Han fracasado los políticos? ¿O este era su plan?

Si considerásemos la situación económica de nuestros políticos, ya sean diputados, senadores, gobernadores, intendentes, concejales o lo que fuere, seguramente nos encontraríamos con individuos con una sólida, cuando no brillante posición.

Todo ello me llevó, ya hace un tiempo, a la siguiente reflexión:

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Comparar nuestra situación político-económico-social con un naufragio, no es, probablemente, muy original. Sin embargo, es tentador. Y el naufragio emblemático es, seguramente, el del Titanic. Imaginemos por un momento que, conocida la terrible realidad de tener que abandonar la nave, el capitán y sus oficiales dan las instrucciones iniciales a sus marineros. Estos acuden a informar a los pasajeros, y comienzan las primeras tareas de organización del abordaje a los botes salvavidas. En este momento, los pasajeros y los marineros ven que los más seguros y mejores botes han sido ocupados ya por el capitán y sus primeros oficiales. Más aún, desde la comodidad y seguridad de su situación, siguen dando órdenes y directivas acerca del salvataje. Y, todavía peor: teorizan acerca de las responsabilidades echándose mutuamente la culpa. 

Ante esta situación, ¿cómo deberían reaccionar los marineros y pasajeros? ¿Encuentra el lector alguna semejanza con la realidad argentina?

Nuestro país no corre ciertamente el riesgo de naufragar en las frías aguas del Atlántico Norte, ni sus habitantes están a punto de morir congelados en dichas aguas. Nuestro transatlántico naufraga en las hirvientes aguas de la depresión, el hambre, la desocupación, la deserción escolar, la delincuencia sin control y el narcotráfico. Nuestros capitanes y oficiales sin embargo, se encuentran cómodamente a salvo de la situación, dentro de sus quintas, en sus “countries”, a bordo de sus 4x4, o en sus bancas de legisladores, arropados por sus dietas y sus fueros. Nos dan instrucciones y pontifican recetas magistrales, que no se pueden llevar a la práctica por culpa del imperialismo, del clericalismo, de la oligarquía, de los anarquistas, del militarismo, del neoliberalismo o de la paleontología.

Si no tuviéramos obreros paupérrimos con sindicalistas millonarios;

Si no tuviéramos agentes miserables con comisarios riquísimos;

Si no tuviéramos sindicalistas, concejales, diputados, senadores, jueces, intendentes, presidentes y todos sus colaboradores, jardineros, choferes, familiares y amanuenses ubicados en los mejores botes salvavidas, mientras los hombres y mujeres comunes luchan denodadamente tan solo para mantenerse a flote (sin conseguirlo muchas veces);

Si no tuviésemos esa realidad, podríamos creer simplemente que nuestros capitanes nos condujeron con ineptitud.

Pero al ver sus realidades, cuesta creer que esto no haya sido parte del plan.

Al ver esas realidades, cuesta simplemente creer…


sábado, 15 de octubre de 2022

La nefasta oligarquía

Hace un tiempo publiqué esto en FB, pero me veo tentado a reproducirlo...

Un DT de fútbol –al menos los de equipos de primera línea– gana cifras elevadísimas. Igual que los futbolistas estrella, o los destacados en cualquier disciplina deportiva con altos índices de fervor popular. También los jóvenes creativos que crean o desarrollan distintos software o aplicaciones para teléfonos celulares o el CEO de cualquier gran empresa. Pero, todos ellos, tienen en común que su desempeño tiene que estar a la altura de lo que se espera de ellos, requisito sin el que dejarían de existir sus elevados sueldos o ganancias. 

No ocurre lo mismo con los políticos. Esa sí que es una verdadera corporación que cosecha éxitos para sí; es la verdadera oligarquía que hoy tiene poder. Una vez alcanzada la posición, desde un simple concejal o un ministro, un diputado, o director de una empresa pública (de esas que tanto abundan en nuestros gobiernos progres) ganan sueldos que suelen ser diez veces el mínimo y más también. Pero no están sometidos a la auditoría de su gestión, tienen fueros y pasajes, visas, jubilaciones especiales y otros privilegios que no pierden por desastroso que sea su desempeño (recordemos que son ellos mismos los que legislan sus propios privilegios). 

Mucho se despotrica desde sus tribunas acerca de las oligarquías que siempre están contra el pueblo, que solo aspiran al sufrimiento perpetuo de las clases populares y que siempre están contra los gobiernos consustanciados con los pobres y marginados. Esa oligarquía pudo haber sido la de los terratenientes, la clerical en aquellas épocas del temprano peronismo o los “factores concentrados de la economía”, según repiten hoy sus voceros.

Lo concreto es que hoy, la única oligarquía que ejerce poder tangible y antipopular, es la oligarquía política (y la sindical, a su cobijo), encarnada particularmente en el nefasto PJ y todas las variantes con las que se disfraza para afianzar sus intereses: isabelismo, lopezrreguismo, menemismo, kirchnerismo, cristinismo, etc.

Estas camaleónicas transformaciones son tan útiles que les permiten no hacerse cargo de la secuela de atraso, miseria y marginación que dejan tras su paso. Pero saben muy bien regular para sí los salarios, las tarifas, las políticas públicas de todo orden, discursear majaderías, derrochar palabras vanas y hermosas buenas intenciones en sus arengas, aunque jamás dejen de hacer buenos negocios para sí y para sus empresarios amigos.

Ellos son los verdaderos enemigos de las causas populares, los que actuando a sabiendas de que están preparando siempre la próxima crisis –que pagaremos todos en su beneficio personal–, saben que el brazo largo de la justicia, no suele ser tan largo para ellos; y que las cortas piernas de la mentira, no lo son tanto como para que se caigan antes de la próxima elección. El que venga detrás, ya se las arreglará para poner de nuevo en marcha la noria. Y esa noria hambrea y mata.

Me parece que esta película, ya la ví.


domingo, 9 de octubre de 2022

Frases

Juan José Sebreli  Citas tomadas de: Crítica de las ideas políticas argentinas

La educación según Sarmiento:

En repetidas oportunidades Sarmiento señaló la desidia de las clases dominantes por la educación popular y denunció una injusticia plena de actualidad, la universidad gratis para los hijos de las clases altas, contrapuesta al abandono de las escuelas primarias públicas donde solo van los pobres.

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De la misma obra:

El peronismo, campeón luego de las privatizaciones, atacaba desde el Parlamento los intentos de Alfonsín por privatizar Aerolíneas y Entel. La inagotable ironía de la política permite recordar estas palabras del senador Eduardo Menem: «La soberanía nacional no se vende, no tiene precio, no se enajena, ni se la debe poner en peligro (…) ¿Por qué buscamos afuera lo que podemos tener en nuestro país? El Justicialismo no les ha puesto ni les pondrá jamás una bandera de remate (a esas empresas) porque está en juego la soberanía del Estado».

Ya se sabe lo que hicieron después y precisamente durante la presidencia de su hermano.

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Hernando de Soto en: El misterio del capital

Cuando uno deja Frankfurt y aterriza en El Cairo, lo que queda atrás no es el mundo high-tech del fax y de las neveras, de la televisión y de los antibióticos. Los egipcios, en principio, pueden acceder a todas esas cosas. Lo que uno realmente deja atrás es un mundo donde hay transacciones legales y obligatorias sobre derechos de propiedad. Los créditos hipotecarios y los domicilios verificables que generan una riqueza adicional están fuera del alcance incluso para cairotas que podría parecer que viven cómodamente.

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Mario Vargas Llosa

El eslogan de mayo del 68 extendió al concepto de autoridad su partida de defunción y legitimó la idea de que toda autoridad es sospechosa. No destruyó el Estado, pero sí la educación.

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Otra del mismo autor:

...el racismo no es nunca racional, no está jamás sustentado en datos objetivos, sino en prejuicios, suspicacias y miedos inveterados hacia el "otro", el que es distinto, tiene otro color de piel, habla otra lengua, adora a otros dioses y practica costumbres diferentes. Por eso es tan difícil derrotarlo con ideas, apelando a la sensatez. 

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Aristóteles

Siendo Platón y la Verdad amigos míos; es mi deber poner por delante a la verdad. 

Notable lección que nos alerta acerca de que no hay “líderes infalibles”. Tampoco los papas lo son.

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Varios:

Leonardo da Vinci«Quien en verdad sabe de qué habla, no encuentra motivo para levantar la voz». 

Ubaldini«Coincido totalmente, aunque no esté del todo de acuerdo». 

Séneca«Para quien no sabe a dónde va ningún viento es favorable».

Einstein«Dios no juega a los dados».

Niels Bohr«No le digas a Dios lo que tiene que hacer con los dados». 

Buda«Uno hace más fuerte a alguien cuando lo ayuda un poco. Pero lo debilita si lo ayuda mucho».

Dostoievski«Más vale equivocarse al perdonar que al castigar».

Proverbio citado por A. Soljenitsin: «No temas a la ley, sino al juez». Pero, a renglón seguido, viendo lo inaudito de las leyes soviéticas, lo rectifica: «No temas al juez, sino a la ley».



lunes, 3 de octubre de 2022

Teoría del valor trabajo

Tengo absolutamente claro que en este tema «toco de oído», pero me gusta hacer algunas reflexiones de vez en cuando.

De la teoría de que solo el trabajo produce el valor de cualquier bien o servicio surge la idea de la plusvalía, tan cara al marxismo, y de ello se desprende que toda ganancia empresaria es el fruto de la parte del trabajo que no se le pagó al obrero. Es decir, que la ganancia o lucro de una empresa es, lisa y llanamente, por explotación del trabajador.

En su momento Marx vaticinó que, en su insaciable apetito de ganancia, la burguesía capitalista llevaría a un grado de despojo tan grande a los trabajadores de los países industrializados, que el sistema terminaría por explotar y dar paso a la ansiada Revolución y posterior «Dictadura del Proletariado». Nada de eso ocurrió en las sociedades verdaderamente capitalistas, sino todo lo contrario. Allí, donde se practica tanta libertad de mercado como sea posible, es donde el proletariado vive mejor y donde el capitalismo mostró su verdadero éxito y superioridad moral. Y, además, el proletario invariablemente NO VOTA ideas marxistas. Como dijo alguien: «El proletario no sueña con cambiar la sociedad; sueña con cambiar el auto».

Donde sí se instaló algún sistema marxista, no fue por una revolución encabezada por el proletariado, sino que fueron encabezadas por auténticos burgueses y no se instaló la ansiada «Dictadura del Proletariado» sino una dictadura de la «nomenclatura».

Aquella teoría tiene, a mi parecer, ciertos problemitas que los marxistas no explican, amén de sus reiterados fracasos.

¿Cuál sería y quién determinaría cuánto es el valor justo de la hora/hombre trabajada?

Si toda la ganancia de una empresa se tuviera que distribuir entre los trabajadores, no quedaría ningún estímulo para que un empresario emprendiera y no se crearían fuentes de trabajo. Es muy fácil pedir que «se expropien los medios de producción para ponerlos en manos de sus trabajadores». Se trata de la expropiación de dichos medios, previamente creados, y no por el proletariado. El trabajo previo de imaginar la creación de una empresa y concebir los productos que serán demandados por posibles clientes y la valentía de asumir los riesgos, no se tiene en cuenta ni se verá gratificado. Total es fácil decir que el conjunto de los trabajadores podrá administrar tanto o mejor que sus originales dueños un emprendimiento en marcha. Pero, ¿cuántos nuevos emprendimientos se crearían?

Por otra parte, da la sensación de que los más postergados de los países subdesarrollados, eligen los «infiernos capitalistas» para emigrar; no se ven austríacos, belgas o alemanes emigrando hacia países con regímenes socialistas del África subsahariana o a Corea del Norte, sino todo lo contrario. 

En el terreno de las suposiciones:

Juan tiene que producir trigo en un campo contando solo con una pala para ello. Él trabaja 100 horas para producir 100 Kg de trigo. Imaginemos que el valor «justo» de la hora de trabajo fuese de $ 1. Luego, su trigo valdría $ 1 el Kg.

Siguiendo con las suposiciones, imaginemos que Pedro también produce trigo, que trabaja también 100 horas, pero cuenta con un tractor. Resulta que, en nuestra suposición, Pedro logra producir 10 toneladas de trigo. Es decir, 100 veces más que Juan. Luego, el valor de su trigo debería ser $ 0,01 el Kg. Si se pretende cobrar más ¡horror se está explotando a Pedro! 

Pero, hay otro problema: ¡Juan pondría el grito en el cielo por la competencia desleal! ¿Cómo va a poder vender su trigo a $1 el Kg (valor "justo" si los hay), cuando el vecino lo vende a $ 0,01?

¡¡¡Urgente que intervenga el Estado!!! 

Otro ejemplo (plagiado de Miguel Anxo Bastos; la reproducción no es textual): 

En las costas de Okinawa, hay mujeres que bucean en busca de perlas. Una de ellas, se sumerge algo así como 10 metros y en cuestión de 2 minutos obtiene una perla. ¿Cuánto debería cobrar por ella? Si tomamos como ejemplo el valor trabajo del caso anterior ($1 por hora de trabajo) esta mujer debería cobrar algo así como 3.3 centavos (digamos 4) por la perla. pero sucede que hay quien está dispuesto a pagar 100 dólares. Quiere decir que aquí el valor de la hora trabajada es de ¡3000 dólares! Pero, todavía hay más. Supongamos que otra okinawense se sumerge y en los mismos 2 minutos consigue traer del fondo una piedra común y corriente: como ambas, la piedra y la perla, demandaron el mismo trabajo, ¿deberían valer lo mismo?

Este es un clarísimo ejemplo de que el valor es subjetivo, dependiendo de la apetencia que haya del producto y de su mayor o menor abundancia (oferta y demanda) y no exclusivamente del «valor trabajo».




sábado, 17 de septiembre de 2022

Más lecturas

El motín de la Bounty. De Nordhoff, C y Hall, J. 

Se trata de tres libros contenidos en un solo volumen que narran, en forma de novela, la historia de la fragata Bounty de la marina británica en el año 1789. El primer libro trata del motín, como su nombre lo indica, narrado por uno de sus tripulantes. El segundo, trata de la historia del capitán, a quien los amotinados dejaron a la deriva en una lancha con dieciocho tripulantes que le fueron leales. El tercero, trata de las peripecias de los amotinados con el barco capturado

1) El motín de la Bounty: este hecho real ha sido novelado magistralmente. Se mantiene el interés durante toda su lectura. La Bounty es una fragata de la Marina británica que navega por el Pacífico Sur en el año 1789. Su misión era recorrer rutas que habían sido anteriormente exploradas por el Capitán Cook con el propósito de mejorar las cartas náuticas que él había elaborado y, además, llevaba un botánico a bordo con la intención de traer algunos ejemplares del árbol del pan, para adaptarlo a otras posesiones británicas. El carácter tiránico y cruel del Capitán Bligh, quien no dudaba en azotar a los marineros casi hasta la muerte por faltas no demasiado importantes o que ponía en ridículo a sus oficiales ante toda la tripulación, fue el caldo de cultivo para que se gestara un motín que tomó la nave y a punto estuvieron de matar allí mismo al despótico capitán. Finalmente lo bajaron a una lancha de las que se usaban para desembarcar, con 18 tripulantes que le fueron leales. No todos los leales embarcaron con él, debido a que, su número, estaba por encima del límite de la capacidad de la lancha. Todo está narrado por uno de sus guardiamarinas leales que no pudieron embarcar con su capitán. Los amotinados sabían que, si eran capturados por las autoridades británicas, les esperaba la horca irremediablemente, por lo que su destino era refugiarse en alguna isla donde sus habitantes fueran amigables y donde no era probable que llegara alguna misión para capturarlos. Roger Byam, el guardiamarina narrador de la historia, es desembarcado en Tahití, y pasa cerca de dos años, durante los que llega incluso a contraer matrimonio con una nativa de alta clase social (el casamiento se realiza con los rituales locales) de cuya relación nace una hija. Llega al cabo un barco británico, que sabía del motín y estaba en busca de los amotinados y lo confunden con uno de ellos, razón por la que es capturado y con grilletes en manos y pies es llevado a Inglaterra para ser juzgado, recibiendo en la travesía un trato cruel y despiadado. Llegado a su país, se realiza el juicio, junto con otros tripulantes, algunos culpables y otros inocentes, aunque todos intentan demostrar que no lo son, para finalmente hacer frente a la sentencia. 

2) Hombres contra el mar: la genialidad de los autores radica, además de lo bien contada que está la historia, en que elige a otro personaje como narrador que es el cirujano de abordo que se embarcó en esa auténtica odisea por lealtad al capitán o a la Corona, sabiendo lo que significaba desafiar muchas millas de mar con un pequeño bote. Y aquí nos muestra al capitán Bligh como un auténtico héroe, que pudo llevar a cabo una misión imposible como es la de navegar más de tres mil millas con una cáscara de nuez. Se narra con maestría las privaciones y padecimientos que tuvieron que soportar a merced de un sol inclemente, así como de lluvias torrenciales o tempestades sin cuento.

3) La isla de Pitcairn: en el último libro de la trilogía, nos cuentan el destino y la vida de una parte de los amotinados que continuaron a bordo de la fragata capturada y que encontraron su destino final en la isla que da el nombre al libro tercero. Son narradas aquí las vicisitudes que vivieron en esa pequeña pero abundosa isla donde pasaron por auténticas odiseas, producto de la codicia y poca responsabilidad de algunos de los amotinados que llevaron a matanzas tan crueles como innecesarias.

La conclusión de la trilogía es que se trata de una verdadera joya de la narrativa, que sabe mantener en todo momento el interés del lector, con el condimento extra de que se basa sobre hechos reales.   

Todo bajo el cielo.  De Matilde Asensi. 

Otra novela de aventuras de la autora. Para pasar el tiempo. Demasiado fabulosa, tratando, sin embargo, de que todo sea explicable, en vez de dejar la fantasía volar, como en Las mil y una noches. Una pintora española, radicada en Francia, se ve envuelta en una poco creíble aventura en China, en busca de un tesoro fabuloso que, por su puesto, encuentra, tras sortear peligros indecibles. Contiene algunas moralejas contra el racismo y cierta admiración por la sabiduría de la cultura china. 

El inventor del peronismo. De Silvia Mercado. 

Interesante biografía de Raúl Apold, un notable y poco conocido personaje, verdadero Goebbels del peronismo en su primera versión. Cuenta la autora, con una minuciosa investigación histórica, toda la trama detrás del aparato de propaganda del régimen, de la construcción de los mitos, como la sacralización del 17 de octubre y de las figuras –excluyentes– de Perón y Eva. Nos cuenta pormenorizadamente la censura extrema de todos los medios de comunicación, para llegar al extremo con el caso de “La Prensa”. También las ya reiteradas manipulaciones del Poder Legislativo y la remoción de toda la Corte Suprema de Justicia (con el inverosímil argumento de que había reconocido al gobierno de facto del que el propio Perón había sido vicepresidente y del que se sirvió para catapultarse al estrellato) para designar jueces adictos de los que tanto iba a necesitar.

Algunas citas: 

La Década Infame tuvo una particularidad: permitió una libertad prácticamente total de expresión no sólo en el cine, sino también en la prensa y en los libros, aunque la práctica política estaba prácticamente prohibida.

Perón dijo que si aún había opositores es «porque todavía hay brutos que no nos entienden.

Del Epílogo, tomo:

Una cosa es buscar el respaldo de la sociedad, trabajar en la construcción de opinión pública favorable. Otra, muy distinta, es hacerlo ahogando las voces opositoras, anulando el debate, estigmatizando como enemigos a los que tienen opiniones o intereses distintos. 

«El otro» se expresa a través de cualquier medio de comunicación que no esté en manos del poder que gobierna –diarios, radios, canales, rumores, púlpitos– y siempre es motivo de inquietud de los gobiernos. Cuando se trata de dictaduras, está claro. La amenaza de cárcel y tortura domestica en forma automática a la prensa, que muchas veces ni siquiera necesita la censura explícita, porque la autocensura es la moneda diaria. 

[...] siempre los medios críticos serán más atractivos. Para oficialistas, están los gobiernos. Las audiencias siempre buscarán en la comunicación, justamente, aquello que el gobierno oculta o, simplemente, no dice. Los medios sólo son exitosos cuando representan a «el otro», las dudas, las preguntas, los valores, los temores de algún sector de la sociedad que, en democracia, buscan expresarse a diario, no solamente cuando toca votar. 

Se trata de una verdad sencilla. Sin embargo, difícil de aceptar en el salvaje mundo de la política nacional. Por lo menos, por los que triunfan en elecciones con amplio margen, como si el respaldo popular en las urnas otorgara el derecho de avanzar contra todo límite, buscando incluso cambiar las reglas con las que fueron elegidos. 

Réquiem para la política. De Abel Posse

Como siempre, el autor hace gala de una erudición y una visión de la política con una perspectiva histórica y mundial, tal su calidad de diplomático. 

Algunos pasajes estupendos:

Derrochamos energía en incidentes, querellas, rencores, agresiones. Tenemos una dirigencia política de autistas, soberbios cisnes que describen círculos en las aguas estancadas de la laguna sin cruzarse, sonrientes, ajenos al sentido dramático de esta Argentina desguazada que pretenden gobernar.

Los militares del golpe del 30 son como si hubiesen perdido un desfile: iban hacia la Roma de Mussolini y terminaron en el hábil gobierno de Agustín P. Justo, que supo hacer de nuestros años 30 un oasis de eficacia política. Un periodista tonto acuñó la frase de la “Década infame”. En vez de referirse a nuestro país debió dedicar esa calificación al mundo: fue el decenio más criminal de Stalin, el de los infames juicios de 1937 y el del auge del sistema Gulag. Piénsese en Alemania desde 1933 hasta 1945. En la Italia imperial y las matanzas en Etiopía. La España de la Guerra Civil, con su millón de muertos y su muestrario de “crueldad fraterna”. En la China de Chiang Kaishek entrando en Shangai y arrojando decenas de comunistas a las calderas encendidas de las locomotoras. En Estados Unidos, que desde la crisis de 1929 vivirá diez años de miserias, desocupación y criminalidad, al punto que, cuando Roosevelt consigue hacerlos entrar en la guerra, sienten alivio y una alegría nacional que será el impulso para transformarse en la superpotencia mundial». 

Como somos sinfónicos llorones, nos permitimos hablar de la “Década infame”, pero en realidad el hambre y la muerte masiva, esos jinetes del Apocalipsis, no alcanzaron nuestras playas. Nuestros amigos europeos nos miran perplejos al recordar lo que significó esa década para ellos en Alemania, Italia, en Rusia con los procesos de Moscú, la recesión en Estados Unidos, el hambre y la Gran Marcha China, la Guerra Civil española. Impúdicos, gritones, malcriados, exhibimos nuestras gripes políticas como una neumonía terminal.

Gracias por el fuego. De Mario Benedetti. 

Leer a Benedetti es un auténtico placer, y esta novela no es la excepción. Su prosa sencilla y profunda se deja leer como si uno estuviese deslizándose por un sedoso camino. En este libro hace gala de su gran capacidad para definir sus personajes y hacerlos razonar según sus propias perspectivas. Vemos al abuelo económica y políticamente exitoso, aunque con métodos sumamente censurables. El hijo, de una mentalidad más abierta y una moral más recatada, no aprueba sus métodos ni su traición a la imagen que de chico tuvo para su padre, pero se autocritica por no haber sido capaz de hacerse su propio camino y haber aceptado su ayuda para un emprendimiento. El nieto, muy volcado a ideas de la izquierda radicalizada de la mitad del siglo pasado, los critica a ambos. Hay que ver qué bien defiende cada uno su postura.

El enano.  De Pär Lagerkvist. 

Resulta ser un renegado que abjura de la condición humana y de todo lo bueno que esta pueda exhibir. Incluso llega a renegar de los enanos, siendo él mismo uno de ellos y relata con auténtica delectación la forma en que asesinó a uno de sus iguales. Alaba la guerra como una condición superior del espíritu humano. Es muy mordaz cuando describe la perversión en la corte y el rechazo visceral que le produce la visión de los banquetes pantagruélicos a los que se dedica la realeza así como también le produce rechazo cualquier manifestación del amor entre personas. 


Reflexiones preelectorales

Esto lo dije hace unos años, pero, con algunas modificaciones, viene bien a cuento ahora. Ya sé que copiar es plagio, pero no creo que yo mi...